Oiga Hombre, Toque el Acordeón
- Orlando Buelvas Dajud
- 21 abr
- 3 Min. de lectura
Para enfrentar el encierro basta la mĆŗsica, recuerdos, sueƱosĀ y un poco de imaginación.Ā

Hasta hace poco me persigue un sueƱo, lo vivĆ como se vive lo onĆrico; entre sensaciones vĆvidasĀ yĀ recuerdos confusos.Ā Hoy lo comparto.Ā
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Caminaba calleĀ abajo,Ā cuandoĀ al pie deĀ un quiosco,Ā vi un hombre acorazadoĀ queĀ portaba un acordeón.Ā Con un gesto de saludo fingió una cortesĆa, me acerque y le dije āoigaĀ hombre, toque el acordeón, estoy extraviado, cansadoĀ y noĀ seĀ queĀ hacerā.Ā
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Sin decir nada, se levantó. Era alto, delgado, sus barbas estaban desteƱidas, su cara describĆa pesares pasados. Luego,Ā de forma excepcionalĀ entono melodĆas confusas pero hermosas, diversas pero Ćŗnicas, melancólicas pero sensibles;Ā Ć©lĀ seĀ mantenĆaĀ callado, usaba la mĆŗsica para matar la soledad.
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Tocaba yĀ mientrasĀ caminĆ”bamosĀ yoĀ leĀ decĆa:Ā
Ā āĀ”Hombre toque el acordeón!ā, que estoy perdido, muestre el camino con sus ritmos, guĆeme a un lugar donde la vida sea simple por fin, donde la tranquilidad no haga falta, que la paz sea reina y no una ilusión, que la felicidad sea una realidad y no una promesa.Ā
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Ya el misterio de la noche nos cubre y noĀ quedaĀ mĆ”s queĀ aventurarnos a la incertidumbre de nuestro futuro.Ā MiĀ cuerpo estĆ” cargado yĀ misĀ ojos cegados.Ā PuedoĀ caminar,Ā pero no sé aĀ dondeĀ ir,Ā puedoĀ ver,Ā pero noĀ seĀ qué mirar. La vida cada vez asfixia mĆ”s, cada noticia es peor,Ā aƱoramos tanto el pasado, queĀ cada vez somos menos personas y mĆ”s recuerdos.Ā
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Ā”Hombre,Ā toque, toque el acordeón!Ā EmbriaguĆ©monos en la esperanza con la mĆŗsica de los pueblos. Las calles estĆ”n sucias yĀ solas, los cuerpos estĆ”n encerrados y las mentes encadenadas.Ā Caminemos libres,Ā sin rumbo, el tiempo abunda.Ā
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Ā”ToqueĀ laĀ canción!, que nos acompaƱen esas notasĀ bajo las estrellas prófugas del destino. Mis pies cada vez duelen mĆ”s, pero estoy listo para seguir, aunque mis pasos dejen un rastro rojo de pesar. No me importa perderme para siempre, ya ha sido suficiente y no hay nada queĀ lamentar.Ā
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Ā”Hombre, toque el acordeón!, no habrĆ” problema. Enfrentemos las ruinas de la desdicha y olvidemosĀ la tristeza de nuestros tiempos. Desfilemos, descubramos lo imposible y encaminemos aventuras.Ā Lo estarĆ© siguiendo mientras el tiempo se desvanece en mis manos.Ā
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Toque usted su canción para bailar generación tras generación, para ser incomprendidos. AsĆ, olvidar de momentoĀ nuestrasĀ preocupaciones,Ā que hoy solo rebotan en las paredes.Ā Ā
Marchemos saludando al cielo,Ā desprovistosĀ de motivos, admirar asĆ nuestra pequeƱez, burlarĀ la muerte por un momento y olvidar toda condena, soƱemos nuevamente como niƱos, sin miedo a ser juzgados, volver a creer a pesar de no tener en que.Ā
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Ā”Hombre, toque el acordeón! Ya somos muchos los que lo seguimos, sabemos bienĀ que,Ā aunqueĀ nuestra alma divague extraviada y angustiada en la absoluta oscuridad, no debemos olvidar sacar una sonrisa a quien encontremos en el camino, solo asĆ se enciende la luz propia.Ā
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Ā”Toque usted su canción!Ā Todos andamos en nuestros andrajos rotos y sucios, pero suficientes para marchar, tal como nosotros;Ā sinĀ voz,Ā pero cantando, sin piernas,Ā pero marchando, sin ojos,Ā pero observando.Ā Sintiendo cada latir de un corazón menguado por las circunstancias apremiantes de una vida que pudo ser sencilla, pero fueĀ sorprendida porĀ unaĀ suerteĀ caprichosa.Ā
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Toque para todos, una canción que refleje lo que somos, que ponga unaĀ armonĆaĀ capaz deĀ describirĀ lo que las palabras no pueden. Toque y vuelva a tocar, cantemos, bebamos y bailemos. Igual, al final,Ā todosĀ pasaremos pronto al olvido inevitable.Ā Ā
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Ā”Toque el acordeón seƱor!Ā Ā”Cantemos!Ā Aunque nuestro camino sea complejo y Ć”spero, hagamos deĀ Ć©l uno sin igual,Ā no hay seƱales que seguir ni nadie a quien imitar, no hay promesas a que aferrarse ni contratos que cumplir. Seamos quienes somos, eso es lo que importa al final. No existe nada peor que morir arrepentidos.Ā
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Que el tiempo es una ilusión y la vida un momento, que no somos nada y lo perderemos todo.Ā
Ā”Hombre, toque su acordeón!Ā Lo estarĆ© siguiendo mientras el tiempo se desvanece en mis manos, tratare de no olvidar la melodĆa, seguirĆ© marchando, llĆ©veme lejos, donde la felicidad y la paz sean una realidad y no una promesa. Prometo cantar fuerte.Ā
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AsĆ concluye mi sueƱo. Comenzó sin un inicio, termino sin un final, sueƱos, al fin y al cabo. Puedo decir tambiĆ©n, que cada vez que despierto, estĆ” ahĆ la melodĆa, suena fuerte el acordeón. Yo solo cierro los ojos y lo vuelvo aĀ vivirĀ todo.Ā




