Eugenia Barraquer Sourdis
- Juan José Osorio Quintero
- hace 22 minutos
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Foro Javeriano trae la inspiradora vida de una de las profesoras más insignes de nuestra Facultad, catedrática de Procesal Civil 1 y miembro del Consejo de Facultad.

Este puede ser uno de los perfiles más sentidos que hayamos escrito, no solo porque con la Dra. Eugenia Barraquer hemos compartido diversos escenarios sino porque le tenemos una admiración y cariño especial. Es también muy completo porque, sin planearlo, contó con la perspectiva y visión de diferentes personas como lo fueron Andrés Felipe Padilla Isaza – de quien también hay un perfil en esta edición –, Álvaro, Alicia y Agustín Rueda Barraquer – sus hijos – y Carlos Rueda Rojas – su esposo –. Gratitud infinita a ellos cinco por complementar este relato.
Eugenia Barraquer Sourdis nació en Bogotá el 2 de agosto de 1970. De corazón absolutamente bogotano, aunque no tiene ni una pizca de sangre capitalina en sus venas: su padre, Ignacio Barraquer Coll, nació en Granada, España, pero toda su familia paterna es catalana. Su madre, Adelaida Sourdis Nájera, nació en Barranquilla, Atlántico, y sus abuelos maternos en Sabanalarga. Sus dos padres son Abogados Javerianos (promoción 1963). Tiene dos hermanos, Ignacio y Margarita, y 2 medias hermanas María Camila y Silvia.
Rafael H. Gamboa le decía que ella no tenía nombre sino marca registrada. El apellido Barraquer viene de su abuelo José Barraquer, oftalmólogo pionero reconocido como uno de los mejores científicos del Siglo XX, y el apellido Sourdis viene de su abuelo Evaristo Sourdis, abogado externadista, político importantísimo del Siglo XX en Colombia, Candidato a la Presidencia de la República en 1970, Canciller en dos oportunidades, Ministro de Trabajo, Concejal, Diputado, Constituyente, Jefe de Misión ante el Papa Pablo VI y ante Naciones Unidas y Contralor, entre otros importantes cargos.
Estudió en tres colegios diferentes, de los cuales salió por avatares de la vida, no porque la hayan expulsado o pedido el retiro – es enfática en ello –. Cursó su prescolar en el Liceo Francés, su primaria en el Saint George y su bachillerato en el Anglo Colombiano, del cual se graduó en julio de 1988.
Siempre quiso estudiar Derecho, pero su padre le puso como condición inamovible para esta carrera que fuera en la Javeriana. “Tal vez lo mejor que mi papá pudo a haber hecho por mí fue obligarme a estudiar derecho en la Javeriana. No me arrepiento un minuto de mi vida”.
Cuando aceptó la condición, su padre la llevó “literalmente de la mano” a hablar con el Padre Giraldo S.J., quien, a diferencia del resto de sus compañeros, pues él ya no sería el Decano del Medio Universitario en 1989, le realizó su “entrevista”, la cual no fue eso propiamente pues consistió en que su padre y el Jesuita se sentaran a conversar y “adelantar cuaderno”. Al terminar la charla, el Padre Giraldo S.J. le hizo una anotación en una hoja para que pasara a la oficina del Dr. Roberto Suárez Franco, Decano Académico, que decía algo así como: “Esta es Eugenia Barraquer Sourdis, hija de nuestros queridos Ignacio y Adelaida, va a entrar a estudiar Derecho con nosotros el próximo año”. Situaciones como estas llevaron a que sus compañeros la molestaran diciendo que había entrado a la Universidad con los brazos en forma de jarra lista para que le metieran el diploma debajo del brazo.
Inició sus estudios en enero de 1989, siendo la única mujer de su curso que venía de un colegio mixto y absolutamente bilingüe, lo que marcó una diferencia importante en el relacionamiento con sus compañeros hombres a los que veía como “uno más”, pues toda su vida había estado rodeada de ellos.
5º año lo cursó estrenando edificio pues en 1993 se inauguró el Edificio Gabriel Giraldo S.J.. El primer día de clases, el Dr. Juan Carlos Esguerra Portocarrero, Decano Académico, llevó a los estudiantes de último año a entregarles el mejor salón del edificio: estaba ubicado en el quinto piso, era esquinero, tenía doble ventana, la mejor vista, la mejor iluminación, con sillas fijas, tipo auditorio, etc.
Al profesor que más recuerda y más cariño le tiene es a Rafael H. Gamboa Serrano, profesor de Procesal Civil en 4º y 5º año, quien terminó convirtiéndose en su mentor. “En buena medida, como abogada soy lo que soy y hago lo que hago gracias a él”, puntualiza. Temiendo dejar por fuera a muchos, recuerda con admiración las clases de Sergio Muñoz Laverde, Rodrigo Noguera Laborde, Jorge Santos Ballesteros, Rafael Nieto Navia, León Posse Arboleda, Fernando Carrillo Flórez, Juan Carlos Esguerra Portocarrero, Jorge Cubides Camacho, Ramón Madriñán de la Torre, Néstor Humberto Martínez Neira y Bernardo Gaitán Mahecha.
Es destacable la materia de Filosofía que dictaba el Padre Augusto Ordoñez S.J., más conocido como el Padre Pepino. A los estudiantes hijos de antiguos estudiantes suyos les decía que eran sus nietos – a Eugenia Barraquer le decía entonces que era doblemente nieta –. El Padre Pepino no permitía que hombres y mujeres, o “Adanes” y “Evas” como los llamaba, estuvieran sentados juntos en clase. Las “Evas tenían que sentarse adelante y los “Adanes” atrás, lo cual tenía dos explicaciones: Los “Adanes” son físicamente más grandes que las “Evas” y, quizá más importante, porque cuando “Adán” y “Eva” se juntan hacen paraíso y “y no se hace paraíso en clase” – en una clase hace no mucho tiempo Eugenia tuvo que traer al presente esta reflexión –. Era un personaje bien particular.
Junto a su gran amiga Diana Remolina Botía decidieron pedirle a Rafael H. Gamboa que fuera su director de tesis. Cuando Eugenia entró por primera vez a la oficina del Dr. Gamboa se propuso algún día trabajar allí. El tema de tesis elegido fue: La cosa juzgada en las acciones de beneficio común. “Curiosamente”, la Ley 472 de 1998 sobre Acciones Populares y de Grupo contiene apartados idénticos a esta tesis de 1994…
Luego de que Rafael H. la escuchara explicarle a Juan Pablo Reyes, uno de sus grandes amigos de la carrera que estaba a punto de presentar un examen semestral, el recurso extraordinario de casación, la invitó a que la acompañara a sus clases.
Faltándole un preparatorio para poderse graduar en diciembre de 1994 le dijeron que no había fechas. Hablando con el Dr. Esguerra, Decano Académico, para que intercediera ante el profesor del preparatorio, el Dr. Esguerra le dijo que él podía pedirle, más no ordenarle, al profesor que abriera una fecha. Ante la pregunta de cuál era el preparatorio Eugenia le respondió que el de Derecho Administrativo y que esperaba que él no se dijera a sí mismo que no. El Dr. Esguerra se atacó a reír, le dijo que era una buena abogada y le dio la nueva fecha. Gracias a esto se pudo graduar en diciembre de 1994.
Empezó a trabajar en una firma de abogados, pero con el objetivo de estudiar fuera del país. En septiembre de 1995 inició su Maestría en Derecho en la Universidad Autónoma de Barcelona con un enfoque en Resolución de Conflictos y Derecho Procesal. La duración era de dos años y la fecha prevista del grado era noviembre de 1997.
En julio de 1997 recibió una llamada de Rafael H. diciéndole que la necesitaba con urgencia para que lo apoyara en la “Misión Justicia para el Nuevo Siglo”, proyecto con el que se lanzaría la Corporación Excelencia en la Justicia, en la línea de “Mecanismos de Solución de Controversias y Desjudicialización”. Terminó materias, presentó exámenes y tesina, dejó la dirección a la cual le podrían enviar su diploma y viajó a Bogotá.
En esas, Rafael H. tuvo que irse a Estados Unidos a realizarse un tratamiento médico y la dejó encargada de la cátedra de Procesal Civil. Desde entonces y de forma ininterrumpida es profesora de la Javeriana.
Cuando terminaron el proyecto de la “Misión Justicia” empezó a buscar trabajo muy enfocada en entrar a la Corte Suprema de Justicia. Un día el Dr. Gamboa la citó en su oficina y le ofreció trabajar con él. Eugenia aceptó y de inmediato recibió el expediente de un caso con una demanda de casación que debían replicar. Estuvo trabajando allí hasta el 2000 cuando Rafael H. le dijo que ya debía volar sola, no sin antes haberla introducido al mundo del arbitraje motivándola a que realizara el curso para ser Secretaria de Tribunales de Arbitramento.
La Dra. Barraquer tuvo la oportunidad de tener la Secretaría del proceso arbitral que considera es el más espectacular que ha habido en el país, el cual fue la acción de grupo de los accionistas minoritarios del antiguo Banco de Colombia contra el actual Bancolombia, única acción de grupo tramitada arbitralmente en Colombia. Los árbitros eran Álvaro Mendoza Ramírez, Jorge Cubides Camacho y Rafael H. Gamboa Serrano, a quienes conocía de antemano porque el primero fue el Presidente del primer Tribunal del que fue Secretaria y al segundo porque fue su profesor de obligaciones, compañero de la universidad de sus padres y amigo de estos desde solteros.
Realizando una asesoría conoció a Luis Miguel Gómez, quien la invitó a asociarse con él y Gabriel Devis en “Devis y Gómez”. Posteriormente se asoció en “Devis Frajia” pero cuando esta se fusionó con la firma “RAD” y se convirtió en “RAD/DF” optó por quedarse bajo la figura de Counsel, acompañando todo el tema procesal y arbitral de la firma.
Su trabajo desde casa se dio porque, estando “Devis y Gómez”, pensó en retirarse para estar al pendiente de sus hijos quienes estaban en edad escolar y eran – son – su prioridad y necesitaban a su madre a pesar de contar con el apoyo de Gladysita, su mano derecha hace alrededor de 15 años. Ante esto le dieron la oportunidad de trabajar desde su hogar sin dejar de lado la firma. “Si mi mamá no hubiera estado en mi casa yo me hubiera graduado de un validadero cualquiera”, sostiene Álvaro, su hijo mayor. “El pilar de esta casa y de la familia es mi mamá”, complementa Alicia, su otra hija.
A nivel laboral, su mayor sueño es ser Magistrada de la Corte Suprema de Justicia. Se ha presentado tres veces y en todas ha quedado en lista de elegibles.
Lo que más le gusta del ejercicio profesional es el arbitraje, pero también la docencia – quizá un poco más la docencia –. “De las cosas más lindas que me han pasado siendo profesora fue cuando 2 estudiantes, después de presentar el examen final, se me acercaron a regalarme el pin de la Javeriana y decirme que veían en mí el verdadero espíritu de lo que es ser Javeriana”.
Decidió presentarse al Consejo de la Facultad de Ciencias Jurídicas de nuestra Facultad, del que hoy es Profesora Miembro, porque quiere seguir poniendo su granito de arena y retribuir un poco de todo lo que ha recibido.
Es categórica al sostener que ser Abogada Javeriana es un privilegio y una responsabilidad inmensa por los valores que eso entraña. “Los Abogados Javerianos tenemos en el peso de los hombros el espíritu de Javier. No podemos nunca hacer nada que mancille ese nombre. Ese privilegio debemos construirlo, defenderlo y honrarlo”.
“Yo soy Javeriana desde que nací. El Padre Giraldo S.J. no solo casó a mis papás, sino que me bautizó”, concluye.
Está casada con Carlos Rueda y tienes tres maravillosos hijos: Álvaro, Alicia y Agustín. Tiene un perro gigante (literalmente) llamado Gastón, un gato también gigante (literalmente) llamado Horacio y dos gaticas criollas. Tanto su esposo como Álvaro y Alicia son Javerianos. Ante esto, y frente a Agustín, su hijo menor, comenta entre risas que “tiene chance de elegir la universidad Javeriana que sea de su agrado”.
Con Carlos se comprometió el 31 de diciembre de 1999 en República Dominicana y se casaron el 13 de mayo de 2000 en el Templo de San Francisco, en Bogotá. Mirando la historia de este sitio su matrimonio fue el segundo en realizarse en este lugar. El primero fue un par de siglos atrás.
Como madre es una defensora acérrima de sus hijos. Sobre este particular, Álvaro comparte la anécdota de cómo su madre, furiosa, le recordó a la administradora del conjunto cerrado donde vivían, que “Los derechos de los niños prevalecen sobre los derechos de los demás” luego de que esta les prohibiera montar en bicicleta a él y a Agustín porque había otras personas en el parque. Claramente su artículo favorito de la Constitución es el 44.
Su género musical favorito es el vallenato; su segunda materia favorita es Responsabilidad Civil y la que menos le gustó fue Derecho Penal; si tuviera que elegir otra carrera sería psicología; su película favorita es Independence Day; su día favorito del año es el 13 de mayo; y su equipo de fútbol favorito es el Barcelona, no solo por sus dos años estudiando en esta ciudad española sino porque la familia materna de su padre, los Coll, son unos de los fundadores de este Club de Fútbol. Lo que más aborrece en la vida son las mentiras.
A los estudiantes de derecho, y en general a las personas que lean esto, les recomienda que todos los días cuando se levanten sean la mejor versión de sí mismos y sean una mejor versión de quien fueron el día inmediatamente anterior sin tenerle miedo a los cambios, viviendo la vida día a día, afrontando y aprendiendo de los fracasos y reconociendo sus errores.
Después de casi 4 horas de una charla profundamente inspiradora, que se convirtió en una auténtica reunión familiar, Álvaro Rueda nos pregunta: “¿Por qué entrevistar a mi mamá? ¿De dónde sale la idea?”. Al explicar el objetivo de esta sección de perfiles de humanizar la figura de profesores emblemáticos o insignes de la Facultad que gozan de amplio cariño por parte de sus estudiantes y relacionar esto con su madre, procedió a mirarla con los ojos de admiración con los que solo un hijo puede mirar a su madre.
Esperamos con estas líneas rendir un sentido homenaje a Eugenia Barraquer Sourdis, destacadísima abogada Javeriana, madre, esposa y, ¿por qué no?, amiga.