CULTURALES
De Francia a la cárcel La Picota
TINTA ENTRE REJAS
Inocent_kidd demuestra que desde la cárcel La Picota en Bogotá, el arte es legítimo, por medio del tatuaje. La tinta no es vista como castigo sino como un encuentro entre culturas.
Fuente: inocente_kidd
Por: Paula Andrea Tavera
El arte muta a espacios, herramientas y tiempos que, entre su variedad, impone la libertad como punto de partida. El color ya no se plasma en la rugosidad de las paredes parisinas o en sus callejones sin salida, ahora se sumerge en mundos que para muchos son desconocidos o incluso muy oscuros. La vida de un joven francés de 27 años, tomó un giro inexplicable a inicios del 2020 cuando estando recluso en la cárcel La Picota en la ciudad de Bogotá, decidió abrir su propia cuenta en la red social Instagram, con el fin de mostrarle al mundo su talento artístico desde prisión.
Desde muy joven entró en el mundo de la calle, primero con el skate, el cual practicó desde los 7 hasta los 13 años y de allí, pasó hacer grafiti ilegal en la ciudad de la luz, aquella que en sus postales es más que un sueño y en las noches llega a ser una explosión de color. Su genuina vocación por el arte lo llevó a pintar sobre trenes, metros y paredes en Europa y otros continentes, construyendo en él una verdadera pasión. Asegura que los años en los que se dedicó a marcar grandes ciudades con pinceladas de color, descubrió una estrecha relación entre el tatuaje y el grafiti, pues los valora como un arte “gemelo”, por el hecho de dejar una marca que conserva una historia. Por un lado, el grafiti se ha convertido en un arte abstracto y surge por una necesidad de cambio social y cultural, siendo un grito ante la represión de la libertad de expresión y marginalidad. En paralelo, el tatuaje es un arte ancestral que rompe con los prejuicios y su práctica se ha extendido por generaciones.
Años más tarde, ingresó a la cárcel La Picota y su habilidad artística quedó estancada por un tiempo, hasta el momento en que, sin temor, se lanzó a registrarse en Instagram con el seudónimo inocent_kidd, con el fin de dar a conocer su trabajo y reflexionar sobre cómo a pesar de ser un recluso, no existen barreras para construir y soñar nuevas oportunidades. Él mismo afirma que al no tener paredes ni aerosoles, esto no le impide crear, pues ahora el cuerpo de sus compañeros es su nuevo lienzo. Es la experiencia que le permite enlazar los cinco sentidos hacia un propósito artístico, que conduce a la exploración de detalles, verdades e historias profundas.
Adaptar su arte a su actual estilo de vida fue sencillo en la medida en que ya manejaba la técnica handpoke, que como su traducción “empujar con la mano” indica, es un método de modificación corporal, el cual consiste en punzar la capa superficial de la piel con la ayuda de una aguja. Señala que la complejidad de este oficio también corre por la parte del cuerpo en que se realicé, pues requiere de zonas en donde la piel este más estirada, tales como las piernas y los antebrazos. De tal manera, tatuar de manera artesanal será su nueva hoja de ruta, pues cuenta con una aguja delgada y un pequeño tarro de tinta, los cuales son su soporte para sobrevivir los días, bajo el poder del dibujo como herramienta de emancipación.
El respeto que ha ganado en los últimos meses, surgió a partir de su primer cliente, su compañero de celda. Este no dudo en darle la oportunidad de lanzarse a una nueva estrategia de sobrevivencia y a su vez, el ejercicio de su pasión. No obstante, el voz a voz dentro del lugar y el uso de herramientas sencillas y pequeñas, le dan la suerte de no caer en las manos de las requisas constantes de los guardias. Inocent_kidd es muestra de que, al no tener libertad física, trata de recuperarla con su creatividad, la cual es su sombra y vía de catarsis, pues despeja significativamente lo nublado de su vida, a partir de lo fresco que se siente al plasmar arte, sin importar el color, la textura o el espacio en donde se encuentre su lienzo.
Así es como este joven francés desea demostrar a sus seguidores que nunca hay que desesperarse, pues él afirma que “la buena vida se la da uno mismo”. Conserva el positivismo, a través de enseñanzas de las diversas circunstancias de la vida, desde el día a día, la cárcel, las pérdidas, el aislamiento social o hasta la enfermedad. El tatuaje como rama artística es una postura social o anécdota, pues es un encuentro entre culturas y la simbiosis entre la cultura y la vida.