PERFIL
“El más Javeriano entre los Javerianos”
Santiago José Pinilla Valdivieso
“Ya nos tomamos una foto de abogados, ahora tomémonos una de amigos”
Por: David Alejandro Cáceres Guerrero y José Javier Osorio Quintero
De camino al sexto piso del Edificio Central nos topamos con Carlos Julio Cuartas Chacón, más conocido como el “Ingeniero Cuartas”. Lo saludamos recordando que en días pasados había estado moderando un debate en homenaje a Luis Carlos Galán Sarmiento. Con un poco de timidez le preguntamos por los libros escritos en memoria de este ilustre abogado Javeriano que en dicho espacio había mencionado y nos dirigimos con él a su oficina ubicada en el mismo sitio al que en un principio nos dirigíamos. Después de charlar sobre la Javeriana, Galán, Newman y recibir los libros mencionados, salimos de su oficina con la consigna de regresar con más tiempo.
La oficina de Santiago José Pinilla Valdivieso queda ubicada justo antes de llegar a la del Rector y el Secretario General, en toda la sede del gobierno central de nuestra universidad. Oriundo de Bucaramanga y el menor de 3 hermanos, nació en el seno de una familia muy santandereana, con padre conservador y madre liberal.
Su madre es psicóloga y su padre, ingeniero civil e industrial y miembro del Consejo de la Universidad Industrial de Santander, ingresó a sus hermanos y por ende a él al colegio de esta universidad. El enfoque que tenían era demasiado académico y no muy dado a la formación social. Los primos de los Pinilla Valdivieso estudiaban en el Colegio San Pedro Claver, de la Compañía de Jesús, y les hablaban de las maravillosas actividades que hacían además de estudiar.
Ante el deseo que manifestaron los tres hermanos de cambiarse a este colegio, su padre se negó pero su madre, quien ha sido una de sus grandes alcahuetas, los escuchó y permitió que presentaran la entrevista e iniciaran el proceso de admisión. Un buen día, le informó a su esposo que los hijos ya no estudiaban en el colegio de la UIS sino en el de los Jesuitas.
Dentro de su nuevo colegio, pudo conocer un poco más acerca de la propuesta educativa inspirada en la Espiritualidad Ignaciana, el servicio, la solidaridad y la formación integral. Aquí, con la entrada en vigencia de la Constitución de 1991 y todos los avances en materia de participación estudiantil y democracia, tuvo la oportunidad de ser representante de curso e incluso Presidente del Colegio, siendo miembro del Consejo Directivo del mismo.
En sus años de estudiante, junto a los amigos más desjuiciados pero más recocheros, tuvo un grupo vallenato llamado “El chorro vallenato”. Este grupo, a pesar de solo contar en su repertorio con cuatro o cinco canciones, tuvo exitosas presentaciones en diferentes colegios de la ciudad e incluso en la excursión de 11º en San Andrés. El descontrol empezó desde el avión y los demás compañeros, sabiendo el potencial de conquista que tenía ser miembro de un grupo musical, se fueron adhiriendo al punto de parecer más una orquesta que el cuarteto que eran originalmente.
Al finalizar sus estudios, la mayoría de sus compañeros entraron a la universidad, pero él no tenía muy claro lo que quería hacer. Lo que saltaba a la vista era su deseo de profundizar sus conocimientos en inglés y estudiar en Bogotá, particularmente en la Pontificia Universidad Javeriana, pues la había conocido en una feria de universidades y porque algunos de sus tíos habían estudiado allí.
Cuando le comunicó sus deseos a su padre, este le dijo que tenía que decidir una de las dos cosas. Vuelve y toma protagonismo el rol de su madre en el apoyo al cumplimiento de sus deseos, pues lo alienta a que se vaya de intercambio con la promesa de ella convencer a su padre para que le permita irse a Bogotá a estudiar.
Llega a Boston a la casa de unos amigos de la familia y se presenta al colegio más cercano. En el proceso de admisión manifiesta que él ya se había graduado, lo cual conllevó a que no le permitieran estudiar en este colegio. Al buscar en otro, con un poco de tiempo y trámites, logró finalmente ingresar.
En el colegio de Boston enfrenta muchas dificultades para vincularse a un grupo o hacer amigos, pero cuando llegó la clase de deportes todo cambió. Los estadounidenses venían de vivir la euforia del mundial USA 1994 y Pinilla, un latino habilidoso con el balón, fue la sensación. De inmediato lo empezaron a invitar a fiestas, lo recogían en su casa para llevarlo al colegio, lo tenían en cuenta para los trabajos en grupo, etc.
Cuando ya estaba ad portas de graduarse, cayó en cuenta que el inglés que estaba aprendiendo era muy informal y no tan técnico o preciso como el que quería, así que se matriculó en un instituto de inglés que pagaba trabajando en una cafetería haciendo sánduches. Cuando no sabía qué responder o cómo atender a lo que le pedían, usaba el truco de decir: “I´m sorry, it´s my first day”. El truco le duró más de tres meses.
Estando al frente del área jurídica, hizo un curso para Directores Jurídicos en la Universidad de Harvard, cumpliendo su sueño de volver a Boston. Destaca la metodología y el valor que le dan al autoaprendizaje. Igualmente, realizó estudios sobre Liderazgo e Innovación educativa en la Universidad de Yale.
Asimismo, sobre sus estudios, el Dr. Pinilla es especialista en derecho comercial y magister en derecho de la Universidad de los Andes.
En los viajes que realizó fruto de su trabajo haciendo sándwiches, también tuvo la oportunidad de visitar y compartir con su primo en segundo grado, Carlos Fernando Galán Pachón, quien se encontraba estudiando en la Universidad de Georgetown.
Ya en Bucaramanga y decidido a estudiar derecho en la Javeriana, se encontró con que su madre no había podido convencer a su padre de dejarlo ir a Bogotá. Fue cuando su padre asumió como rector de la Universidad Industrial de Santander que este le permitió migrar a la capital ya que lo mejor era que no estudiara derecho en la UIS.
De sus años en la Javeriana recuerda la camaradería y unión con sus compañeros, particularmente con los de Bucaramanga, pues los estudiantes de la región siempre terminan uniéndose entre ellos. Evoca la suerte de “tarima” que tenían los salones para que el profesor quedará elevado, recuerda las clases del Dr. William Barrera o de Luis Guillermo Guerrero, también la mesa que le traían al Dr. Vladimiro Naranjo Mesa quien, con pipa en mano, les hablaba sobre la historia de las constituciones. En alguna ocasión, un alumno le insinuó al Dr. Naranjo que no estaba permitido fumar, que incluso en el salón había un aviso de prohibición; él sonrió y dijo que la imagen de la señal estaba prohibiendo el cigarrillo, no la pipa con olor a vainilla o canela que él usaba.
Al llegar a las prácticas, se presentó a la Dirección Jurídica y quedó seleccionado. Estando aquí, se abrió una vacante para abogado, la cual ganó. El Director Jurídico del momento le dijo que tenía que seguir estudiando así que entró a hacer la especialización en Derecho Administrativo también en la Javeriana. Cuando una de las abogadas salió en licencia de maternidad, él la suplió y cuando hubo cambió en la dirección pudo subir de nuevo su nivel y quedó adscrito a la Vicerrectoría Académica cuando el Dr. Jairo Humberto Cifuentes Madrid era el encargado de esta unidad.
Estando como abogado de la Dirección Jurídica, se le presenta la oportunidad de ser profesor junto a Mario Roberto Molano López. Empieza también a dar clase de Derecho Constitucional para carreras distintas a derecho e inicia a dar clase en la Universidad de Los Andes. Actualmente dicta la clase de Constitucional Colombiano 2 en nuestra casa de estudios. Asimismo, es profesor de postgrados y dicta en la Universidad del Rosario y en la Universidad Pontificia Bolivariana.
Estando allí, le informan que la Universidad EAN (Escuela de Administración y Negocios) estaba buscando un Secretario General. Él recomendó a varias personas pero no les fue muy bien en la entrevista. Ante tal situación decide presentarse él mismo y, contrario a lo que creía, le va muy bien en el proceso de selección. Llegó a la última fase: la entrevista con el rector. En las preguntas, le llamaba mucho la atención que viniera de la Javeriana pero era muy estricto y contundente en su manera de cuestionar. Al finalizar, le dijo que le había ido muy bien en las pruebas pero lo malo es que era muy joven (tenía 26 años) y tendría que tener a su cargo a más de 50 personas.
Cuando procedía a salir de la oficina, el rector lo llamó de nuevo, le dijo que le recordaba a él mismo cuando tenía su edad y quería darle la oportunidad pero debía responderle inmediatamente. Aceptó y tuvo un exitoso paso por la universidad EAN, pues juntó con todo el equipo directivo, satisficieron el reto de “volver una escuela una universidad”, además de construir un icónico campus y acreditar la universidad.
Llegó a ser Director Jurídico cuando la vacante se abrió fruto de la salida del Dr. Jaime Alberto Cataño. Nunca le ha gustado usar “recomendaciones” o “mover influencias” para obtener un puesto y, para la entrevista con el P. Jorge Humberto Peláez Piedrahita S.J., entonces rector de nuestra universidad, no quiso contactar a nadie. Tiempo después se enteró que ese tipo de dinámicas era lo que más le disgustaba al Padre Rector. Es así como en el 2015 vuelve a casa como Director Jurídico.
Estando al frente del área jurídica, hizo un curso para Directores Jurídicos en la Universidad de Harvard, cumpliendo su sueño de volver a Boston. Destaca la metodología y el valor que le dan al autoaprendizaje. Igualmente, realizó estudios sobre Liderazgo e Innovación educativa en la Universidad de Yale.
Su artículo favorito de la Constitución es el 41, que establece la obligación de enseñar la Constitución. Entre risas se retractó y prefirió el 67, pues consagra a la educación como un derecho.
Como punto a destacar, nos compartió un proyecto que siempre había querido hacer en la Dirección Jurídica que denota su pasión por el servicio y ayuda a los demás. Están diseñando una iniciativa llamada “+SENTIDO”, donde buscan hacer charlas informativas al personal administrativo de la universidad sobre herramientas jurídicas básicas para defender sus derechos.
Volviendo a su vida personal, está casado con una abogada Javeriana, Paula Andrea Narváez, egresada del Berchmans (el colegio Jesuita de Cali), a quien conoció en un Congreso de Abogados Javerianos en Cali, y con quien hoy en día tiene dos hijos, Emilio y Pablo. “Ser papá es la experiencia más bonita de todas; si bien es agotador, es también reconfortante y lo recarga de energía para seguir en el día a día.”
Como no podría ser de otra manera, le preguntamos para él ¿qué significa ser abogado Javeriano?, se refirió en primer lugar a la calidad académica, materializada en la acreditación de alta calidad. Acto seguido se pronunció de forma que vale la pena citarlo textualmente: “Es aquel que tiene un compromiso social con el ejercicio de su profesión y con la formación permanente buscando el MAGIS para así dar la mayor gloria en lo que realiza”. Somos los privilegiados quienes tenemos un mayor compromiso con la sociedad. Ve la Javerianidad como un constructo comunitario, un trabajo en equipo: de todos y para todos.
Dada la juventud y los grandes logros profesionales del Dr. Pinilla, nos causa curiosidad saber si hay un próximo paso o cuáles son sus planes a futuro. Nos dijo que, si bien hay varias cuestiones a contemplar, le gustaría ser Ministro de Educación Nacional y aportar desde esa cartera al sector en el que ha desenvuelto su carrera.
Es irónico que, justo antes de iniciar la entrevista hablamos con el Ingeniero Cuartas acerca de Luis Carlos Galán Sarmiento, su obra, su legado y demás sin saber que minutos después compartiríamos con alguien por cuyas venas corre la misma sangre de este personaje insigne. El Dr. Pinilla nos comparte que lo conoció en un almuerzo familiar y de él recuerda mucho su calidez y cercanía. Tenía escasos 6 o 7 años pero se interesó en él, en preguntarle por sus sueños, por las clases que le gustaban, por sus juguetes, etc.
Conectado con lo anterior, quizá la mayor reflexión con la que nos quedamos está íntimamente relacionada con sus lazos familiares: “No poner los apellidos primero”. En su casa siempre les enseñaron a esforzarse y destacarse por quienes son, no por los logros de sus familiares. Esta consigna la ha tenido muy presente en cada etapa de su vida y sin duda se ha labrado un camino propio y muy meritorio.
Y bueno, terminando la cuarta hora de una amena charla nos tomamos una foto bastante jurídica con las manos cruzadas al frente. Posterior a ello, el Dr. Pinilla dice: “Ya nos tomamos una foto de abogados, ahora tomémonos una de amigos”, procede a desabotonar su blazer y nos abraza. Esa es la cercanía y la Javerianidad que a todos nos debe caracterizar. Bien lo definió el Dr. William Barrera Muñoz a Santiago José Pinilla Valdivieso cuando fue a presentarlo en su clase de Constitucioal Colombiano 2: “El más Javeriano entre los Javerianos”.