CONSTRUCTIVAS
« No se cansen de soñar, el corazón y la raíz de los sueños siempre se mantiene viva »
ENTREVISTA CON EL PROVINCIAL DE LOS JESUITAS EN COLOMBIA,
P. HERMANN RODRÍGUEZ S.J.
Foro Javeriano tuvo la oportunidad de conversar con el Padre Hermann Rodríguez, S.J., provincial de los jesuitas en Colombia. Nos habló sobre su vida de niño y de joven, el nacimiento a su vocación como Jesuita, los sueños que tiene como Provincial y sus miradas y consejos para los jóvenes de hoy.
Fuente: Archivo personal
Por: Laura Dueri
Hermann no nació en una familia muy cercana a la Iglesia, pero sin duda en una muy unida y especial. Siendo el octavo hijo de una familia de once hermanos, vivió la mitad de su infancia en Cali y la otra en Bogotá con su papá y su mamá, rodeado de aventuras, naturaleza y viajes a su finca, teniendo así la oportunidad de aprender a enfrentar la vida y disfrutarla.
Cuando Hermann tenía menos de dos años, sus hermanas mayores decidieron llevarlo a jugar con ellas al patio de la casa con permiso de su mamá. En un momento de distracción, Hermann se metió a la piscina por cuenta propia y casi se ahoga. Cuando más tarde llegó su papá a la casa y le contaron el accidente ocurrido, él dijo: “hay que meterlo de nuevo a la piscina para que no le coja miedo” ¡Así se hizo! Hermann permaneció en la piscina hasta que aprendió ese mismo día a flotar por sí mismo. Esta anécdota ha configurado en su vida una forma particular de enfrentar las dificultades y los problemas, siempre buscando los recursos, alternativas y salidas para hacerle frente a cualquier cosa que se le presente.
Su vocación religiosa nació tras el encuentro que tuvo con algunos jesuitas que llegaron a su vida en su último año de colegio y en sus primeros semestres en la Universidad de Los Andes cuando estudiaba economía. Un retiro en donde tomó consciencia como joven de su capacidad de elegir entre el bien y el mal y una experiencia de trabajo con campesinos en Nariño, lo fueron acercando cada vez más a un llamado ineludible de Dios a seguirlo radicalmente.
Hoy en día Hermann es el Provincial de los jesuitas en Colombia, es decir, el jefe delegado por el Padre General para gobernar a los jesuitas y las obras del territorio colombiano. Es el líder que orienta a la provincia, de la que hacen parte más de doscientos cincuenta jesuitas que trabajan en distintas actividades sociales, educativas y de formación. Es también el Vice Gran Canciller y preside el Consejo de Regentes de la Pontificia Universidad Javeriana.
Laura Dueri Sánchez: Teniendo en cuenta que Foro Javeriano es un periódico estudiantil, ¿Qué crees que te conecta con los jóvenes?
Hermann Rodríguez, S.J.: Yo vengo de una familia alejada de la experiencia espiritual, pero con valores, por lo cual se me facilita dialogar y entender las dinámicas que puede vivir un joven de hoy. Tengo 24 sobrinos y 17 sobrinos nietos. En ese diálogo con ellos y conmigo mismo, bebiendo un poco de ese mundo juvenil en el que yo también crecí, creo que puedo entender las experiencias y el lenguaje de los jóvenes de hoy. Me siento con la capacidad de dialogar con ellos sobre sus aspiraciones, deseos, búsquedas y su inconformidad también…
LDS: ¿Cómo le explicarías a los estudiantes qué es la espiritualidad Ignaciana?
HR S.J.: La Espiritualidad Ignaciana es una forma de ser propia de Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús. Su manera de experimentar a Dios, que yo llamo una forma de ser, hizo que él tuviera una forma de actuar y de estar en el mundo. Esa forma de ser tiene que ver con una gran intimidad con la persona de Jesús, por eso nos llamamos Compañía de Jesús. En la experiencia de los Ejercicios Espirituales que San Ignacio vivió y regaló a la Iglesia y que se ofrece hoy en la Javeriana y en el CIRE, las personas adquieren un conocimiento muy profundo de Jesús que hace que uno lo ame, y si uno lo ama, lo sigue. Jesús que nos invita a acoger con mucha paciencia y compasión nuestra humanidad propia y la de los demás.
Los jesuitas no tenemos ningún problema con el derecho, la astronomía, la física porque son dimensiones de la realidad humana que nos parecen importantes y por eso tenemos una universidad, un colegio o una parroquia, porque todo lo humano no nos es ajeno, sino que nos interesa. No hay una división, todo lo humano es divino y todo lo divino se reconoce en lo humano.
LDS: Como Provincial, ¿Qué sueñas hacer para incidir en la realidad de Colombia?
HR S.J.: Desde mi propia experiencia y formación quiero renovar la experiencia espiritual de mis compañeros. Creo que hay que fortalecerla, animarla, ayudar a que la vida espiritual sea más profunda, porque entre más profunda sea la experiencia espiritual, más estará acorde con la forma de actuar. Deseo que todos renueven su espiritualidad, jesuitas y laicos, para que colaboremos juntos en la misión de Dios, no la nuestra, la de Dios.
Otras tres cosas indispensables por hacer son: primero, estar presentes en el cumplimiento de los acuerdos de paz, enfrentar el proceso. Una cosa es hacer la paz y otra cosa es construir la paz. Estamos llamados a colaborar en esa construcción. Además de la presencia que tenemos en la Comisión de la Verdad con el P. Francisco de Roux, S.J., queremos estar en otros espacios desde los cuales apoyar el proceso de construcción de la paz, el perdón y la reconciliación de los colombianos. Otro segundo punto, es ayudar a construir alternativas reales de una política con ética que incluya el respeto al otro y que sea un reconocimiento de las diferencias sin eliminar al contrario. Y una tercera cosa: el fortalecimiento del cuerpo apostólico de la Compañía, los jesuitas no podemos hacer lo que hacemos solos, lo debemos reconocer, y formar a los laicos de tal manera que puedan apoyar el proyecto apostólico.
LDS: ¿Qué experiencia le recomendarías vivir a los jóvenes de hoy?
HR.S.J.: Cuando era universitario a mí me llevaron a trabajar con campesinos en Nariño. A mí no me dijeron nada. No me dijeron el credo es esto...y el catecismo es esto, a mí los jesuitas con los que me encontré me dijeron: venga nos ayuda a llevar un mensaje. Éramos universitarios que querían aportar un granito en esas regiones del norte de Nariño que eran muy pobres…y eso para mí fue lo que me produjo preguntas. En una pared de Bogotá había un letrero que decía, “Jesús es la respuesta” y debajo alguien puso con otra letra y otro color: “¿y cuál es la pregunta?”...Jesús puede ser la respuesta, pero si no tiene la pregunta, eso no sirve para nada. A lo que hay que invitar a los jóvenes es a ayudar a otros en lo que pueda, y eso es algo que uno lo impacta y transforma interiormente.
LDS: ¿Qué no puede faltar en tu rutina diaria?
HR S.J.: El “examen de conciencia” que es una rutina que uno adquiere en la formación de los jesuitas desde el noviciado. Nos enseñan a tener 15 minutos antes del almuerzo de detenerse y mirar la mañana: qué pasó...si hubo llamados, preguntas, momentos de confusión, equivocaciones o aciertos, cómo decidí, si lo hice bien. Y al final del día volverlo a hacer. Es una práctica ya incorporada. Se vuelve costumbre. Es una práctica de discernimiento de sentir por donde lo ha llevado a uno el Señor. Me gustó mucho el artículo que leí del Foro Javeriano sobre quedarse quieto, escrito por ti a propósito, de un libro que leíste y me parece que eso es muy importante y coincide con lo que te cuento.
LDS: ¿A quién admiras?
HR S.J.: Yo admiro a mucha gente, pero la persona que más influyó en mi vida es mi papá… mi mamá también, pero la personalidad de mi papá era muy particular. Para él no había ningún obstáculo que pudiera detenerlo. Siempre que teníamos una dificultad nos decía: “pedid y se os dará, tocad y se os abrirá”, yo le oía eso y cuando empecé acercarme al Evangelio yo le dije: esa frase es de Jesús y él me respondió: “no se quien lo dijo, pero que es verdad es verdad”. Él siempre tenía la confianza de que las cosas podrían arreglarse en medio de las dificultades grandes de sus negocios y de criar once hijos, lo cual es un esfuerzo titánico.
LDS: ¿Qué mensaje quisieras darle a los estudiantes hoy?
HR S.J.: El tiempo de la universidad es muy bonito para formarse y tener amigos muy cercanos y profundos. A mí me parece que un consejo es: siempre sueñen con lo que quieren hacer, que no les de miedo soñar. Me da la impresión de que a veces nos quieren quitar los sueños, la sociedad, nuestros papás que piden sensatez, lógica, dicen “usted todavía es demasiado iluso, todavía sueña demasiado”. Captar la fuerza de esos sueños es fundamental y poderlos sentir como posibles. Si uno los sueña con insistencia y con fuerza, los puede realizar. Eso no significa que los sueños no se transforman, no cambien, no muten, sí, evolucionan, pero el corazón, la raíz de esos sueños, siempre se mantiene viva. Que no se cansen de soñar, que puedan seguir soñando.