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ESPECIAL

Colombia, salsa, y literatura

 Sobre la posibilidad de una literatura musical en los 70

Un encuentro “hecho por encima” que busca comenzar a indagar acerca de la historia musical y literaria que se desarrolló en las ciudades de Cali y Bogotá entre los años 60 y 70.
 

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Fuente: Pexels

Por: Karen Sofía Escobar León

La revista Mito, fue la cuna de muchos escritores colombianos. En ella se publicaron los primeros relatos de Andrés Caicedo, Gabriel García Márquez, Cote Lamus, Jorge Gaitán Duran, entre otros. De hecho, fue este último quien a través de la revista y con ayuda de los otros miembros editoriales, se encargaran de realizar y traer al país  las primeras traducciones al español de los textos de autores franceses como Simone de Beauvoir, Sartre, y el controvertido Marqués de Sade. De Mito podríamos decir muchas cosas, pues en sus paginas se publicó desde poesía hasta textos de critica social y opinión. No obstante, mientras en las ediciones Bogotanas de la revista se discutían los prestamos lingüísticos entre el español y el francés, en Cali comenzaban a surgir los diferentes movimientos culturales que la convertirían en la capital de la salsa. 

Entre los años 60 y 70, el grupo Fania All Stars hace su entrada al país. Las orquestas, compuestas en su mayoria por migrantes cubanos, se asentaron en Cali, donde la vida nocturna y los ritmos de rumba, Guaguancó, y Mambo, iniciaban el origen de un nuevo Son. Al ver esto, los escritores de diversas revistas literarias pusieron sus ojos en Cali, y escritores como Umberto Valverde, se dieron a la tarea de poner en palabras las sensaciones de la vida bohemia. Estos textos fueron difundidos en las ciudades principales y finalmente los músicos decidieron corresponder al movimiento literario, musicalizando sus propias historias. Con ello se creó un maridaje al que los estudiosos  más adelante llamarían salsa narrativa, y se abrieron espacios donde las letras se bailaban y la música se leía. Así, el desarrollo de la salsa narrativa llegaría a su auge con Bomba Camará, una canción interpretada por Richie Ray y Bobby Cruz, cuya presentación en la feria de Cali en 1969, inspiraría una de las novelas más importantes de Valverde, la cual lleva el mismo nombre de la canción. 

El Bomba Camará literario no pretende ser una copia de la obra musical sino un complemento, más, para no privar al lector de la experiencia de leerlo por si mismo dando una sinopsis nimia, me limitare a decir que el autor hace uso de las repeticiones cíclicas de la canción original para hacer un recorrido por los barrios populares de Cali y sus dialectos. La voz narrativa nos muestra la llegada de la noche y los diferentes personajes que acuden al llamado de la rumba. Pero esta no es la única narrativa que nos muestra el desarrollo de este mundo bohemio, pues unos años después, Andrés Caicedo nos presenta otra faceta de estas noches por medio de su novela ¡Que viva la música!, donde se deja de lado el mundo adulto de Valverde y nos adentramos en los intermedios, el recorrido musical sigue vigente, esta vez de la mano de niños que pretenden copiar a los adultos, escapando de casa para experimentar aquello que les es prohibido por su edad. Así mismo, también se nos muestran las primeras vistas de una nueva transculturación musical, donde la salsa y las orquestas se ven acompañadas por los ritmos estridentes del rock 'n' roll, y sus letras en inglés. Al ser historias protagonizadas por menores, a quienes les es imposible la entrada a recintos nocturnos, el radio va a jugar un papel casi fundamental en el desarrollo de estas historias, reemplazando las descripciones de vestidos brillantes y orquestas numerosas, por un recorrido sensorial y detallado por la música y el desapego de estos grupos de jóvenes. Ademas, al tener una descripción más amplia de estas canciones, se nos da una mirada a los problemas sociales, y aspectos susceptibles de ser problematizados que algunas de ellas presentan, y al mismo tiempo a los dilemas morales que despiertan en los diferentes grupos sociales a los que pertenecen los personajes, que bien podrían ser los mismos dilemas de cualquier joven de la época de los 70. 

Para terminar este recorrido, que no ha dado más que unas nociones superficiales a lo que es (o podría ser) la salsa como movimiento social, cultural, y artístico en Colombia, busco invitar al lector, a que más allá de un análisis académico, tome un par de estas lecturas musicales, las acompañe con un disco o dos de su preferencia, y experimente estos textos que, como alguna vez dijo Caicedo (2015) “No pretenden adoctrinarlo sino, deleitarlo…” 

 

Referencias  

  • Caicedo, A. (2015) ¡Que viva la música! Bogotá: Plaza & Janes.  

  • Valverde, U. (2019) Bomba Camará . S.l.: PROGRAMA EDITORIAL UNIVERSAL 

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