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QUERELLANDO

2019-IV

Las expectativas de un primíparo y el choque con la dura realidad que se vive hoy en la Facultad de Ciencias Jurídicas. 

La Nostalgia y el Pasado Idealizado: ¿Ha Cambiado la Facultad?  

Con el paso del tiempo la facultad ha perdido ciertas tradiciones y prácticas que, en últimas, han derivado en la desnaturalización del concepto del abogado javeriano, cambio que algunos no se han dado cuenta.  

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Fuente: Pexels

Por: Andrés Molina Castro 

Para nadie es un misterio que la semana de inducción suele ser bastante peculiar, no por el grupo de inductores o las creativas -y un poco incomodas- actividades que suelen estar en el cronograma, por el contrario, es la primera oportunidad que uno tiene para hacer una primera impresión a sus compañeros y futuros colegas.  

 

Durante esa misma semana, varios profesores insignia de la facultad se pasan por el auditorio Galán para dar unas breves palabras, dan la bienvenida a los primíparos, elogian la poderosísima carrera de derecho y, de vez en cuando, dan uno que otro consejo para sobrevivir el semestre académico que está por empezar. Sin embargo, lo que más me cautivó son las anécdotas contadas por los profesores cuando estaban en esa posición, como un estudiante más de derecho.  

 

Y es que a los ojos de cualquiera es cautivadora esa experiencia, sobre todo para aquellas personas que están a punto de iniciar esa misma aventura, genera cierto alivio pensar que es posible sobrevivir. Es precisamente con esas pequeñas historias con las que uno empieza a imaginar y generar expectativas de su paso por la facultad; los amigos que va a hacer, y si estos van a perdurar en el tiempo; su relación con el personal y el profesorado (de planta o cátedra) que trabajan allí, y; en últimas, pensar que a uno también le puede pasar algo similar. Son muchas variables que pasan por la mente de un recién graduado del colegio.  

 

Me acuerdo, específicamente, de una anécdota contada por el Dr. Edgar Munevar, en esta contaba que los puestos del salón eran fijos, casi que asignados por el Padre Giraldo personalmente, y que duraban toda la carrera, de esa forma era clave llevarse bien con las personas que estaban sentadas a su alrededor. El Dr. Munevar contó que tuvo la fortuna de que la persona que estaba sentado al lado suyo se convertiría en uno de sus mejores amigos, escenario ideal para cualquier persona que esté entrando en el mundo universitario. 

 

Este no era un caso excepcional, la mayoría de los profesores tienen historias similares, que son contadas con cierto romanticismo y nostalgia en la primera clase del semestre, siguiendo el dicho del Padre Giraldo: la primera clase no se dicta y la última no se recibe. Siempre me he preguntado, en caso de ser profesor de esta facultad: ¿tendré este tipo de anécdotas o historias para contar el primer día de clases?  

 

A lo mejor hemos dejado de lado una que otra práctica o tradición propia de la facultad, y eso nos ha llevado a que los lazos de hermandad y colegaje, característicos de los abogados javerianos, se haya debilitado con el transcurso del tiempo. A mi parecer, de esta forma se desnaturaliza la cualidad del abogado javeriano que es tan mencionada a lo largo de la carrera, pues la exigencia y desempeño académico se mantiene, pero el componente humano y relacional se difumina, perdiéndose si se quiere.  

 

No me mal interprete, estas breves palabras no suponen una crítica o señalamiento a las actuales directivas de la facultad, por el contrario, pretende reflexionar sobre la forma en cómo los próximos abogados javerianos nos relacionamos entre sí. En realidad, la facultad no es la figura que debe señalar, a lo sumo, estas instituciones están compuestas por directivas, profesores y alumnos; todos jugando algún papel (unos más protagónicos que otros) en la evolución de esta desnaturalización.  

 

Verá, ese es el problema de la nostalgia, tendemos a recordar únicamente lo bueno, más aún, si se le suma el componente de comparación entre el pasado y el presente, llegar a una conclusión de un tiempo antiguo, sin mayor complicación resulta sencillo y rápido. De pronto es cierto lo que dicen las abuelas: “todo tiempo pasado fue mejor”. 

 

Sin perjuicio de lo anterior, esto será una incógnita imposible de resolver para las generaciones de abogados javerianos graduados y próximos a graduarse, por las complejidades del tiempo y del destino nos tocó vivir en esta época y experimentar la facultad de esta forma. Determinar si se desconfiguró el concepto del abogado javeriano dependerá del criterio de usted como lector y estudiante de derecho, usted ya sabe mi posición. 

 

De pronto la facultad no ha cambiado, lo que ha cambiado son las personas que pasamos por ella.  

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