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CONSTRUCTIVAS

La Niebla de la Paz como posibilidad de contar la historia a partir de los excombatientes 

La otra cara del conflicto en La Niebla de la Paz

Perspectivas de una realidad ajena a la narrativa tradicional e historias de aquellos cuya voz pocas veces ha sido escuchada es a lo que le apostó el documental La Niebla de la Paz. 

Fuente: Pexels

La niebla entre montañas .jpg

Por: Manuela Ocampo Bustamante

“Durante la guerra quedaron muchas memorias en lo profundo de la selva”, y La Niebla de la Paz, dirigido por Joel Stangle, es el documental que logra desentrañar, a partir de su estructura, un juego con la temporalidad del antes, durante y después que no está presentada de manera lineal. Relatando todas esas memorias del conflicto armado colombiano, desde una perspectiva completamente diferente a la que se ha visto durante décadas: la perspectiva de los que vivieron en la selva.  

 

Joel Stangle, narra la historia de dos ex combatientes de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) antes, durante y después de los acuerdos de paz del 2016 en La Habana, entre el gobierno de Colombia y las FARC. Por un lado, muestran a Teo, quien recoge los relatos e historias de vida de otros exguerrilleros, mientras que Boris, documenta el proceso de negociaciones de paz.  

 

Lo interesante de esta historia es cómo nos narran la guerra y posteriormente los acuerdos de paz con el gobierno de Juan Manuel Santos. El documental está presentado desde el punto de vista de los exguerrilleros, dado que, por lo general, nunca se cuenta la historia desde el punto de vista de ellos. Por eso, es importante ver todas las partes de una misma historia para tener una mirada crítica y objetiva de los sucesos, porque, como raro en Colombia, las narrativas si importan e influyen en la gente y estas, por lo regular, se presentan como mensajes subliminales del Estado.  

 

Aquí no vengo a defender todas las atrocidades que por años ha tenido que vivir Colombia a causa del conflicto armado. Pero si vengo a defender la idea de que existen dos caras de una misma moneda, y que es importante escuchar la parte de la historia de los excombatientes para obtener una mirada objetiva de los sucesos en Colombia y prevenir la repetición de la historia. Es importante entender que el conflicto armado ha sido multifacético y prolongado, en donde han estado involucrados múltiples actores con diferentes ideologías y motivaciones. El poder entender y escuchar a estas personas y grupos que han sido históricamente marginados o estigmatizados, es crucial para contribuir a una narrativa más equilibrada y con menos sesgos. Porque de nada sirve querer la paz si no puede existir una reconciliación entre las partes que promueva la no repetición.  

 

Por otra parte, las narrativas por parte del Estado colombiano han promovido la polarización del país y, por ende, dificultado el proceso de paz. A lo largo del conflicto ha sido común los “buenos” y los “malos”, siendo los buenos el Estado y los malos los grupos guerrilleros como las FARC. Estos términos ligeros ignoran las causas más profundas del conflicto, como la desigualdad, el control de la tierra y la exclusión política, dejando en la superficie una pelea ignorante acerca de un tema tan complejo como la guerra. A su vez, el uso político del conflicto ha sido otra narrativa usada frecuentemente como herramienta para ganar apoyo, usando la retórica “antiguerrilla” que termina siendo extremadamente polarizante. Por ejemplo, el gobierno de Álvaro Uribe Vélez (2002 – 2010), en donde se intensificaron las operaciones militares contra las FARC y se presentaba una fuerte crítica a las negociaciones con la guerrilla tildándolas como traición.  

 

Todas las narrativas que por décadas han generado los políticos del país e influido en el pensamiento de la sociedad, han provocado un impacto en el proceso de paz, al punto de que el plebiscito del 2016 para ratificar el acuerdo de paz con las FARC fuera rechazado por una estrecha mayoría, en parte, debido a campañas que presentaban el acuerdo de la paz como un acto terrorista, en lugar de una paz duradera.  

 

Defender la importancia de incluir la voz de exguerrilleros en el relato histórico y en el proceso de reconciliación y paz en Colombia es un paso esencial hacia un país más comprensivo. De la misma manera, para promover una paz genuina y duradera, es esencial adoptar, como país, un enfoque menos polarizado en las narrativas Estatales y políticas, reconociendo la complejidad del conflicto y perspectivas de todos los involucrados. Por eso, La Niebla de la paz es ese documental que muestra todas las falencias que tenemos como sociedad, haciéndonos reflexionar que, si no cambiamos nuestra mentalidad, seguiremos siendo un país que no perdona pero que si olvida.  

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