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DE LAS DIRECTORAS

La construcción de la identidad femenina en las mujeres trans 

como reivindicación frente al sistema patriarcal.

LA FEMINIDAD MÁS QUE UNA CATEGORIZACIÓN ES UNA LIBERTAD

La diversidad de identidades sexuales y la multiplicidad de géneros no son ningún invento reciente ni posmoderno. Más allá del debate de si es causado por los genes, la psicología o la cultura, lo que es indiscutible es que los y las transgénero han existido siempre, están documentadas en todos los momentos de la historia. 

Fuente: Pexels.com

Por: Paula Tavera

La construcción de la identidad es un proceso cotidiano y continuo en la vida de los seres humanos, pero para quienes históricamente han habitado y transitado por las fronteras de los marcos sociales impuestos por la sociedad, puede ser un proceso que implica una conquista de su lugar en el mundo. Esto se ve representado en la comunidad LGBTI+, particularmente la comunidad trans, en tanto una de sus características es el tránsito por el género o la transición de un sexo a otro. La feminidad atraviesa inevitablemente la construcción de la identidad de las mujeres trans, lo que se ve reflejado no solo en sí mismas, sino también en su entorno y quienes las rodean. Así, los objetos y el espacio pueden jugar un papel fundamental en su tránsito por el género y su búsqueda por una identidad que les permita reafirmarse como quienes son en su autenticidad.

 

El término “transgénero” es un concepto occidental y contemporáneo, cuya extrapolación al pasado y a otros marcos culturales es algo complejo, puesto que cada sociedad ha gestionado la relación entre sexos y géneros en función de sus estructuras de producción, mantenimiento y reproducción de la vida social. Cada cultura ha dado diferentes nombres a la multiplicidad de géneros e identidades sexuales del ser humano y muchas sociedades han optado por dar respuestas normativas que difieren de la ecuación binaria sexo/género establecida por el patriarcado. 

 

La escena trans, en lo mediático, empezó con el arte pop, particularmente en aquella de Andy Warhol en la década de los 60, un espacio clave para analizar. De hecho, esta es considerada como el primer movimiento queer en la escena cultural. Warhol propone a través de esta exposición un repensar del cuerpo dentro de lo que significa ser mujer y hombre, a partir de atributos como los senos o el pene. Estos pueden considerarse como aquellos objetos que en ese momento podían llegar a representar su identidad de género. 

 

En este sentido, el movimiento trans se consolidó a través de la preocupación común de volverlo visible. En este punto de la historia se convergen dos maneras de visibilizarlo, la primera se refiere a la visualización social e intangible expresada en el inconsciente cultural, la oralidad, y la otra a través lo tangible; los objetos.  

 

En el contexto colombiano, el primero que materializa una reivindicación de los derechos de los homosexuales plasmado en un periódico como médium, es León Zuleta con su diario El Otro para la época de 1970. Seguido a él, viene Manuel Velandia creador de los Derechos Humanos y Sexuales, que en conjunto con Zuleta fundaron la revista Ventana Gay. El Grupo de la Cuestión Homosexual (GRECO), se fundamentó al homosexualismo como práctica ética y estética. Dentro de él, hubo fusión entre revolución política y liberación sexual para poner en jaque los lineamientos y conductas sociales jerarquizadas por la cultura dominante. 

 

En el texto, Masculinidad y Feminidad, ¿De qué estamos hablando? el autor Chávez Jiménez desglosa la importancia de deconstruir para construir de nuevo estos conceptos. Esta relevancia es fundamentalmente dada puesto que existe, para el autor, una relación directa entre la discriminación y la dominación de un género sobre otro y los roles que se determinan, a raíz de lo que es femenino y masculino. El problema para las personas transgénero surge desde el momento en que deciden realizar su tránsito que inevitablemente debe ser realizado por profesionales de la salud que muchas veces no son competentes a la hora de tratar los temas de género. Según el autor, esto se debe a que el campo médico suele caer en un determinismo biológico, que logra vestir a la dismorfia de género como una anomalía y un trastorno.

 

A modo de síntesis, transitar por el género es una experiencia amplia que permite explorar y desarrollar los deseos de una persona por encontrar su lugar en el mundo basado en una identidad que le pertenece, ya que no es solo un cambio físico o corporal, sino un cambio psicológico, emocional y social. Partiendo de la anterior premisa, la construcción de feminidad de las mujeres es diferente dependiendo de sus contextos sociales, culturales, económicos, generacionales y familiares. No obstante, se encontraron algunas continuidades entre las experiencias, en donde conciben la feminidad como una libertad más que como una categorización. 

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