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QUERELLANDO

El second hand está de moda 

 Historias de segunda mano 

 El segundo capítulo de historias de segunda mano. Historias vividas la tienda de segunda mano más espectacular de Bogotá.  

portada historia de segunda mano.jpg

Fuente: El cuchitril second-hand shop @elcuchitrilbogota

Por: Eduardo Aldana Salazar  

Como les conté, en la edición pasada, trabajo en el cuchitril. Que es una tienda de segunda mano. Pero esta vez les quiero contar una anécdota algo loca que paso hace un tiempo. Antes de todo. Quiero hacer una aclaración, Usaquén siempre ha estado rodeada por la inseguridad y mi jefe siempre ha sido muy insistente con el tema. Diciéndome que tenga mucho cuidado, que este muy pendiente de las cosas que están afuera. 

 

Con esto claro, quiero que se transporten a una agitada tarde dominical en Usaquén. Todo estaba hasta reventarse y el cuchitril no era la excepción. Yo, como siempre, estaba hablando por teléfono con mi jefe. Y como si ella supiera lo que iba a pasar. Me dice “Ed, pilas con las cosas que están afuera,” yo, dándomelas de todo poderoso, le digo “tranqui, Boss, nunca me han robado. Hoy no va a ser la excepción.”  En medio del ajetreo usual, me di cuenta de que a la casona donde está el local había entrado un habitante de calle, conocido en el sector por su agresivo carácter y porque siempre tiene un letrero de ‘alto y siga’ en la mano. A penas tuve un momento libre, cogí las llaves, cerré la puerta y fui corriendo por ayuda para sacar a este personaje.  

 

Al volver al local, me doy cuenta que falta algo, ese algo era nada más y nada menos que una máquina de escribir vintage, la poníamos afuera porque pesa más menos unos 5 kilos y no es algo que se puedan robar fácilmente. Mi cara se desconfiguró, me puse pálido, las piernas me temblaban y de lo profundo de mi pecho salió un “ME ROBARON” grito que se oyó por toda la cuadra. Todos los vecinos salieron a ayudarme. Era más que claro que fue el singular visitante el que se había robado la máquina de escribir. Llame a la policía y en medio de mi espera, salí corriendo a buscarlo, pues yo tengo que responder por todas las cosas del local.  

 

En la calle, alcance a ver una difusa figura que estaba cargando una máquina de escribir. De un salto logré alcanzar a este personaje. Mi corazón latía demasiado fuerte, sentía toda la adrenalina del mundo corriendo por mi cuerpo y no sé por qué carajos, pensé que era buena idea quitarle el letrero de la mano y empezar a pegarle. Mientras gritaba “devuélvame la máquina, yo no me voy a dejar robar”. No estoy seguro de cuanto duro el enfrentamiento, porque obviamente estaba en un estado de shock.  

 

Pero lo siguiente que siento es una voz que me dice, “Señor, cálmese y por favor acompáñenos” resulta que, en lo que yo exigía la devolución de la máquina, llego la policía. Lamentablemente, solo vio la parte en la que estaba fuera de mis casillas. La escena parecía de película; yo lloraba y temblaba de la furia, el habitante de calle se reía, mis vecinos trataban de convencer a la policía que no me llevaran. Me querían llevar por perturbar la paz y tranquilidad. Pasaron varios minutos mientras las cosas se esclarecían. 

 

Pero para que todo quedara claro tuve que ir hasta el CAI a dar mi declaración, esto solo lo podía hacer ahí porque era ante un oficial de mayor rango. Tenía que explicarle que no soy un peligro para la sociedad, que únicamente estaba estresado. Que si no recuperaba la máquina de escribir la tenía que pagar de mi bolsillo y que una máquina de escribir vintage que funcionara, no era nada barata. 

 

Terminada mi declaración y con la tranquilidad de no tener que ir a la cárcel por perturbar paz y eso sin decir que había recuperado mi máquina de escribir. Salí corriendo a terminar mi día de trabajo. Pero, al volver al local tenía la peor de las paranoias. Hice inventario, caja, revisé y todo más de una vez. Ahora tenía que enfrentar a mi peor temor. Le tenía que contar a mi jefe todo lo sucedido. Cuando la llame solo me pudo decir “Jaaaa, te dije que tuvieras cuidado, bueno me alegra que estés bien y a la próxima no te expongas así”  

  

Como les dije antes, he vivido, escuchado y conocido un sinfín de historias que les iré contando en la próxima edición. Hasta entonces. 

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