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ESPECIAL

Festival Nacional del Bambuco

Cuando el Huila muestra su folclor: ¡Colombia baila Sanjuanero! 

Al ritmo de la tambora, el quiribillo, y el tiple; y al compás de un bambuco el Huila abre sus puertas a locales y extranjeros para que se aventuren a la inmersión cultural más importante del Sur del país. 

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Fuente: Archivo personal Paola Joven

Por: Milton Camilo Chávez Mendoza

Enclavado en el fascinante departamento del Huila, se erige un evento que despierta los sentidos y celebra la vibrante cultura de la región: el Festival Nacional del Bambuco. Esta celebración, impregnada de historia y arraigo, se funda como un tributo a las tradiciones coloniales y al espíritu festivo que caracteriza al pueblo huilense. Con raíces que se remontan al año 1790, con el beneplácito del mandatario del momento Lucas de Herazo, y bajo la autoridad del Rey de España, surgen los cimientos de esta festividad como un acto de lealtad, obediencia, y un jolgorio que se prolongaba por más de dos semanas. Desde sus inicios, esta festividad ha congregado a todos los pueblos de la región, bajo la dirección de las parroquias locales, uniendo a la comunidad en un espíritu de colaboración y camaradería. La tradición se extendía de tal manera que el San Juan se celebraba como una fiesta rural, mientras que el San Pedro era la festividad urbana por excelencia. A pesar de estas diferencias, ambas celebraciones estaban unidas por festejos que duraban ocho días, distribuidos de manera específica a lo largo del calendario. Desde el 24 de junio, con la celebración de San Juan, hasta el primero de julio, con las festividades de San Pablito, San Churumbelo y San Churumbelito, cada día estaba impregnado de su propia atmósfera festiva y actividades tradicionales que deleitaban a los partícipes de este magno evento. 

Actualmente, el Festival Nacional del Bambuco se ha convertido en uno de los eventos más emblemáticos del país, atrayendo a visitantes tanto nacionales como extranjeros en busca de experiencias culturales auténticas y memorables. Y es que no es para menos, pues el Huila se transforma en un escenario de alegría desbordante y actividades cautivadoras que abrazan el alma del bambuco, la danza y la música tradicional de la región. Desde deslumbrantes desfiles y coloridas carrozas hasta vibrantes concursos de baile, concursos de rajaleñas, cabalgatas, alboradas, degustaciones gastronómicas, exposiciones artesanales y un sinfín de actividades que hacen que cada momento del Festival se encuentre impregnado de la magia y el encanto propios del folclore huilense. La culminación de las festividades llega con la elección y coronación de la Reina Nacional del Bambuco. Un emocionante y solemne evento que reúne a la comunidad en torno a la tradición y la ejecución de su majestad, el Sanjuanero Huilense, por parte de las delegadas de todos los rincones de la nación. Esta ceremonia marca el fin de un mes de celebración y el comienzo de un nuevo capítulo en la historia del Festival Nacional del Bambuco. 

Es menester hacer hincapié en la historia del Sanjuanero y su relevancia en la región. En el vasto panorama de las tradiciones huilenses, destaca el Sanjuanero Huilense como una auténtica joya cultural, un tesoro vivo que encarna la esencia misma de esta región colombiana. Declarado Patrimonio Cultural del departamento, este baile se ha instituido como el símbolo más representativo de la identidad opita. 

La melodía del Sanjuanero Huilense, compuesta magistralmente por el Maestro Anselmo Durán Plazas a principios de 1936, es el pilar sobre el cual se centra toda la celebración. En una emotiva velada el 12 de junio de aquel año, en la víspera de la fiesta patronal de Gigante - Huila, la Banda Departamental estrenó esta obra por primera vez, cautivando a un público entregado y marcando así el inicio de una historia musical que perdura hasta nuestros días. Dos años más tarde, en agosto de 1938, el Sanjuanero Huilense tuvo su estreno oficial en el Salón Amarillo del Capitolio Nacional, consolidándose como una pieza emblemática de la música colombiana. La primera grabación discográfica de esta melodía fue realizada por el reconocido dueto Garzón y Collazos en la década de los años 50, inmortalizando el instrumental del Sanjuanero en el repertorio folclórico nacional. 

La historia del baile del Sanjuanero Huilense es tan rica y diversa como la tierra que lo vio nacer. Aunque no existe un concepto definitivo sobre su origen, se sabe que su formalización como danza emblemática del Huila surgió con la organización del Festival Folclórico y Reinado Nacional del Bambuco. Antes de su oficialización, diversos grupos de danza presentaban interpretaciones del bambuco, con elementos de gracia y sencillez característicos del bambuco caminadito en estilo junta tierra. Sin embargo, fue con la creación de una coreografía oficial para el Sanjuanero Huilense que este baile adquirió su forma definitiva. Esta coreografía, inspirada en elementos del bambuco tradicional y del rajaleña, se consolidó a lo largo del tiempo hasta ser oficializada por la Junta Directiva del Instituto Huilense de Cultura y Turismo en 1982.  

Con sus ocho pasos emblemáticos: La Invitación “La mujer, con elegancia, espera en el escenario mientras el hombre se acerca con galantería para invitarla a bailar. Posteriormente, juntos danzan hacia adelante”, Los Ochos “Realizan un cruce en forma de ocho en el centro del escenario, intercambiando el sombrero y desatando el rabo'e gallo para un cruce por debajo del pañuelo”, Los Coqueteos “Mientras continúan el baile, realizan coqueteos y giros con gracia, sosteniendo el sombrero y el rabo'e gallo”, La Arrodillada “El hombre se arrodilla y sostiene un extremos del rabo’e gallo mientras la mujer danza a su alrededor, ondeando con una mano la falda y con la otra tomando el otro extremo del rabo’e gallo”, La Levantada del Pie “bambuqueando avanzan en tres compases levantando alternativamente los pies”, La Arrastrada del Ala “la pareja avanza junta al centro del escenario, donde la mujer se contonea graciosamente, arroja el sombrero y retroceden en pasos largos. Luego, al conteo de tres, la mujer arrastra el ala del sombrero con la punta del pie mientras el hombre intenta quitárselo”, El Secreto-Rechazo “cubriendo sus rostros con el sombrero, la pareja se desplaza mientras él le murmura al oído. Ella, sorprendida, lo rechaza por medio de gestos” y La Salida Final “el parejo toma a la mujer por la cintura, mientras avanzan bambuqueando, dando la vuelta en el escenario y terminando el baile sonrientes con el rabo’e gallo en alto ante el público”; hacen del Sanjuanero Huilense una danza que cautiva a quienes lo bailan y lo observan, transportándolos a un mundo de tradición, cortejo y fascinación. La coreografía puede estar sujeta a adaptaciones realizadas por los miembros de otros departamentos que disfrutan del bailar Sanjuanero. 

El Sanjuanero, va más allá de los movimientos gráciles y las notas musicales; está impregnado de historia, identidad y tradición, elementos que se reflejan de manera palpable en los trajes típicos que visten quienes participan en esta celebración emblemática. El traje típico femenino, adoptado oficialmente en 1961 por la junta organizadora del primer Festival Folclórico y Reinado Nacional del Bambuco, es una obra de arte en sí misma, compuesta por diversas piezas que resaltan la belleza y elegancia de la mujer que lo porta. La blusa, confeccionada en dacrón, adornada con encajes y detalles en poliéster blanco, el cuello bandeja y las mangas tres cuartos añaden un toque de sofisticación al conjunto. La falda, confeccionada en satín raso, es el verdadero protagonista del atuendo. De longitud a mitad de pierna, presenta un diseño circular que permite un movimiento fluido y grácil durante el baile. Decorada con flores troqueladas y pintadas a mano, la falda al ser elaborada de manera artesanal genera un efecto visual tan fascinante que cautiva a quienes la contemplan. El toque final lo proporciona el ramo de flores artificiales que adorna la cabeza de la mujer, completando así un conjunto deslumbrante que evoca la belleza natural y la flora del Huila. 

El traje típico del hombre, aunque menos elaborado que el femenino, no deja de lado elementos característicos de la cultura en su sencillez y autenticidad. Conformado por elementos tradicionales como el sombrero suaceño o de pindo, la camisa blanca o de colores con una pechera bordada, el pañuelo o rabo’e gallo, el cinturón de tres hebillas y un pantalón a rayas de paño o dril samacá, hacen del traje masculino una evocación a la rusticidad y el homenaje al hombre campesino huilense. Como elementos opcionales, se puede hacer uso de la ruana calentana y las alpargatas de fique que añaden un toque distintivo y práctico al atuendo, reflejando la conexión del hombre huilense con la tierra y las labores del campo. 

Ambos trajes del Sanjuanero son testigos vivientes de la rica tradición y la identidad arraigada del pueblo huilense. Más que simples prendas de vestir, son expresiones artísticas que honran el legado cultural y la belleza única de esta región colombiana. En el escenario del Sanjuanero, estos trajes cobran vida, transportando a quienes los visten y a quienes los observan a un legado de tradición campesina, donde la danza es la voz que habla el lenguaje del corazón huilense. 

El Festival Nacional del Bambuco va más allá de la música y el baile; es una oportunidad única para sumergirse en la rica historia y las tradiciones arraigadas de la región. A lo largo de la festividad, los partícipes tienen la oportunidad de explorar de lleno la tradición y el legado de la cultura huilense, por medio de la artesanía local, degustación de la gastronomía y la participación en actividades culturales que reflejan la autenticidad y la herencia ancestral del pueblo huilense. 

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