PERFIL
Padre dedicado y profesor por vocación
Hecho para ser maestro
FORO JAVERIANO dedica su perfil a Felipe Arbouin, un abogado intachable y un notable académico, quien se ha ganado el reconocimiento y agradecimiento de sus estudiantes por sus excelentes clases de Bienes.
Por: Natalia Botero y Juan José Díaz
Felipe Arbouin es egresado del Gimnasio Campestre de la ciudad de Bogotá. Desde allí supo que quería ser abogado, y en los énfasis que pudo hacer en su colegio siempre escogió el de derecho. No obstante, en algunas ocasiones también pasó por su cabeza la idea de querer ser médico. Cuenta que con el paso del tiempo se fue esclareciendo su situación y concluyó que definitivamente lo suyo era el derecho.
El hecho de que su abuelo, varios primos y su hermana Juanita –quien lamentablemente falleció estando en segundo año de la carrera– escogieran la facultad, fue fundamental para que tomará la decisión de seguir sus pasos y hacerlo en la misma Alma mater. Pero esto no fue suficiente, sino que además quiso revisar todas las facultades de derecho de Colombia para ver cuál era la que definitivamente le llamaba más la atención y le ofreciera la mejor opción. Hasta que concluyó que la Javeriana, sin duda, era la que él quería, por tener un enfoque muy estricto, pero a la vez muy guiado.
Durante la carrera, tuvo profesores tan buenos desde todo punto de vista que terminaron convirtiéndose en una guía para su desarrollo profesional y académico. Recuerda con gran admiración que, a pesar de que los temas de la materia que dictaban eran tan largos, ellos podían parar la clase para dedicarle horas completas a hablar de temas tan simples, pero tan importantes como la ética, el manejo del nombre que uno lleva como abogado, del manejo del caso y del cliente. Para él, hablar de este tipo de temas termina siendo más formativo que el mismo tema académico, y por eso es fundamental que hoy en día este tipo de charlas se sigan haciendo con los estudiantes. No escatima en expresar su agradecimiento y respeto por los profesores que tuvo, entre los cuales destaca a Arturo Solarte, Sergio Muñoz, Mauricio Reyes, Vladimiro Naranjo, Javier Bonivento, entre varios otros que no quiere dejar por fuera, por los que guarda especial cariño.
De sus compañeros salieron después varios profesores Camilo Martínez, Juan Antonio Duque, y por supuesto quien fue su amigo desde primer año, el Dr. Contreras. Recuerda que la relación con las directivas era muy diferente a cómo es hoy en día: uno nunca subía al sexto piso del Giraldo, sólo cuando tenía algún problema y sabía que lo iban a regañar. Era una relación más rígida, pero con un buen acompañamiento.
De las clases que más le gusto durante la universidad fue la de Bienes, dictada por quien él considera su gran maestro, Arturo Solarte. Siente que tuvo mucha suerte por el hecho de que una de sus clases favoritas fue la que terminó dictando años después.
Recuerda que cuando dictaba la clase de Bienes 1, el profesor que dictaba Bienes 2 se ganó una beca apenas arrancado el semestre. Un día un estudiante se le acercó y le preguntó si él les iba a dictar en vez del profesor que se había ido, a lo que él respondió que no sabía. Al parecer todo el mundo se enteró menos él. Así que fue a notificarse a sí mismo con el Dr. Solarte, quien cuando le preguntó respondió que sí, que el sería el nuevo profesor.
Evidentemente, para él esta situación significó un gran compromiso, por pensar en dictar la misma clase que Solarte le dictó a él; pero ahora, a nuevos estudiantes, era una responsabilidad inmensa, sobre todo siendo tan joven dictando una materia de esa magnitud. Sin embargo, Solarte frente a sus inquietudes le respondió: “Yo confío en que usted sí puede y le voy a ayudar”, y 11 años después la lleva dictando sin dificultad alguna.
Ser profesor es una de sus grandes pasiones, le gusta mucho y lo disfruta enormemente. Para él no hay nada como montarse en la tarea tan compleja de poder aportar algo a sus estudiantes, transmitirles herramientas y conocimientos.
Tiene muchas anécdotas de sus discípulos. En particular, recuerda que una vez en un ascensor estaban dos estudiantes que les tocaba el preparatorio con él, pero no lo conocían, y comenzaron a hacer comentarios bien fuertes acerca de él –al parecer hasta madrazos se llevó–, mientras él atónito sólo escuchaba. Al llegar al preparatorio, una de las estudiantes del ascensor, al verlo y recordar todo lo que le dijo, se puso del color de la pared. Pero hizo un preparatorio perfecto y él, con su característico humor, le dijo que tenía 3 y que ella sabía por qué. En realidad sacó 5. La alumna resignada aceptó la nota de broma pensando que era verdad y salió corriendo, por lo que a él le toco perseguirla por la facultad para comunicarle su verdadera calificación.
También recuerda estudiantes que le sostuvieron discusiones realmente insólitas, como que un vestido de primera comunión era un bien consumible, o que los brackets eran bienes inmuebles por adhesión porque estaban adheridos a él o que el Código Civil era una universalidad, de conocimiento. Así como en broma, después de un final, en vez de 5 le puso 3 a un estudiante de Millonarios que se burló de Santa fe.
Él no siempre tuvo claro que quería dedicarse al Derecho de los bienes. Su primer trabajo fue en una oficina de abogados en las que se trabajaban asuntos de telecomunicaciones, pero lo que en realidad le gustaba y a lo que se quería dedicar era al Derecho aeronáutico. Apenas se graduó de la universidad lo llamaron para realizar una entrevista de Derecho urbanístico porque en una publicación de Ámbito Jurídico él había salido con uno de los mejores 10 puntajes del ECAES a nivel nacional y lo estaban buscando. Finalmente aceptó el trabajo y le gustó tanto que en eso fue en lo que se terminó especializando y en lo que terminó realizando su doctorado.
Desde chiquito le ha gustado leer, en especial la literatura histórica; así como hacer deporte, pero por un tema de la rodilla ya no puede; mantiene el golf y cada vez que puede lo hace. Sin embargo, su hobbie principal es estar con sus hijos. Cuando uno tiene hijos, explica él, la vida le cambia, esperar que llegue el fin de semana y estar con ellos, es lo mejor. Por eso trata de trabajar lo que más puede entre semana para tener el fin de semana libre y dedicarse a sus hijos. La cara le cambia totalmente cuando le preguntamos por ellos. Cómo será, que prefiere ver caricaturas con su hija antes que un partido de Santa Fe.
Para sus estudiantes tiene tres mensajes: primero, tener en cuenta que uno nunca deja de ser estudiante de Derecho y hay que actualizarse todo el tiempo; segundo, lo único que uno tiene como abogado de verdad es el nombre, y uno tiene que actuar siempre pensando en cómo quiere ser reconocido y recordado. El buen nombre del abogado es lo más importante porque el día que uno haga algo que no es correcto, inmediatamente quedará marcado. Finalmente, uno tiene que tratar de ser el mejor, pero con uno mismo, no es un tema de comparación con los demás. Por eso él dice que hay que tratar de hacer la mejor versión de uno mismo.
Para él, de las grandes satisfacciones que le deja el ejercicio profesional es ganarse un proceso judicial de manera limpia. “A veces uno si se encuentra con procesos que lo desilusionan mucho porque si hay abogados que se portan muy mal”. Para él hay que litigar, y se tiene que cambiar la forma de hacerlo, porque como muchos abogados lo hacen no está bien. El tema de la buena fe y la lealtad profesional es algo que muchos abogados no tienen claro. Por eso, siempre es importante ganar con argumentos, sin mentiras. Eso es lo que hay que mostrar.
En un país como el nuestro a los abogados hay que formarlos más en el tema de la ética. Uno tiene que ser capaz de decirle NO al abogado que está actuando incorrectamente, porque no todo vale. La labor del abogado no es encontrar los argumentos para torcer la ley, y esa tristemente es la imagen que tiene mucha gente, por las películas de abogados, las novelas y demás medios. Él no estudio derecho para hacer eso.
“Yo no quiero que a mis hijos les digan que su papá fue el abogado que ayudo a ser un chancuco monumental”.
Los autores de este texto no pueden plasmar aquí la pasión con la que habla, así como tampoco el profundo respeto que le tienen. Exhortan a sus compañeros a tomarlo como un ejemplo de lo que es verdaderamente un abogado javeriano.
Recientemente fue reconocido por la firma Chambers & Partners como uno de los líderes en derecho inmobiliario en Colombia, más me que merecido. Reconocimiento que comparte con otros profesores de nuestra facultad, como Carlos Ignacio Jaramillo, Juan Carlos Esguerra, Diego Felipe Valdivieso, y otros más que aparecen en el listado de profesionales destacados en sus respectivas áreas.