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ESPECIAL

Una historia Javeriana 

Excelencia Javeriana construida desde casa 

Un poco de la historia de excelencia académica de Leidy Ortiz. 

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Fuente: Archivo personal

Por: José Javier Osorio Quintero 

Leidy Carolina Ortiz Roncallo siempre se ha caracterizado por su excelencia académica. En su colegio obtuvo el mejor Icfes y la distinción por ser la mejor bachiller de su promoción. A la hora de decidir qué estudiar estaba entre derecho e ingeniería química.  

 

Actualmente es abogada Javeriana graduada con la Orden al Mérito Académico Javeriano y eximida de preparatorios. Cursó su Especialización en Derecho Administrativo en nuestra universidad, se graduó con honores y como la primera en su promoción. Actualmente está cursando y finalizando con excelentes calificaciones la Maestría en Derecho Administrativo también en la Javeriana. Aquí un poco de su historia y sus recomendaciones. 

 

Considera que la Javeriana siempre ha sido su casa. Desde que la conoció en grado 10º en un coloquio intercolegial de Filosofía se enamoró de la Universidad a tal punto de hacer el Pre-Icfes y adelantar sus estudios superiores allí. 

 

A pesar de gustarle su carrera, el 1º semestre no obtuvo notas sobresalientes pero tampoco deficientes, era una estudiante “normal”. En 2º semestre, el Dr. Carlos Logreira, profesor de Constitucional General 2, le cambió su perspectiva del derecho y entendió por qué estaba estudiando esto. Pudo apropiarse de su carrera y entender realmente qué era y para qué servía el derecho. Esta clase le ayudó a cambiar su metodología de estudio y adoptó uno nuevo: estudiar de tal forma que ella misma pudiera preguntarse cosas sobre los temas y respondérselas sin ningún problema. 

 

En su paso por la Universidad se vinculó a dos semilleros, uno de los cuales se llamaba “La paz de cristal”, el cual estaba enfocado a la justicia transicional y el acuerdo de paz; se vinculó también al de “Derecho Penitenciario”. También estuvo en un grupo estudiantil llamado “Derecho crítico”.  

 

No es adecuado creer que uno puede pasar por las clases sin relacionar unas con otras. El plan de estudios está organizado de tal forma que los estudiantes puedan ir usando lo que aprenden en una para todas y así sucesivamente. Los conocimientos no se pueden desechar luego de presentar el parcial.  

 

A nivel de pregrado, no estuvo vinculada en actividades diferentes a las académicas. En su posgrado se vinculó al grupo de danza urbana. 

 

Ve la Javerianidad como algo que se va construyendo en la medida que va avanzando la carrera. Se vive dentro y fuera de las aulas de clase. Recuerda una de las máximas del Dr. Carlos Darío Barrera Tapias: “No es lo mismo ser abogado que ser abogado javeriano”, pues nosotros nos caracterizamos por nuestra excelencia académica pero también por nuestra integralidad y calidad humana. 

 

Su mensaje para los estudiantes que quieren ser excelentes es que no vean las notas como lo más importante. Si uno estudia y entiende las cosas, se va a ver reflejado en las calificaciones. En la búsqueda por la perfección académica se puede caer en el error de sacrificar cosas importantes.  

 

No tiene mucha certeza de dónde quiere estar en el futuro cercano, lo que sí tiene claro es que quiere estar trabajando por Colombia. No descarta la posibilidad de estudiar en el exterior, lo que nunca quiere dejar de hacer es ejercer la abogacía. Le gustaría cerrar su carrera siendo magistrada de una Alta Corte.  

 

Uno de sus mayores sueños es ser profesora de derecho administrativo de la Javeriana.  

 

La mamá de Leidy, María Roncallo, es su mayor fan. Es una persona que siempre ha estado ahí apoyándola para que sea excelente y luche por cumplir sus sueños. Como buena mamá cumple el papel de compartir los logros de su hija y ser la persona más orgullosa en cada paso que da.  

 

En el discurso de grado que dio Leidy, hizo mención justamente a la importancia de las personas que rodean y apoyan a los graduandos. Si bien es cierto que logros como el grado se pueden considerar propios, la realidad es que este es un construido a muchas manos por la cantidad de personas que apoyan y sostienen al individuo en cada etapa, cada momento del proceso. 

 

En la ceremonia de grado como abogada Javeriana, a cada estudiante le dieron tres cupos. Leidy entró con su padre y sus dos hermanos; doña María inicialmente tenía que quedarse fuera. No contenta con esta posibilidad, se acercó al celador y con voz determinada le dijo que su hija iba a dar el discurso de grado y que ella no se iba a quedar por fuera, que sí o sí iba a entrar. Efectivamente puedo ingresar. 

 

Esa es la Javerianidad: un modo de vivir, de proceder, de afrontar las situaciones que se presenten y encontrar la manera de “en todo amar y servir”. 

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