QUERELLANDO
2019-IV
Estudiar en Colombia no es fácil y estudiar mientras se trabaja es casi una misión imposible.
El poder de hacer todo y estar en todo, en todo momento y en todo lugar
La combinación de estudio y trabajo es cada vez más común en Colombia, pero representa un desafío para los estudiantes.
Fuente: Pexels
Por: Eduardo Aldana Salazar
Todos los hemos visto, hemos oído de ellos; puede que sean amigos o familiares nuestros, son seres casi de fantasía o ciencia ficción por la capacidad fuera de este mundo para hacer. El poder de hacer todo y estar en todo, en todo momento y en todo lugar, así es, estoy hablando del estudiante trabajador. Esta increíble especie que cada vez es más común de encontrar en nuestra sociedad actual. Ahora mismo nos encontramos con un creciente número de estudiantes trabajadores. Estos individuos, con sus capacidades sobrenaturales para equilibrar sus compromisos académicos y laborales, son dignos de admiración. Si bien estudiar puede parecer una carga, para ellos, es una oportunidad para crecimiento personal y profesional. Estos estudiantes, cuya magia radica en su capacidad para dividir sus 24 horas del día entre la universidad y el trabajo, demuestran que es posible alcanzar un equilibrio.
El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) proporciona datos impactantes sobre la magnitud de esta población de estudiantes trabajadores en Colombia. Según las cifras del trimestre enero-marzo de 2023, de los 5.182.000 estudiantes universitarios en el país, asombrosamente, 2.669.000 estaban simultáneamente empleados, lo que representa el 51,4% del total. Esta estadística revela un aumento significativo del 5,2% con respecto al trimestre anterior y un asombroso 16,7% en comparación con el mismo período del año anterior. La tendencia es innegable: cada vez más estudiantes se ven obligados a combinar sus estudios con sus empleos.
Este fenómeno se puede atribuir a una serie de factores desafiantes que afectan a los estudiantes universitarios. Uno de los principales desafíos es el crecimiento de los costos de la educación superior. Los jóvenes se enfrentan a una creciente presión económica para financiar sus estudios, lo que los impulsa a buscar empleo. La necesidad de generar ingresos para su subsistencia se convierte en un motor que los empuja a la fuerza laboral mientras continúan su educación.
Otro factor que contribuye a esta tendencia es la mayor flexibilidad de los horarios de trabajo en algunas empresas. Muchas organizaciones han reconocido la importancia de apoyar a sus empleados que estudian, permitiéndoles ajustar sus horarios laborales para que puedan asistir a clases y cumplir con sus tareas académicas. Esta flexibilidad ha hecho que la idea de ser un estudiante trabajador sea más atractiva y alcanzable.
A pesar de los desafíos y sacrificios que conlleva ser un estudiante trabajador, hay una serie de beneficios evidentes. En primer lugar, el empleo brinda una fuente de financiamiento para la educación, aliviando la carga financiera que de otro modo sería abrumadora. Además, la experiencia laboral adquirida es inestimable, ya que brinda a los estudiantes una ventaja competitiva en el mercado laboral después de la graduación. También es relevante destacar que, al desempeñar roles en el mundo laboral mientras estudian, desarrollan habilidades en campos diferentes a los de su profesión, lo que les brinda una perspectiva más amplia y una formación integral.
Sin embargo, no debemos subestimar los desafíos y obstáculos que enfrentan estos estudiantes. El rendimiento académico puede verse afectado por las demandas laborales, y el estrés y la ansiedad se convierten en compañeros constantes en sus vidas. Además, la limitación de tiempo para actividades sociales y personales es una realidad con la que deben lidiar constantemente. A pesar de estos obstáculos, estos estudiantes trabajadores perseveran y hacen todo lo posible para triunfar.
Esta situación nos lleva a reflexionar sobre la dificultad de estudiar en Colombia y la necesidad de medidas que puedan ayudar a estos estudiantes a superar estos desafíos. Quizás sería apropiado considerar la implementación de tarifas preferenciales para la salud, lo que aliviaría la carga financiera de estos jóvenes. Además, se podría explorar la posibilidad de eximir a los estudiantes trabajadores del impuesto al valor agregado (IVA) en una variedad de compras y servicios, ya que, en última instancia, están contribuyendo al desarrollo económico del país a través de sus esfuerzos tanto académicos como laborales.
En última instancia, es fundamental recordar que estos estudiantes trabajadores son el futuro del país. Su capacidad para superar obstáculos y desafíos con determinación y éxito es un testimonio de su resiliencia y dedicación. Merecen reconocimiento y apoyo en su búsqueda de una educación de calidad y una carrera profesional prometedora.