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INVESTIGATIVO

¿Cuál será el futuro de los caddies en Colombia ?

EL MEJOR PARTNER

Durante la pandemia, varios clubes tuvieron que cerrar sus puertas, suspender contratos de trabajo y terminar otros. Pero, ¿qué pasó con los caddies? 

Fuente: Pexels.com

Por: Camila Solano y Carmen Botero

Los clubes en Colombia iniciaron como un lugar de beneficios y recreación para los socios, pero la mayoría también cumplen una función social. Muchos cuentan con una fundación que tiene como fin ayudar a los empleados, incluyendo a los caddies y sus familias. Los socios aportan una parte de su cuota para el sostenimiento de las fundaciones y con este apoyo, los empleados tienen atención médica, educación, becas, salud, recreación, asesoría legal y psicológica, alimentación y préstamos; todo con el fin de mejorar su calidad de vida y asegurar un mejor futuro. Por la pandemia, los clubes cerraron para evitar el contagio, lo que también significó menos ingresos para las fundaciones y sus empleados. Cuando abrieron nuevamente, volvieron algunos empleados, pero los caddies no. 

Las fundaciones tienen un gran impacto en la comunidad, por ejemplo, La Fundación del Country Club durante el 2019, aportó 161 millones en programas de salud, 525 millones en apoyo a educación y 163 millones en auxilios de alimentación. Durante el 2020, La Fundación del Club Los Lagartos benefició a más de 1000 personas: se invirtieron 638 millones en educación, 50 millones en vivienda, 292 millones para la emergencia sanitaria y 21 millones en bienestar y educación, incluyendo la donación de computadores y asesorías legales y psicológicas para los empleados y sus familias. De los beneficiados, el 44% han sido caddies. Este año, varias fundaciones siguieron apoyando a los caddies, pero los clubes no los han vuelto a contratar. Entrevistamos a tres caddies que nos contaron su testimonio y cómo los ha afectado la pandemia. 

Juan Camilo comenzó a ser caddie en los ochenta. Su padre no estuvo presente en su infancia y tuvo que acudir a un trabajo para comprar sus onces. En este momento, agradece haber tomado esa decisión. Lo que más le gusta es el cambio de escenario y respirar aire fresco, mientras se gana una plata extra. A comienzos del año pasado, el campo de golf cerró y desde entonces no se ha permitido el juego con el acompañamiento de los caddies. “Sería bueno poder volver al club. Uno se acostumbra a los socios y a los compañeros, ojalá nos tengan en cuenta”, comenta Juan Camilo. A pesar de esto, está agradecido con la fundación porque ha continuado ayudando a los caddies, por ejemplo, en cuotas de alimentos.

Carlos comenzó cuando tenía 15 años y ya lleva más de 30 años trabajando como caddie. Sus hermanos lo impulsaron y aprovechó la oportunidad para ayudar a su familia económicamente. Además, ha contado con muchos años de apoyo del club y ha logrado seguir su trabajo con dedicación. Carlos sigue teniendo apoyo de la fundación y de algunos socios. A pesar de esto, dice que la mayoría de caddies tienen un trabajo adicional, pero no es un sueldo suficiente para suplir todas sus necesidades económicas. Carlos espera continuar con su trabajo, ya sea por grupos turnados u otras formas de mantener los protocolos de seguridad, mientras cumple con su trabajo. “Para mí, lo más importante de ser caddie, es que lo hago con mucha dedicación y respeto, porque al salir al campo con el jugador, se debe hacer con mucha seriedad, ya que el mismo deporte y el socio lo exige. Ayudar con una buena orientación en todo sentido es muy gratificante para el jugador y para uno de caddie”, señala Carlos. 

Alejandro inició cuando tenía 13 años y anhela estar en el campo de golf. Él también se ha visto afectado económicamente. “Ser caddie representa compromiso, respeto, dedicación y pasión que uno coloca para poder hacer bien las cosas. Además de ser un buen amigo y consejero de los jugadores, el hecho de ganar su confianza es muy gratificante”, comenta. 

Para enfrentar la pandemia y apoyar a los caddies, Camilo Durán, golfista y co-fundador de la página One Putt Colombia, creó el Instagram Mi Partner para movilizar a la comunidad y poder apoyar a los caddies que dejaron de percibir recursos económicos. Por medio de Chip Pong tournaments, la venta de brownies y arepas de huevo, torneos de FIFA, subastas, givaways y donaciones, lograron ayudar a más de 100 partners en todo Colombia. “Les preguntaba si estaban pasando por problemas económicos, si tenían más de 50 años, si tenían hijos o si estaban estudiando, para poder priorizar las ayudas. Durante un tiempo, le pude dar 100 mil pesos a cada uno, pero, desafortunadamente, no ha sido sostenible”, comenta Camilo.  Las fundaciones de los clubes pudieron ayudarlos por un tiempo, pero, poco a poco, ha disminuido la ayuda, incluso algunas fundaciones se han visto obligadas a cerrar. 

Además del problema de la pandemia, es necesaria una mejor protección laboral, porque los caddies están en una zona gris en la que no les aplica el Código Sustantivo de Trabajo y muchos son menores de edad. Tampoco es claro de quién reciben órdenes, si de los clubes o de lo socios y, por lo tanto, si hay subordinación con los clubes o no. La pandemia acentuó un problema latente: la seguridad social de los caddies. En el caso trágico de que a alguno le peguen con una bola de golf o que se fracture la espalda, ¿quién debería responder? Este tipo de demandas se han visto durante la pandemia porque no hay quién les pague a los caddies las prestaciones sociales. Camilo Mutis, abogado laboralista y asociado de Brigard Urrutia, propone algunas soluciones: que se limite el número de caddies para tenerlos a través de un contrato de trabajo, que se les pague la seguridad social por días o que los clubes adquieran una póliza de seguros que cubra los accidentes laborales. Propone que la mejor solución sería que existiera una regulación especial impulsada por el Congreso de la República. 

 

La pregunta del millón es la siguiente: ¿volverán los caddies a los campos de golf en Colombia? Hay posturas diferentes. 

“El caddie ha sido muy bueno en la historia del golf. Es más usado en países pobres porque tiene un componente social muy importante. Con la pandemia he aprendido que no necesito tanto del caddie y me puedo defender solo, sin embargo, me da mucho pesar por el problema social, pero en la mayoría de partes del mundo se juega sin caddie y sólo los profesionales en los torneos tienen caddie, pero, en general, las personas tienen sus carritos de golf”, señala Andrés Villegas, golfista. 

“Los caddies no pueden ser remplazados. Su compañía es fundamental porque conocen el campo a la perfección; viven del golf y te dicen dónde poner la bola o donde no. Son importantes tanto para un golfista como para alguien que apenas está empezando. Aunque también es un tema de comodidad, en especial para las personas mayores, agilizan mucho el campo. Los caddies viven del día a día y con su trabajo pueden seguir estudiando y generando un ingreso extra para sus casas. Hoy en día, algunos son domiciliarios o rapitenderos, pero no ganan la misma remuneración y, por otro lado, el golf es lo que saben hacer bien, lo que muchos han hecho durante toda su vida y más que un trabajo, es una pasión”, dice Camilo Durán, golfista y co-fundador de One Putt Colombia. 

Para golfistas profesionales, como Juan Sebastián Muñoz y Camilo Villegas, su partner es su amuleto de la suerte. Muñoz le atribuyó su triunfo en el Sanderson Farms Championship a su caddie, Mateo Gómez. “Teo llegó con su actitud súper positiva, él es una persona mucho más expresiva que yo, y me cambió el chip. Realmente me revolucionó. De tres meses atrás de estar peleando la tarjeta a ser campeón del PGA Tour lo único que cambió fue Mateo”, señaló en una entrevista para Golf Fest. El partner de Camilo Villegas es su hermano, Manuel Villegas. Camilo ha señalado en varias entrevistas que su caddie lo ayuda a concentrarse y a centrarse, un reto difícil después de la pérdida de su hija Mía. 

Pronto, los clubes tendrán que tomar una decisión: ¿seguirán mejorando la calidad de vida de los caddies y sus familias o invertirán en nuevos carritos de golf? 

Fuentes: Diego Miguél Botero, Camilo Durán, Camilo Mutis, Andrés Villegas y Carlos, Juan Camilo y Alejandro, quienes pidieron cambiar su nombre. 

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