EN EL HUECO
“Yo he sido viajero desde pequeño”
“El Tinieblo Rezandero, un recorrido por
los nombres de los pueblos de Colombia”
Diego Rosselli está a punto de conocer todos los municipios de Colombia. Foro Javeriano trae un poco de su vida e historia.
Fuente: Archivo personal Diego Rosselli
Por: José Javier Osorio Quintero y David Alejandro Cáceres Guerrero
Aventurero, explorador, montañista, escritor, conferencista, experto en geografía, amante de la historia y su Land Rover, influencer en Twitter/X, profesor universitario y médico neurólogo. Ese es Diego Rosselli y su vida ha estado plagada de viajes y aventuras desde pequeño.
Sus padres tenían una finca en el Casanare que visitaban mucho y se iban en un Land Rover modelo 1966, mismo que hoy en día es su compañero de viaje. En los viajes al Llano se iban hasta 12 personas en el vehículo: sus 8 hermanos, sus 2 padres, una empleada y él.
Es médico de la Universidad del Rosario y terminó en la Javeriana fruto de una maestría que realizó en el London School of Economics en “Economía de la salud”, lo cual le permitió iniciar dictando una electiva en esta materia que luego se convertiría en obligatoria, tanto en la Maestría como el Doctorado en Epidemiología Clínica y actualmente es incluso una Maestría independiente en nuestra Alma Mater.
De su perfil académico también destacamos que es miembro activo de la Academia Nacional de Medicina y profesor con carga de investigación de la Facultad de Medicina. En Scopus, la base de datos más importante en materia de publicaciones indexadas, reposan 168 artículos de su autoría, los cuales lo hacen el profesor con más publicaciones de la historia de su Facultad y el segundo de la Universidad. Sus alumnos no dejan de asombrarse de que las personas lo conozcan/conozcamos por sus viajes y no por sus aportes a la comunidad científica.
Ha sido un “de buenas” para las becas, pues se ha ganado 9 y está en el proceso para la 10º. Es un convencido de que es cuestión de método y no es esquivo en ofrecerse a compartir sus experiencias al respecto. Adelantándonos un poco, tiene una conferencia en YouTube titulada “¿Cómo conseguir una beca para estudiar en el exterior? Lo que a uno no le cuentan” que acumula más de 131.000 vistas.
Su deseo de recorrer Colombia inició en el 2004 cuando se propueo conocer los 100 principales municipios del país. Para determinar las ciudades a las que iría, inició tomando el último censo unió las áreas metropolitanas, pues no valía la pena incluir en la lista a La Calera, por ejemplo, a pesar de ser más grande que Mocoa. Para esta tarea compró un mapa y se dedicó con sus hijas a marcar con alfileres las ciudades que visitaría. En un principio, el proyecto se enfocó en contar la historia de Colombia a partir de las regiones, pues esta varía enormemente. Un claro ejemplo es Pasto, y en general Nariño, región que históricamente ha sido marginada y de la que se hacen chistes por haber sido leales al Rey de España y opositores de Bolívar. Actualmente, según le consta a Rosselli, la Academia de Historia de Nariño cierra sus sesiones con todos los miembros de pie diciendo a viva voz: “¡Viva Colombia y que muera Bolívar, h&j*e9ut@!”.
Su idea inicial consistía en escribir el libro en 5 años, haciendo 20 crónicas anuales. Para lograr visitar los distintos municipios se apalancó de su conferencia sobre las becas y le escribió a las Universidades ofreciéndola. El problema de esta “idea maestra” radica en que solo podía llegar a las ciudades con aeropuerto. Fue aquí cuando se le ocurrió la idea más original de su proyecto: vincular su viejo Land Rover.
Su primer viaje fue Bogotá – Chiquinquirá – San Gil – Bucaramanga. En la capital de Santander consiguió donde guardarlo para poder ir mensualmente y visitar municipios cercanos como Pamplona e incluso Cúcuta, en donde recuerda lo dejó guardado en la sede de la Cruz Roja. De allí llegó a Valledupar y luego a Riohacha en donde aprovechó para conocer toda la Costa y la Guajira, pues compró, en una promoción de Avianca, 9 meses de pasajes viajando los jueves en la tarde y volviendo a Bogotá el domingo.
El fanatismo por su Land Rover es tal que, haciéndole honor, no escatima en puyas a las Toyotas. Entre risas y nulo arrepentimiento nos confiesa que le cerraron su Facebook por, supuestamente, crear odio y romper las normas de la comunidad. ¿La razón? Discutir con unos toyoteros que se armaron en “patota” contra él. La historia es esta: un día, mientras caminaba por Calatrava, en la localidad de Suba, vio como grababan un video de una Toyota grande, de llantas anchas, luces deslumbrantes y tanques de gasolina adicionales. El orgulloso dueño afirmaba haber invertido más de $500´000.000 en su vehículo.
Roselli, ni corto ni perezoso, le tomó una foto y la subió a sus redes haciendo mofa de que estaba seguro no había ido ni a la mitad de los sitios a los que él con su Land Rover. Ante la histeria de los toyoteros atinó a decir que ese carro no había cruzado ríos en planchones ni cultivos de coca lleno de avisos de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia. Los que lo seguimos en Twitter/X sabemos que sus respuestas a las “críticas” tienden a ser picantes.
En 2010, cuando por publicó su libro, se percató que no solo había estado en las 100 ciudades inicialmente pretendidas sino en muchísimas más. Fue ahí cuando le surgió la idea de demostrar que había estado en una ciudad determinada tomando una foto de su amado Land Rover junto a la iglesia. La foto en este sitio no es una especie de peregrinaje, como podría creerse, pues confiesa ser ateo. “Es cuestión de pragmatismo”, anota.
Como buen viajero, su auto lleva un nombre: “El tinieblo rezandero”, en referencia a los retratos que inmortaliza en cada lugar que visita.
En diciembre de 2013 conoció a su segundo mejor amigo: otro Land Rover, un poco más pequeño, rojo y de carpa, pero en excelentes condiciones y a un excelente precio: $10´000.000. Jeremías, el mecánico de toda la vida de “El tinieblo”, fue quien se lo presentó. Cuando lo vio le tomó una foto y, estado en los Llanos Orientales, miraba la foto como un poeta mira a su musa. A pesar de quererlo, Rosselli no contaba con el dinero para ello pues debía pagar unos impuestos. Un buen día recibió una llamada de contador informándole que la suma de lo que debía pagar era $10´000.000 inferior a la que inicialmente le había mencionado. Rosselli, con el ímpetu que lo caracteriza, llamó a Jeremías, le pagó el precio y se fue con el carro a su casa para luego hacer el papeleo. Cuál no sería su sorpresa cuando, en una llamada posterior, le informaron que la suma inicial del pago de impuestos era la correcta. Tuvo que sacar un préstamo, pero no se arrepiente de nada, pues a partir del 2014 pudo multiplicar sus viajes.
En el 2018 se dio a la tarea de contar, por primera vez, cuántas iglesias llevaba y la suma le arrojó alrededor de 580, más de la mitad de municipios que hay en Colombia. Como buen aventurero se fijó el propósito de recorrerlos todos. En ese momento había 1.104 municipios en Colombia (hoy hay 1.105), de los cuales 1.064 eran accesibles en carro, así que inició por ellos y en septiembre de 2023, tras visitar Santa Helena del Opón, en Santander, creyó haberlos completado. Se enteró de que hay 3 municipios en Chocó en los que no figura carretera en los mapas, pero sí hay. En enero de 2024 visitó Paimadó, el tercero de ellos y completó los 1.067 municipios accesibles por tierra. A la fecha de la entrevista lleva 1.094 municipios, le faltan 11.
Cuando llega a cada municipio la prioridad #1 es tomar la foto de la iglesia y enviársela a alguien por si algo le pasa al celular. Luego busca la dormida o, si es el caso, continúa al siguiente municipio. Cuando ya tiene asegurado su lecho busca algo de comer y se toma una cerveza mientras escucha “Corazón prisionero”, su canción emblema, y envía un saludo a los “desparchados” por redes sociales, los cuales son videos que sube a su cuenta de Twitter/X y, con gruesa voz, exclama:“¡Corazón prisionero y una fría pal´ doctooooor!”, la cual es una mención a lo que gritaba el cantinero de Valparaíso, Antioquia, cuando lo veía entrar tras salir de consulta en su año rural.
Sus hijas, Paula y Andrea, siempre lo han apoyado e incluso acompañado en sus viajes. Paula, la menor, es TikToker y constantemente sube videos de los viajes que emprende con su padre. Es aguda al indicar que uno de los beneficios de ser su novio radica en viajar con los gastos pagos por su padre, como pronto se irán a los Cerros de Mavicure, localizados sobre el río Inírida en Guanía, Rosselli con sus dos hijas y sus respectivos novios.
Los viajes de Rosselli, aunque fascinantes, son demasiado costosos. “Hermanito, visitar los primeros 1.000 es tan difícil como visitar los últimos 100”, comenta. El fin de semana siguiente a la entrevista estuvo en Taraira, Vaupés, con su hija Paula. La avioneta les cobra $8´000.000 por llevarlos ida y vuelta desde Mitú y esperarlos 1 hora. Si bien es una gran suma de dinero y podría hacer otro viaje más largo, atina a decir que “Cualquiera va a Roma, no todos van a Taraira”.
Hablar con Diego Andrés Rosselli Cock es fascinante. Como buen viajero, y profesor consagrado, tiene el don de la palabra que cautiva al más inquieto de los oyentes. Aunque el tiempo y las palabras no alcanzan a materializar un poco de lo que aprendimos de él, nos queda la tranquilidad de que sus viajes e historias quedarán inmortalizados en un libro que titulará “El Tinieblo Rezandero, un recorrido por los nombres de los pueblos de Colombia” y se publicará bajo el sello del Grupo Planeta.