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PERFILES

2018-IV

¿Incrementar el presupuesto de defensa y no el de educación? 

FORO JAVERIANO trae el testimonio de un estudiante beneficiario del programa Ser Pilo Paga y su opinión frente a la decisión de Iván Duque de darle fin.

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Por: Natalia Botero y Juan David Páez

A mediados de octubre del 2014, me encontraba expectante acerca de mi futuro académico y profesional. En ese momento sólo una cosa era clara, quería ser abogado. Mi sueño durante la adolescencia fue pertenecer a la Universidad Nacional de Colombia, sin embargo, una situación económica compleja me impidió presentar el examen de admisión. Por mi cabeza pasaron muchos pensamientos, y me llené de temor pues realmente ansiaba estudiar.

Un día cualquiera de octubre, estaba en mí casa, faltaban pocos días para conocer los puntajes del examen de Estado ICFES saber 11° cuando en una alocución, el expresidente, Juan Manuel Santos anunció la creación de un programa de créditos-beca para 10.000 jóvenes que cumplieran un mínimo de requisitos. Una vez se terminó la intervención del presidente, corrí a verificar si contaba con el puntaje del SISBEN que se requería y vaya sorpresa que me llevé, ¡estaba tan solo dos puntos por debajo del máximo! Desde ese día, la espera del resultado del ICFES fue agónica, la sentí como si fuera eterna. Sin embargo, la expectativa sí que fue bien recompensada, pues obtuve el mejor puntaje de todo mi colegio. Ahora sí podría entrar a estudiar esta hermosa profesión. 

Tuve la fortuna de presentarme a las mejores universidades del país para estudiar derecho, Rosario, Andes, Externado y Javeriana –sí, todas privadas–. Y aunque a todas ellas logré ser aceptado, hubo un mensaje que me hizo estremecer y llorar. Éste decía: “Reciba un cordial saludo y nuestras sinceras felicitaciones. Usted ha sido admitido(a) a la Carrera de Derecho de modo preferencial por sus magníficos resultados en las pruebas de Estado Saber11” Desde ese momento, entendí dónde debía estar, desde ese instante me sentí javeriano. 

El programa Ser Pilo Paga, durante estos cuatro años de existencia, ha sido muy cuestionado y criticado por diversas voces que se han levantado contra él, principalmente con el argumento de destinar dinero público a universidades privadas -sin voltear a mirar a las universidades públicas- y que a pesar de garantizar ampliamente el acceso a la educación superior de miles de jóvenes, ha sido abandonada por el Estado y se encuentra carente de políticas públicas que le favorezcan.  

Como beneficiario del programa, debo reconocer los errores de éste. Considero que no puede ser tomado como política educativa del gobierno Santos, ni de ningún otro. Ser Pilo Paga puede ser un mecanismo alternativo viable y eficiente para complementar las políticas públicas en favor de la educación superior, y si se adopta de esta manera, tal vez se podría llegar disminuir el déficit de billones de pesos que ataca hoy a las 32 universidades públicas, lo que además ha provocado la creación de movimientos como el ENEES (Encuentro Nacional de Estudiantes de Educación Superior) que ven el cese de actividades como la forma más idónea, pero a la vez más perjudicial para ellos mismos, de ser escuchados.  

Ser Pilo Paga se terminó, es un hecho. El gobierno de Iván Duque, quien irónicamente durante los debates era el único candidato que consideraba continuarlo, decidió acabarlo pues presupuestalmente era insostenible. Las universidades privadas desde la creación de éste han aumentado indiscriminadamente las matriculas y resultaba excesivamente oneroso continuarlo.  

Fue una decisión sensata, pienso yo, porque una férrea política de educación debe empezar desde el pre-escolar, y se debe aumentar el salario de los profesores, así como también se tiene que mejorar la infraestructura y la calidad de las instituciones educativas públicas. La educación no puede enfocarse en proteger únicamente a un sector de la población, sino que debe propender por llegar a todos los sectores marginados del país. Lastimosamente, la decisión de Iván Duque no tuvo realmente en consideración lo anterior, sino que optó más bien por aumentar el presupuesto de defensa –y dejar el de educación olvidado-.   

Me temo que alguna vez 40.000 personas pudimos estudiar gracias a un programa mal planeado y mal incorporado, pero ahora, infortunadamente no hay ninguno y la educación pública sigue entre las ruinas. Agradezco haber tenido la oportunidad de continuar estudiando la carrera de mis sueños en un lugar que me ha hecho feliz y me ha forjado como ser humano, pero en un país con más de 50 millones de habitantes se necesita que la educación sea un derecho y no un negocio, y que todos podamos seguir nuestros sueños sin mirar al bolsillo.  

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