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EN EL HUECO

2019-IV

  Los terrenos de la Javeriana no siempre fueron universitarios   

DE MANICOMIO Y FÁBRICA DE CHOCOLATES A UNIVERSIDAD

¿Nunca te has preguntado qué existía en el terreno de la Javeriana antes de ser universidad? 

Por: Alejandro Estrada Mejía

El actual Campus que conocemos de la Universidad Javeriana se integra de una manera existencial y cotidiana gracias a los múltiples andares del paso de los años, pasos que unen imperceptiblemente una variedad de predios, recuerdos e historias. Hasta 1999 el actual campus englobaba 51 predios adquiridos paulatinamente desde julio 15 de 1946. Haciendas, casas de familia, institutos, fábricas de chocolate y hasta un “manicomio” fueron algunos de los ocupantes del terreno de nuestra universidad antes de que estuviésemos nosotros allí.  

La historia comienza con el primer claustro de la Javeriana, el cual se encontraba ubicado en el Barrio de la Candelaria, actual sede del Museo Colonia. Más tarde, con la decisión de fijar su sede en los actuales predios, en el año 1950 la Universidad ocupó la actual esquina de los Cerros Orientales de Bogotá. 

Quizás el ocupante más antiguo del terreno se ubicaba, aproximadamente, donde se encuentra actualmente el Edificio Cataluña. Allí se encontraban varias edificaciones antiguas que conformaban la Clínica Psiquiátrica Cataluña de Dr. Assuad, un “manicomio” que fue posteriormente demolido para construir alojamientos universitarios y aulas de música. Tiempo después se utilizaron para el funcionamiento de la Facultad de Enfermería de aquel entonces, sin embargo, la fecha exacta de demolición y adquisición es imprecisa y se desconoce. 

Antes de ser parte del campus de la Universidad Javeriana, el terreno donde actualmente se encuentra el edificio conocido como “El Arca”, albergó las primeras instalaciones de la fábrica de chocolates Ítalo, fundada en 1928. Posteriormente, en 1976, la Universidad compró el edificio donde funcionaba y lo readecuó. Allí se instalaron en principio las oficinas de la Facultades de Ciencias Sociales y Educación, facultad que fue escenario a lo largo de la década de 1980 de varios de los convulsivos procesos sociales que acompañaron la historia de Colombia. Tiempo después, dicha edificación fue parcialmente demolida para construir el edificio ubicado actualmente. 

En el terreno donde actualmente se encuentra el edificio Pedro Arrupe, donde funciona la facultad de Teología, operaba anteriormente el Instituto Geofísico de los Andes Colombianos, el cual fue fundado en 1941, con el fin de fomentar los estudios meteorológicos y sismológicos. 

En un inicio, la Universidad era exclusivamente para hombre hasta que, en 1941, se crearon las Facultades Femeninas bajo la dirección de las Hermanas de la Presentación. Sin duda las "Femeninas", como se conocieron popularmente, fueron determinantes para lograr una igualdad en el acceso a la educación Superior de las mujeres en Colombia. De allí salieron las primeras abogadas, enfermeras y filósofas, que luego serían las gestoras de ese gran cambio que se dio en la segunda mitad del siglo XX, cuando se permitió la entrada de ellas a los salones de clase de los hombres, quebrando así, la brecha de género existente. Estas Facultades se encontraban ubicadas en el terreno que hoy ocupa la Biblioteca Luis Ángel Arango, sin embargo, fueron reducidas a cenizas tras ser saqueadas e incendiadas luego de los desmanes del Bogotazo el 9 de abril de 1948. Fue después, en la década de 1950, que se trasladaron las Facultades Femeninas al terreno donde actualmente se encuentra el Edificio Carlos Ortiz S.J. (Edificio 52). 

El actual Edificio 67 que conocemos, se construyó en 1966 con el fin de albergar la Fundación Instituto Neurológico de Colombia, la cual, después de su cierre en 1996, cedió sus instalaciones para que estas pasaran a ser parte de la Universidad. 

La Casa Instituto Pensar, ubicada entre el Edificio Gabriel Giraldo y la Avenida Séptima era el lugar donde habitaba el señor Navarro, un distinguido caballero quien al fallecer, donó su morada al Distrito; el cual, tiempo después, la cedió por convenio a la Universidad Javeriana en 1977. 

Durante las primeras décadas de la Javeriana, en su campus actual, los estudiantes y usuarios del Hospital Universitario San Ignacio enfrentaron un problema de seguridad: el cruce de la calle 41 con Avenida Séptima. Inicialmente se instaló un semáforo peatonal, que luego de algunos años, fue insuficiente por la ampliación de la Avenida Séptima en su calzada occidental. Por lo tanto, en la década del 70, se consolidó la propuesta del túnel peatonal, por el cual actualmente cruzamos todos los días para entrar a un campus que esconde mil historias detrás de las paredes, mil recuerdos enterrados bajo nuestros pies y mil lugares donde el paso de los años ha dejado su huella grabada y que nos recuerda que definitivamente no fuimos los primeros en estar allí. 

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