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CONSTRUCTIVAS

¿Podrá algún día la planeación territorial de la capital llegar a una nueva década?

El Plan de Ordenamiento Territorial (POT)Bogotano para “Dummies”

Para usted, para mí y para todos aquellos que en algún momento nos hemos sentido confundidos con el renombrado POT Bogotano

Fuente: Pexels.com

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Por: Laura Salcedo

A estas alturas de la presente novela que estamos a punto de desglosar en este artículo, quiero arriesgarme a afirmar que la gran mayoría de los ciudadanos de nuestra capital–e incluso por fuera de ella–,hemos escuchado al menos unos pocos detalles del resonado POT de Bogotá. Una noticia de la cual se escuchaba hablar a diario en los medios de comunicación a finales del año pasado y que, hasta el día de hoy, sigue presentando cualquier cantidad de críticas y opiniones al respecto. Ahora bien, de toda esa carga de noticias e informes acerca del POT ¿cuándo lo entenderemos verdaderamente? ¿Sabe usted la importancia que conlleva la actualización de un POT para su ciudad? ¿Sabe cuántos líos legales y procedimentales hubo antes de decretar el documento en diciembre pasado? O¿entiende la interesante–pero conflictiva–,historia que ha habido detrás de la radicación de los mismos en Bogotá. 

La información abunda, las respuestas y explicaciones no. Por lo que aquí nos tomaremos la tarea de en forma simple y pausada aclarar los vacío que la historia del Plan de OrdenamientoTerritorial nos ha dejado ¿Por qué? Porque este plan es un tema que nos debería interesar a todos, ya que este es la base del futuro urbanístico, vial y ecológico que le espera a Bogotá; y, por ende, lo menos que podría esperarse es una explicación clara y concisa del asunto.

Para dar inicio, es importante dejar claro: ¿Qué es, para qué sirve y en que se fundamenta un POT?

Un Plan de Ordenamiento Territorial, bien llamado POT como indicativo de sus siglas, es un documento reglamentario que contiene un conjunto de objetivos, políticas, directrices y programas destinados a regular la administración del desarrollo físico de una ciudad durante un periodo de tiempo determinado. Piense entonces en el POT como un manual de instrucciones del cual las administraciones deben tomar guía para planear los parques donde usted saca a su perro, los barrios donde se construye el proyecto que tanto le gustó, además de la construcción de hospitales e incluso cárceles. Eso sin dejar de lado la tan anhelada mejora de la malla vial y de transporte público que esperamos.¿Ya va entendiendo porqué este tema es de su interés?

La mayor importancia de dicho plan es que este tiene una duración legal de doce años, es decir, que cuando es aprobado, regirá los periodos administrativos de tres alcaldes electos diferentes. Pasado dicho periodo, el plan puede seguir rigiendo, pero se considera como un plan vencido que puede ser cambiado por iniciativa de la administración en curso, como ocurrió con Bogotá.Este es un periodo de tiempo durante el cual, si se aplicara de buena forma el plan, podría haber grandes avances entorno el desarrollo de la ciudad.

Otros aspectos técnicos por resaltar de los POT es que no solo la ciudad de Bogotá tiene el poder de elaborar su propio plan. Este es un derecho que fue otorgado con la ConstituciónPolítica de 1991 y posteriormente regulado por la Ley 388 de 1997, con la cual se otorgó a todas las ciudades del país con una población posterior a los cien mil habitantes la capacidad de generar sus propios planes urbanísticos; mientras que para los municipios y pueblos con poblaciones menores, existen otros mecanismos de ordenamiento territorial. La mencionada ley también dicta que debe ser el Concejo (en el caso de Bogotá, el ConcejoDistrital)el organismo facultado para la organización del suelo. En ese sentido, el alcalde interesado en implementar un nuevo plan debe presentarlo ante este, para su consecuente aprobación o rechazo. Una vez presentado, el Concejo tiene un plazo de hasta noventa días para cursar el proceso, debatir y tomar una decisión; si este plazo no se cumple se le da la facultad al alcalde para que lo adopte por decreto, y es justo en este punto donde se encuentra la parte álgida dela historia que estamos por abordar

El conflicto histórico alrededor de la implementación del POT en Bogotá.

 

En la capital, la creación de los planes urbanos nunca ha sido un tema apacible; y si usted piensa que este conflicto es algo que nació únicamente entre la Alcaldesa Claudia López y el Concejo de Bogotá, déjeme contarle que la historia viene de mucho más atrás. A pesar de ya encontrarnos en el 2022, el plan que estuvo vigente hasta el nuevo decreto de la Alcaldesa que implementó a la fuerza el plan “Bogotá Reverdece 2022-2035”,era el POT del año 2000, el cual fue ajustado por última vez en el 2003; es decir que este cumplió con su fecha de vencimiento en 2015 y, aun así, se ha mantenido. 

Las necesidades de inicio de milenio claramente no son las mismas veintidós años después: el crecimiento poblacional, las necesidades de nuevos modelos de transporte público, el aumento de vehículos que circulan por la ciudad, la implementación de nuevas tecnologías e incluso las necesidades ecológicas y urbanísticas con las nuevas concepciones sociales, dejaron hace mucho de ser satisfechas por el plan pactado en los años 2000. La necesidad de un plan que se adapte a las nuevas necesidades que el avance del siglo e incluso la pandemia ha creado, es imperante.

Ahora bien ,el gran atraso que ha existido en cuanto a la implementación de un nuevo plan de ordenamiento territorial no se debe a la falta de interés de los mandatarios anteriores a la alcaldía de Claudia. Es más, cada uno de los alcaldes, entre el año 2000 y el 2020, ha intentado implementar su propio plan sin éxito alguno. Lo que hizo Claudia López al decretar el POT es en realidad la misma historia de los gobiernos pasados y que paradójicamente ella tanto había criticado. Devolviéndonos unos años atrás, encontramos que en la administración Petro, el Concejo negó su propuesta y su plan fue implementado a través de decreto, pero su imposición no duraría mucho, ya que un juez administrativo la declararía ilegal por no tenerla competencia. Historia similar ocurriría con el plan propuesto por Enrique Peñalosa conocido por sus constantes conflictos dada la intervención de la reserva Thomas van der Hammen (pero ese es otro cuento por aclarar). Al final, en medio de disputas e intereses políticos, se hundieron sus proyectos, historia que hoy que repite.

 

¿Cuál será el futuro del POT decretado por la alcaldía?¿Suplan tiene futuro?

 

Las predicciones, teniendo en cuenta el destino de los planes pasados, no son muy favorables para la recién implementada propuesta de la Alcaldesa.

 

Es muy difícil negar el carácter accidentado que tuvo dicho plan durante todo su trámite en el Concejo: nuevamente las marcadas peleas entre los partidos políticos y la poca capacidad del gobierno distrital para conciliar intereses le pasaron factura a la ciudad. Si hay que nombrar un responsable por el retraso en la creación de un nuevo plan para Bogotá, la respuesta no es sencilla. Tanto la actuación de la Alcaldesa–dejando de lado la solicitud de darle mayor tiempo a las discusiones y participaciones de los diferentes sectores sociales interesados en aportar al plan–, como la gran cantidad de recusaciones y jugadas políticas presentadas por los concejales para dilatarla decisión sobre el plan, fueron factores cruciales en la delicada situación urbanística que vive hoy Bogotá.

 

En cuanto a la actuación del Concejo, deja mucho que cuestionarse su papel, siendo una tendencia histórica el atraso y rechazo de los planes delos diferentes alcaldes.Cuatro casos de rechazos y dilataciones en veintidós años es una tendencia marcada más que suficiente como para preguntarse ¿cuáles son los verdaderos intereses que está defendiendo el consejo al mantener un antiguo POT?

 

En conclusión, y dejar en claro algunas delas múltiples dudas a resolver con este complicado tema, en la actualidad el plan decretado por la Alcaldesa peligra. Ya son múltiples las demandas que buscan declarar su nulidad, procesos en los que el principal argumento yace en que efectivamente el Concejo aún no dejaba vencer los noventa días que la ley le otorga para debate y, por ende, la Alcaldesa aún no estaba facultada para expedirlo por decreto. Y es así como la planeación urbana de Bogotá inicia el año entre demandas, amenazas y correcciones que buscan remendar los grande errores, vacíos e inconsistencias que un POT accidentado trae consigo.¿Podrá algún día la planeación territorial de la capital llegar a una nueva década?Simple, claro yen un intento de hacer de esta historia concisa: esto fue elPlan de Ordenamiento Territorial Bogotano para “Dummies”.

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