top of page

CULTURALES

Foro Javeriano reflexiona sobre el fenómeno del cambio climático en Colombia.  

El cambio climático: un asunto para después 

Colombia: muchas promesas y poca acción en lo que respecta al cambio climático y sus consecuencias.   

rioseco.jpg

Fuente: Pexels

Por: Andrés Molina Castro 

Se ha acostumbrado a llenar al mundo de preocupaciones, unas más realistas que otras. Dentro de estas, se ha planteado de manera reiterada el cambio climático, para unos esta situación se basa en la ciencia y la estadística y, para otros, es descartada de tajo argumentando que es otra mentira piadosa de la izquierda, pues la famosa hora cero o el punto de no retorno climático se corre de manera sistemática cada tanto.  

 

A pesar de ser una discusión álgida -y hasta entretenida-, el propósito de este artículo no es convencerlo de la existencia de este fenómeno, pues la evidencia respecto del indudable incremento de 20 centímetros del nivel del mar desde 1800, según la NASA o los repetidos eventos meteorológicos extremos como las tormentas, inundaciones, incendios forestales en gran parte del planeta resultan ser evidencia circunstancial para algunos.  

 

El verdadero propósito de este breve artículo es mostrar la forma en cómo se ha manifestado este fenómeno en Colombia y como hemos sido incapaces de mitigar sus efectos. A punta de palabras y oraciones magistrales en leyes, actos administrativos o política pública no aguanta.  

 

Si bien es cierto que los eventos meteorológicos se pueden clasificar como un acto de Dios -en castellano, caso fortuito o fuerza mayor-, sería injusto achantarle la extremidad con la que se presentan estos eventos a Él, a mi parecer resulta ser una consecuencia de nuestro actuar como sociedad y especie. Esta última afirmación puede resultar desmesurada -inexacta si se quiere-, pero los recientes acontecimientos no me permiten llegar a otra conclusión.  

 

Evidencia de ello es el reciente desastre de Quetame. Este sector, que colinda entre el departamento de Cundinamarca y el Meta, resulta ser propenso a los deslizamientos debido a la juventud de estas cadenas montañosas. Sin embargo, la Cámara de Colombiana de Infraestructura (CCI), aclara que la severidad de este suceso se debe a la amplía deforestación y las intensas lluvias producto del cambio climático. Es decir, fue mediante la conducta humana desplegada en ese sector y, sobre todo, el calentamiento global la causa de los resultados agravados que padecemos hoy.  

 

No se puede dejar desapercibido el fenómeno de El Niño y La Niña cuando se habla del cambio climático en este hemisferio. Para el que no sepa, estas manifestaciones climáticas se presentan por el calentamiento (El Niño) o el enfriamiento (La Niña) del océano pacífico en su zona tropical debido a la variación en el grado de inclinación en el eje de rotación del planeta. Las consecuencias de estas alteraciones climáticas, en principio, resultan ser naturales, pues responden al movimiento natural y cíclico del planeta. Queda en duda, más bien, si sus efectos han sido repotenciados por el calentamiento global.  

 

Los expertos han debatido en el tema y han fallado en encontrar una conclusión definitiva. No obstante, esto no ha sido impedimento para que algunas investigaciones demuestren que la probabilidad de que ocurra un “Super El Niño” (una versión de este fenómeno más intensa) se ha incrementado en el doble. Esta situación, que puede resultar algo lejana, no se puede dejar de lado, se debe de actuar, no con la intención de prevenir dicho suceso, sino estar preparados para cualquier evento relacionado con este. Si algo se ha debido aprender de los desastres meteorológicos es que es preferible prevenir que lamentar.  

 

Para nadie es un misterio la afectación que tienen estos dos fenómenos en el país, cuando El Niño está en pleno auge se produce una sequía casi que generalizada -aguda en los Llanos Orientales-, en cambio, cuando es el turno de La Niña se producen inundaciones como las sufridas entre el 2010 y el 2011. En otras palabras, mientras que en una época del año nos inundamos en la otra no encontramos agua (si quiera para el tinto), esto genera efectos adversos en el desarrollo económico y el ámbito social del país.  

 

Queda preguntar: ¿qué pasa con el mandato constitucional del manejo eficiente de los recursos? ¿se justifica que durante un periodo del año Colombia abunde en un recurso natural vital, como el agua, para que en el restante haya una escasez de este?  

 

Hasta el momento, el Estado se ha limitado a expedir documentos como el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (2012); la Política Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (2012); la Ley de Acción al Cambio Climático (Ley 2169 de 2022); y más reciente el polémico acuerdo de Escazú. Sin embargo, estas aproximaciones terminan convirtiéndose en letra muerta, pues resultan ser inocuas para la problemática que tratan. 

bottom of page