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OPINIÓN

¿La firma de tus sueños? La naturalización de la jerarquía social en la profesión jurídica

Por: César Ramírez 
Abogado Pontificia Universidad Javeriana, LL.M. Cornell Law School, candidato a J.S.D. Cornell University.

En la edición anterior de Foro Javeriano se publicó un artículo titulado “¿Qué buscan las firmas?”. El objetivo del artículo era describir los criterios de selección que varias firmas emplean para contratar estudiantes de derecho. El artículo presentó diez criterios de selección, de los cuales resalto los siguientes: dominio de idiomas, universidad de la que se graduó, colegió del que se graduó, y presentación personal.

 

Mi objetivo no es criticar ni responder a ese artículo, el cual considero hace un ejercicio descriptivo de una realidad social. Lo que me propongo es señalar cómo los criterios de selección, que establecen algunas firmas, naturalizan las jerarquías sociales y reproducen privilegios de género, clase y raza en la educación legal.

 

Por ejemplo, el criterio de dominio de idiomas no es un reflejo de meritocracia (y aunque lo fuera yo no estaría de acuerdo con él), sino de la capacidad económica para estudiar lenguas extranjeras. Colombia, según el ranking de Education First, ocupa el puesto ochenta y uno de ciento trece países, y tiene un nivel muy bajo en dominio de inglés (más allá de las críticas que se puedan hacer a ese ranking). Muchas estudiantes ingresan a la facultad sin saber otro idioma y se encuentran con el requisito de tener que demostrar el dominio de una lengua extranjera para poder avanzar a séptimo semestre, sin importar sus condiciones socioeconómicas.

 

Adicionalmente, el criterio de presentación personal es problemático. ¿A qué se refieren con presentación personal? ¿Qué en las entrevistas utilicen ropa de las marcas más costosas? ¿Qué los hombres se vistan de una manera y las mujeres de otra? Los efectos que esto tiene tanto en términos de clase, género y raza han sido estudiados por diferentes autores como Lani Guinier, entre otras.

 

Además, ¿por qué importa el colegio de donde usted se graduó? Sobre este punto hubo diferentes respuestas. Pero el promedio es de 4.4. Con estos criterios cerramos espacios con base en el capital social, académico y simbólico adquirido o heredado, y quienes tienen más capital económico adquirido o heredado, pueden transformarlo más rápido en otros tipos de capitales.

 

La posición privilegiada que se ocupa en el campo social, a partir de la acumulación de capitales, se naturaliza de varias formas, pero señalo dos: primero, el proceso se disfraza de meritocrático. Lo que parece importante es la habilidad del estudiante, no su acumulación de las diferentes clases de capitales. Además, como el proceso es “meritocrático”, es justo y legítimo. Esto dificulta cualquier crítica contra ese sistema, porque es mejor que el sistema en el cual se heredaban las diferentes formas de capital. Segundo, las estudiantes aceptamos esos requisitos como naturales, objetivos, y justos. En los casos en que queramos un camino diferente, no tenemos alternativa, porque el precio es la alienación del campo legal. La única opción que nos queda es moldear nuestro perfil profesional para cumplir esos requisitos.

 

Es nuestro deber transformar la profesión legal, más allá de actuaciones, para hacerla igualitaria, justa, y donde el mérito sea reflejo, no de los diferentes tipos de capitales, sino de nuestra contribución para mejorar la sociedad. En ese sentido, propongo adoptar una definición diferente de mérito que no se base ni en notas, ni en competencia, ni en dónde estudié, ni en si tengo ropa costosa o no; un mérito que se base en qué aportes hacemos para construir una sociedad justa. Hay firmas de abogadas que sí miran estos como sus criterios de selección.

 

Puede ser que esto no cambie ahora, pero cuando lleguemos a esas posiciones, debemos cuestionar y abandonar esos criterios de selección. Y lo más importante: tener claro que esas no son las características de un buen abogado o abogada.

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