QUERELLANDO
La crítica de un nieto preocupado sobre cómo los bancos dejan de lado a las personas mayores
La crítica de un nieto preocupado sobre cómo los bancos dejan de lado a las personas mayores.
Fuente: Pexels
Por: Eduardo Aldana Salazar
La vejez puede ser un término atemorizante o, en algunas ocasiones, irreal. Antiguamente, la idea de llegar a cierto número de cumpleaños sonaba como algo impensable, pues las condiciones de salubridad eran mínimas, por lo cual llegar a ser considerado un anciano era reservado solo para algunos. Gracias a la ciencia el mundo avanzó, pero nuevos avances conllevan nuevas responsabilidades y, saltando un par de siglos en la historia, nos encontramos en una época donde la esperanza de vida es mayor que cualquiera antes registrada. Esto nos brinda la compañía de grandes y sabias personas que nos pueden aconsejar, ayudar y orientar en muchos aspectos de nuestro día a día.
Si ustedes tienen el privilegio de tener a sus abuelos en este plano, y es cercano a ellos, muy seguramente sabe lo increíble que es poder conversar con ellos y oír sus historias. Todo va bien hasta que las maravillas del mundo moderno empiezan a entorpecer y alterarles el estilo de vida que han mantenido por años. A manera personal, siempre he sido cercano a mi abuela y siempre me ha parecido el mejor de los planes, acompañarla a hacer “vueltas”. Sin embargo, últimamente me he sentido ofendido por el trato que le da la vida moderna a las personas mayores. Pasé de ver a mi abuela en la fila del banco esperando para consultar su estado de cuenta a verla pelear con un celular para consultar el saldo de su cuenta de ahorros. Con un ejemplo todo es mejor. Un día me llama y me pide que por favor le explique qué es una sucursal virtual. Resulta que, mientras estaba reunida con sus amigas, la llamaron del banco para pedirle que hiciera una transacción a través de la sucursal virtual, ella para no quedar mal frente a su círculo más cercano accedió, pero nunca le explicaron qué era o cómo se usaba.
Me tomé el tiempo de explicarle lo que era una aplicación, cómo funcionaba y que ahora la mayoría de las cosas se tienen que pagar y hacer a través de canales digitales. Realmente a mí no me molesta tener que explicarle eso a mi abuela, pero me resulta insultante que le cambien la forma de vivir, sin explicarles antes. Afortunadamente, ella tiene a alguien que le explique, pero seguramente muchos de sus usuarios no tienen a nadie que los ayude o guíe. Todos conocemos a PayPal, Nequi, Daviplata, Transfiya etc., que llegaron para hacernos la vida más fácil y eficiente, pero la nueva era ha dejado de lado a las personas mayores que por su formación no han podido terminar de adaptarse a las nuevas y constantemente cambiantes herramientas digitales.
Las entidades bancarias asumen que todas las personas tienen celular con acceso a internet y saben usarlo. Sin embargo, estamos hablando de un país donde el porcentaje de desconexión a internet es abismal, sin mencionar el difícil acceso a un celular inteligente. ¿Dónde quedó el respeto a los extractos de la tarjeta de crédito en los que se podían ver los saldos que se debían o las filas en los bancos para cobrar los cheques? No obstante, este cambio, no es del todo malo; ambientalmente es mucho más amigable... Pero, ¡por Dios! Que alguien le explique a los bancos que buena parte de la riqueza del país está en manos de personas mayores, y lo único que están haciendo las nuevas tecnologías es llevarlos a la locura. ¿Cuál sería la solución? Que cierren sus cuentas de ahorros, cancelen sus tarjetas y decidan guardar la plata debajo del colchón porque no saben qué más hacer o, en palabras de mi abuela: “la tecnología volvió a mi generación en una generación de inútiles con plata”.