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PERFILES

2019-IV

“Mi razón de ser es mi familia y ustedes, los estudiantes” 

ANA CONSTANZA SOTELO,

"CONY"

En esta edición de Foro Javeriano quisimos entrevistar a un emblema de la facultad, Cony. Nos permitió indagar sobre su vida personal y su gran labor a lo largo de muchos años en esta facultad.  

Por: Emilio Navarro Jacobsen 

Si le preguntamos a los estudiantes de la facultad por Ana Constanza Sotelo, la mayoría no sabría por quién se les está preguntando. Sin embargo, si cambiamos el nombre por el apodo la respuesta sería algo como esto, “¿Cony?, pues claro que se quién es, es imposible hablar de la facultad sin hablar de ella”. Todos los estudiantes e incluso profesores han tenido que cruzar por una u otra razón palabras con esta mujer que siempre nos recibe con una sonrisa y buena disposición. 

 

Cony, como es conocida en el “argot”  javeriano a pesar de nacer y crecer en la capital, se crio bajo la cultura de sus padres. Su mamá es de Zipaquirá, tierra que ha parido escarabajos que triunfan en las grandes montañas de Europa y su papá del Quindío, lugar bendito, cuyo café hizo famoso a Colombia a lo largo y ancho del globo.  Esta combinación, asegura Cony, dio como resultado una familia extremadamente unida, muy amorosa y cálida.  

 

Es la mayor y única mujer entre cuatro hermanos, siempre estuvo al tanto de lo que sucedía en su casa y considera que fue la segunda madre de su hermano menor pues cuando él nació ella tenía 17 años y siempre estuvo pendiente de su crianza.  

 

Con orgullo y cultivando los valores que sus padres le inculcaron, nos contó acerca de sus dos hijos. Ambos hombres y ambos, continúa ella, “juiciosos, pilos y comprometidos”. El mayor, Juan Camilo, tiene 25 años y estudió ingeniería industrial en la Javeriana. Santiago, su hijo menor, tiene 22 años y sigue estudiando en esta misma universidad nutrición y dietética.  

 

Fue en diciembre del 1990 que llegó a la universidad, casi 3 décadas atrás ¡toda una vida! Pero para sorpresa de muchos de nosotros, Cony no entró directamente a la facultad de Ciencias Jurídicas. “Una amiga de mi familia que trabajaba acá en la universidad  me animó a mandar mi hoja de vida”, luego de cumplir con el proceso pertinente entró a trabajar  en el servicio médico universitario. Allí ayudó por siete años al doctor Jaime Baquero Ángel, médico pediatra de gran trayectoria en la universidad.  

 

Vale la pena resaltar, como nos dimos cuenta mientras hacíamos la entrevista, la gratitud y el cariño con la que Cony describe a sus jefes, casi nos hace pensar que es posible llevar una vida laboral abundante de jefes carismáticos, cercanos y cálidos. Sobre el doctor Baquero dice que él fue su primer maestro, “ese fue mi primer trabajo formal y él me enseñó infinidad de cosas, imposibles de enumerar, fue mi primer mentor y solo tengo recuerdos gratos” 

 

En 1998 llega Cony a la Facultad de Ciencias Jurídicas, o no estamos seguros si fue la facultad la que llegó a ella, en fin. El padre Luis Fernando Álvarez era decano para aquel entonces y él de manera personal le dio la bienvenida a la Facultad, “el padre Luis Fernando se merece los más altos agradecimientos de mi parte”. En un primer momento colaboró en la Secretaría pero ha rotado por varios cargos en la Facultad. Mientras era decano el doctor Gustavo Zafra asistió en la decanatura académica, luego ayudo en la decanatura del medio universitario con el doctor Pablo José Quintero y el ingeniero Carlos Julio Cuartas; así mismo estuvo como secretaria del consultorio jurídico y en este periodo de la decanatura del doctor Julio Andrés Sampedro, le han sido encomendadas varias áreas de la facultad: nos cuenta que “todos han sido jefes excelentes, muy humanos”. Actualmente se encuentra con los directores y coordinadores de departamento de pregrado . Le preguntamos si tenía algún favorito en cuanto a los puestos en los que ha trabajado acá en la universidad, cuenta que le es imposible escoger uno porque en todos había aprendido mucho y que finalmente todos sus cargos giraban en torno a lo más importante, nosotros, los alumnos. 

 

Concluimos con Cony que una característica en común entre todos los cargos es el buen ambiente laboral, “siempre hay un trabajo en equipo, un ambiente de diálogo y alegría, todos esos elementos dan pie a que sea un empleo ideal, estable y agradable”. 

 

Su día empieza a las 4:30 de la mañana, por tarde tiene que estar a las 6 en la estación de las  Américas para estar en la universidad un poco antes de las 7, cuando empiezan las labores oficialmente. Son distintas las actividades que realiza en un día. Generalmente tiene que ver con temas de revisiones, atender a los estudiantes, llevar los exámenes a la fotocopiadora, atender a los distintos departamentos con los eventos que realizan y estar pendiente de las hojas de vida que se reciben. De manera muy enfática nos contó que aunque su trabajo siempre exige un grado de actividad bastante alta, no se compara a la época de parciales “es un momento agitado del semestre, pero toca estar pendiente pues muchos alumnos están preocupados y lo que se busca es solucionar”. 

 

Teniendo en cuenta que Cony tiene una trayectoria de más de 25 años en esta universidad y 20 en la facultad, quisimos indagar un poco al respecto preguntándole si había notado un cambio del estudiante de derecho de hace 20 años al de ahora. Como una mamá que defiende a su hijo frente al profesor, dijo que son muchas las promociones que ella había visto pasar y que todas tenían su encanto. “Quizá el estudiante de hace 20 años era más formal, los de ahora son más frescos más relajados, sin dejar de ser responsables, activos y, eso sí, como siempre, inteligentes”.  

 

Alrededor del mismo tema, recuerda que hace 28 años, cuando empezó a hacer parte de esta institución, no veía la misma cantidad de mujeres que se encuentra hoy en día. Como dato curioso cuenta, aterrizando su observación a los pasillos de la facultad, “eso sí ha cambiado, ahora estadísticamente entiendo que hay más mujeres en la facultad que hombres”.  

 

Entre risas y angustias recuerda ciertas anécdotas de las reacciones de los estudiantes cuando reciben su nota. Algunos quedan pasmados, en blanco quién sabe si de felicidad o tristeza, otros lloran, unos se enfadan, son muy distintas las reacciones, sin embargo orgullosamente cuenta su papel en esas circunstancias, “yo he tratado de estar ahí para darles un apoyo, una palabra de felicitación, de aliento, de ternura, de no dejarlos solos” 

 

Ama su trabajo y cree que sería necia si dijera lo contrario, “llevo tantos años en esta facultad que me siento una integrante más de ustedes”, siempre agradecida con Dios por haber cruzado su camino con el de esta facultad. Cuenta que en casa le ha inculcado a sus hijos los valores con los que ella creció, pero junto con todo lo aprendido en su servicio a la universidad por parte de los estudiantes y profesores. 

 

“Yo aprendo de los profesores junto con ustedes, pues desde mi punto de vista, ellos buscan educar personas y grandes seres humanos antes que otra cosa.” Habla de la honorabilidad con la que ellos pretenden vivir  y que su enseñanza es de tal magnitud que las palabras se quedan cortas para describir lo importante que son para ella. 

 

Los estudiantes lo son todo, su fin último en el trabajo y aunque realiza sus labores diarias en función de ellos, ha logrado crear una relación de “gana y gana”. “El amor por su carrera es algo que nunca dejaré de admirar” y le encanta ver en sus hijos siempre esa misma pasión. Por alguna razón inexplicable para todos, ser miembro de esta institución amparada bajo la Compañía de Jesús y en especial de la facultad de Ciencias Jurídicas, genera entre sus integrantes un sentido de pertenencia único, “Si hay un problema lo resolvemos todos juntos como la estrecha comunidad que somos”. 

 

“¿Y que han aprendido los estudiantes de ti?” Con orgullo asegura que quiere demostrar por medio del cariño que ama lo que hace, siente que siempre ha buscado ser amable y ser lo más diligente posible en las solicitudes que se le encomiendan para dar respuestas que ayuden a los estudiantes o a quien lo necesite. De manera muy especial leyó una frase que había preparado con anticipación, “el amor por mi trabajo y la mejor disposición por llevar a cabo los procesos a mi cargo”.  

 

Su trayectoria la ha hecho  inseparable de los pasillos del Giraldo, pero su personalidad la ha hecho imprescindible para la administración y personas de esta carrera. Le aconseja a los estudiantes nunca perder de vista su objetivo, tener un norte claro, obtener méritos resultado de grandes esfuerzos, pero alcanzados con un trabajo honesto y transparente.  

 

Sentencia la entrevista con este sabio consejo, “Qué su ética esté siempre encaminada a la justicia y que con su profesión puedan ayudar a las personas más débiles y vulnerables”.  

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