EN EL SEXTO
Si aun no te has dado la oportunidad de participar en un concurso universitario, aquí está tu señal
Ante todo, somos un equipo
Cuando sueltas el control y te dejas sorprender te das cuenta de cómo la vida está llena de sorpresas esperando a que las vivas.
Archivo: Archivo personal Valentina Ortega
Por: Valentina Ortega Prieto
Creo que la forma más sencilla y real de describir mi experiencia en el concurso, es que fue una de las mejores semanas de mi vida universitaria de principio a fin. Esta fue una experiencia que no solo le recomiendo a todo aquel que esté actualmente en la universidad, sino a todo el que quiera tener una experiencia enriquecedora para la vida y su carrera profesional. La verdad, más allá del resultado que efectivamente obtuvimos como equipo, no tenía muchas expectativas. Solo quería tener la oportunidad de disfrutar cada segundo del viaje y lograr dar lo mejor de mí misma a la hora de concursar. El hecho de que ganáramos o no una audiencia, era una presión que simplemente no quería tener, así que ni siquiera me permití pensarlo en un inicio.
Después de todo, estábamos yendo a las rondas internacionales después de no haber ganado las nacionales, por lo que, solo podía esperar dar lo mejor de mí. Ganar algún premio, no era el objetivo. El objetivo era sacarle todo el jugo posible al viaje y disfrutarme cada audiencia como si fuera la última. Este es mi último semestre y, tal vez, el último concurso en el que participe, por lo que quería disfrutarlo al máximo.
Sin embargo, la vida nos sorprende y mis bajas o nulas expectativas empezaron a ser superadas, ya que todo comenzó a salir sin ningún inconveniente. Desde el hecho de que esta ha sido la vez que más rápido he hecho migración e inmigración en mi vida, hasta el lugar donde nos estábamos quedando; todo era simplemente espectacular. Solo habíamos tenido sorpresas y aún ni habíamos tenido nuestra primera audiencia. Mirando todo en retrospectiva, efectivamente eran pequeños indicios de lo que nos esperaba.
El primer día, llegamos al evento de bienvenida un poco nerviosos a conocer todos los equipos a los que nos íbamos a enfrentar y la universidad donde se iba a realizar el concurso. Para ser completamente sincera, conocer a todos los equipos fue un momento supremamente intimidante en el que con mis compañeros volvimos a replantearnos qué estábamos haciendo en este lugar y en este concurso. Nadie había hecho su primera audiencia, pero todos parecían excelentes; tan preparados como nosotros o incluso más. Lo cual nos impedía pensar en la posibilidad de pasar siquiera las rondas preliminares del concurso.
Al día siguiente, comenzaron las audiencias y como decisión de grupo decidimos soltar el control y dejarlo todo realmente en manos de Dios, rezando antes de empezar cada audiencia y solo pidiéndole la gracia de poder disfrutarla y dar lo mejor de nosotros en cada una de ellas. Y, como una gran ola, empezamos a tener un gran desempeño en el concurso. Incluso mejor que el desempeño que habíamos tenido en las nacionales, por lo que, a medida que íbamos avanzando fuimos contándoles a todos nuestros familiares como ganábamos audiencia tras audiencia, hasta que llego el momento de anunciar a los equipos que pasaban a los cuartos de final.
Como gran sorpresa, clasificamos y nos fuimos a la casa con una sonrisa de oreja a oreja e inmensamente agradecidos de poder tener otra audiencia al día siguiente, sin la certeza de si seguiríamos avanzando. El concurso se estaba volviendo real y la competitividad en el ambiente era mucho más palpable que en los primeros días. Nos tocaba contra los equipos más competitivos de todo el concurso, sin embargo, decidimos verlo como una audiencia más y dejar todo en manos de Dios.
Por reglas del concurso, nos dieron la posibilidad de elegir qué rol queríamos desempeñar para la audiencia de los cuartos de final. Por lo que, como equipo decidimos optar por demandantes y nos comprometimos a que, si pasábamos a la siguiente audiencia, íbamos a elegir el rol contrario sin importar nada. Primero que todo éramos un equipo y queríamos que todos pudieran participar.
Tuvimos la audiencia de los cuartos de final, que fue una de las audiencias más duras que he tenido en mi vida, al ser reñida y muy compleja. A pesar de ello, logramos ganarla y tal como lo habíamos decidido previamente, elegimos el rol contrario sabiendo que era el más difícil de todos y nos embarcamos con toda a las semifinales. Más allá de ganar, queríamos ser un equipo hasta el final.
Aunque esta vez no ganamos, se sentía como si hubiéramos ganado el primer lugar en todo el concurso. No podíamos estar más felices. El concurso superó todas las expectativas y sueños que podríamos llegar a tener, por lo que solo podíamos pensar en lo agradecidos que estábamos de haber tenido esta oportunidad.
Sí, fuimos a un concurso y tuvimos un muy buen desempeño académico, pero eso no fue lo más importante ni aquello que quiero resaltar. Lo que quiero resaltar es como en algún punto, audiencia tras audiencia, ya no éramos individuos ni compañeros, sino una familia que solo quería ser lo más justa posible y asegurarse de que todos estuviéramos bien. Es eso precisamente lo que me llevo una familia Stetson.