EN EL SEXTO
"La lucha por la paz no vale la pena, vale la vida”
Participación de la Javeriana en el Concurso Universitario de la JEP
Foro Javeriano tuvo la oportunidad de sentarse a charlar sobre la experiencia de un grupo de 4 Javerianos que participó en el Concurso Universitario de la Jurisdicción Especial para la Paz. Acá todos los detalles de la experiencia.
Archivo: Archivo personal José Javier Osorio
Por: David Alejandro Cáceres Guerrero y José Javier Osorio Quintero
Santiago Espitia Nieto, Marianne Melissa Bustamante Medina, Dayana Sofía García Vargas y Camilo Villareal, participaron y representaron a la Pontificia Universidad Javeriana en el Concurso Universitario de la Jurisdicción Especial para la Paz 2023, que tuvo lugar en las instalaciones de la entidad entre el 11 y el 13 de noviembre del año pasado.
La participación fue a nombre de la Universidad, claramente, y del Semillero de Derecho Penal Internacional y Justicia Transicional, del que todos salvo Santiago hacían parte. La conformación del equipo tuvo dos particularidades: hubo personas que inicialmente participarían, pero no pudieron y otras que, por azares de la vida o predisposición del destino, como Santiago, entraron a último momento. El Dr. Gustavo Emilio Cote Barco, director del semillero, entró a fungir como coach del equipo. Así las cosas, empezó la ardua preparación del equipo.
Al charlar con ellos, recuerdan con cariño la frase de su entrenador, el Dr. Cote, cuando se encontraban diseñando su participación: "vamos a meterle cañaña". Justo eso fue lo que hicieron, pues la preparación implicó mucho trabajo, tiempo y sacrificio, incluso en época de vacaciones, lo que demuestra el compromiso del equipo. Se reunían todos los lunes en la sala del doctorado del séptimo piso del Edificio Gabriel Giraldo S.J., en horas de la tarde, y allí llevaban su producto escrito del tema que le correspondía desarrollar a cada uno. En este punto, agradecen profundamente a Abigail Anzola, quien, a pesar de estar haciendo su doble titulación en Francia, la diferencia horaria y sus compromisos académicos, siempre estuvo muy presente en la preparación, presta a ayudar y colaborar en lo que fuese necesario.
El tópico del concurso consistía en una audiencia ante la Sala de Amnistía e Indulto de la JEP donde el equipo, representando a los comparecientes, debía buscar el beneficio de indulto para alias “Kboom” respecto de tres casos particulares. El caso no era ficticio, sino que era una adaptación para el concurso basada en hechos reales, lo que generó un acercamiento muy importante a la realidad del conflicto en nuestro país y de los procesos que hoy en día se están llevando ante la Jurisdicción Especial para la Paz. Ahora bien, en términos jurídicos, el planteamiento del caso deviene de la naturaleza de cada una de las conductas de alias “Kboom”. El equipo de la Javeriana debía defender que sus conductas no eran crímenes internacionales sino delitos de carácter político y, en virtud del Acuerdo de Paz, debía ser amnistiado.
Las anécdotas icónicas después de vivir una gran experiencia son la mejor manera de relatarla. En ese orden de ideas, le preguntamos al equipo por sus mejores momentos y nos impactó la profundidad de sus respuestas. En primer lugar, recuerdan que, entre los nervios que inundaban el ambiente antes de entrar a la primera audiencia, una funcionaria de la JEP hizo una reflexión a partir la siguiente frase: "si estas paredes pudieran hablar". El punto es que dichas paredes, esos espacios donde acontecía el concurso, se habían inmortalizado para siempre como templo de memoria, pues han escuchado lo atroz de la violencia y el conflicto. El equipo destaca lo significante que fue para ellos estar sentados ahí, pues más allá de la competencia, sentían que, de alguna forma u otra, estaban empapándose de la lucha por la paz.
Recuerdan también, como tuvieron que correr ajustando el memorial que ya tenían preparado, a un engorroso formato que les exigía el Concurso y del cual tuvieron conocimiento poco tiempo antes de su inicio. Aunado a lo anterior, gran parte de la arquitectura de su preparación se basó en la calidad del memorial, que, si bien era importante, en la calificación no tenía tanto valor como las audiencias orales, para las cuales tuvieron poco tiempo de entrenamiento. Concretamente, la parte oral la prepararon en dos reuniones de 4 horas.
Ya en los días del Concurso, en la primera audiencia, a Marianne le preguntaron en su intervención, cuál era el objetivo militar de cada uno de los 3 casos. Era una situación apremiante, pues las preguntas siempre descolocan el discurso que uno tiene preparado, más aún cuando es una carrera contrarreloj donde también hay otro orador del equipo, que era Santiago. Marianne resolvió exitosamente no solo la respuesta, sino también en tiempo récord, lo que permitió que Santiago tuviese tiempo para intervenir, cerrando con un comentario que tenían preparado y que consideraban muy importante: pedir perdón. Ese punto final del equipo de nuestra universidad, siendo los representantes de los comparecientes, versaba sobre la idoneidad de la justicia restaurativa como mecanismo para salir de las lógicas adversariales de la resolución de controversias. Su discurso estaba diseñado de forma que el componente conclusivo se erigiera como una reflexión sobre el papel de las víctimas, la memoria, la paz y el perdón.
Lo más bonito de una experiencia que marca la vida es repensársela, mirando al pasado con gratitud y parte de ese ejercicio pasa por el extraer las enseñanzas que la vivencia les dejó. Respecto a su entrenador, el Dr. Cote, le agradecen su exigencia y acompañamiento académico, pues les permitió crecer exponencialmente en términos de metodología investigativa, redacción jurídica y disciplina. Por otro lado, destacan las enseñanzas en términos de trabajo en equipo y, sobre todo, que aprendieron que se puede litigar desde el respeto y el cuidado por el otro, pues eso dota de sentido la ritualidad de la búsqueda de soluciones, no de más conflicto. Por lo general, aunque se suela creer lo contrario, las formas son tan importantes como el fondo, si no es que más. Esto, además de ser un valor humano por alcanzar, es una impronta Javeriana que el equipo llevó con hidalguía.
Finalmente, nos comparten las enseñanzas y los aprendizajes en materia personal, que pasan transversalmente por la realidad del conflicto y la búsqueda de la paz. Por un lado, entender dinámicas que, en principio, no le son propias a uno, es muy valioso pues permite; desde el respeto, tratar de ponerse en los zapatos del otro y crear conciencia, tal como comenta Santiago. Por la misma línea, Sofía es enfática en la importancia de agudizar la conciencia sobre realidades históricas de nuestro país. Camilo, conecta los anteriores aprendizajes con un punto muy valioso: la necesidad de que los jóvenes hagamos nuestra esta lucha, también haciendo referencia al artículo 22 de la Constitución Política, que consagra la paz como un derecho y deber de obligatorio cumplimiento. Marianne, sabiamente comenta que su mayor aprendizaje es que de nosotros depende que se mantengan los cimientos de la paz, su lucha y su búsqueda. Ese proceso no es algo pasivo y netamente técnico, si no que involucra pasión, conciencia y perseverancia. Pero tiene sentido, pues la lucha paz no vale la pena, vale la vida.
Es esperanzador e ilusionante ver como el talento también se puede enfocar, en el marco de una competencia, en darle un sentido más allá a lo que se hace. Poner el conocimiento al servicio del país es fundamental para la construcción de una comunidad con dinámicas distintas, y de un país que poco a poco vaya sanando sus heridas. Felicitaciones a Santiago, Marianne, Sofía, Camilo, el Dr. Cote y a todos quienes estuvieron presentes; son un ejemplo de que las cosas, cuando se hacen desde el corazón, verdaderamente cambian y transforman realidades.