ESPECIAL
Una exploración del cine colombiano y su impacto en nuestra identidad
El cine colombiano como identidad cultural
Un recorrido por la historia del cine colombiano, destacando directores clave y el impacto del cine en la sociedad.
Fuente: Pexels
Por: Manuela Ocampo Bustamante
Si bien el cine colombiano no es famoso a nivel mundial como si lo es el cine francés, alemán o norteamericano, como colombianos nos debemos sentir orgullosos de nuestros productos cinematográficos y de cómo contamos nuestro país a través de la ficción. Por eso, es importante hacer un recorrido histórico de nuestro cine y de lo que nos ha aportado como sociedad.
La llegada del cine en Colombia comienza con el cinematógrafo en 1897, unos años después que lo crearan los hermano Lumier para capturar imágenes en movimiento y proyectarlas en una pantalla. En Colombia, estas proyecciones solo se dieron en Panamá (cuando todavía pertenecía a la República de Colombia) y en la capital, Bogotá.
A comienzos del siglo XX llegaron los hermanos Di Doménico, unos hermanos italianos que crearon la SICLA (Sociedad Industrial Cinematográfica Latinoamericana), la cual, fue una empresa que se dedicaba a la producción, distribución y exhibición de películas en Colombia y otros países de América Latina.
Ya después, en 1970 se creó el grupo de Cali y esta ciudad se convirtió en epicentro del cine con tres grandes directores: Carlos Mayolo, Luis Ospina y Andrés Caicedo. Quienes hacían películas que reflejaban la realidad social y cultural de la ciudad de Cali.
Fue en la década de los 90 que el cine colombiano contemporáneo tuvo un nuevo auge con producciones cinematográficas de reconocimiento internacional, con películas como La estrategia del caracol de Sergio Cabrera, ganando a mejor película en la 38a Semana Internacional del Cine de Valladolid y con una nominación a mejor película extranjera de habla hispana en la 9 edición de los Premios Goya. Por otra parte, también comenzó a crecer el director antioqueño Víctor Gaviria, quien empezó a narrar, de manera cruda y fiel, una Medellín de los 90 que acababa de vivir la fuerte época del narcotráfico de los 80; en donde sus calles se convirtieron en epicentro del microtráfico y la violencia. Lo curioso de este director es su uso de actores naturales, es decir, personas que se interpretan a sí mismos, con el fin de ser más fiel a la realidad con un lenguaje mucho más coloquial que les da un sello auténtico a sus productos.
Ya en la actualidad, se puede decir que una de las más grandes productoras que existen en Colombia es la de Dago García. Con sus películas de El Paseo que salen cada 28 de diciembre en todas las salas de cine del país, y aunque sus películas no son queridas por muchos colombianos, se puede decir que existen muy pocos directores y guionistas que son capaces de retratar tan bien las culturas, costumbres y prácticas colombianas como lo hace Dago García. Su forma de narrar la cultura popular con su humor y su sentido de pertenencia es única y es de admirar.
Ahora bien, existen ciertas leyes que se refieren al cine en Colombia como la ley 814 de 2003 y la ley 1556 de 2012. Por una parte, la ley 814 de 2003, también conocida como la Ley del Cine tiene determinados elementos como la creación del Consejo Nacional de Cine (CNACC) en donde se formulan políticas, planes, programas y estrategias para el desarrollo del cine en Colombia. A su vez, esta ley crea el fondo para el desarrollo cinematográfico (FDC), el cual es un fondo con recursos provenientes de una contribución parafiscal que financia el cine. Con esta ley, también se plantea la cuota de pantalla, que se refiere a que los exhibidores (salas de cine) deben dedicar una parte de la pantalla a la exhibición de películas colombianas. Por último, con la ley del cine se da la posibilidad a beneficios tributarios a las empresas que invierten en la producción cinematográfica. Por otra parte, está la ley 1556 de 2012, la cual busca fomentar el territorio nacional como escenario para el rodaje de obras cinematográficas.
Si bien en Colombia no existe una industria cinematográfica como tal, hay una identidad en las producciones nacionales que tienen como temas más relevantes el realismo social, en donde se busca retratar la realidad del país; el humor negro para abordar temas difíciles con mayor ligereza; la comedia para escapar un poco de la realidad y a la vez reírnos de nuestras propias desgracias, entre otros.
Pero más que contar la historia del cine en Colombia, esta es una invitación para conocer más lo que como colombianos hemos hecho y podemos hacer. Porque entre más vayamos a ver cine colombiano, más apoyo tendrá este para crecer y mejorar.