FORO JAVERIANO

Entre nosotros, los jóvenes, se ha adoptado la sensación de ansiedad, agobio y cansancio como regla general. Empezamos a darnos cuenta de que el tema de la salud mental no se puede catalogar como tabú y, mucho menos, que el psicólogo predilecto sea la correa con la hebilla más grande de la casa –como sucedía con generaciones pasadas–.   

 

Este descubrimiento se dio de manera oportuna, la sociedad actual está abrumada por la presión de sobresalir frente a los demás y que, a su vez, está sobre estimulada por el constante uso de las redes sociales. Las cifras no engañan, de acuerdo con el Ministerio de Salud y Protección Social a octubre de 2022, el 44,7% de los niños tienen indicios de alguna enfermedad mental, y según la Organización Mundial de la Salud, el 4,7% de los colombianos sufre de depresión. 

 

Los números resultan preocupantes, no son menores, pero no podemos dejar de lado el rol que tiene el entorno bajo el cual la persona se desarrolla. Se ha determinado que factores externos como la vida académica, laboral, social y económica de una persona afectan las reacciones químicas del cerebro, influenciando directamente la salud mental de la persona. En el ámbito educativo, las instituciones de dicho carácter tienen la responsabilidad de velar por la salud e integridad de sus estudiantes.  

 

La Javeriana ha entendido, de manera parcial, la problemática que expongo. De manera acertada creó el Centro de Asesoría Psicológica y Salud, conocido por sus iniciales: CAPS. Este apéndice de la Vicerrectoría del Medio Universitario pretende fomentar hábitos de auto cuidado, actividades extracurriculares y, en general, salvaguardar la salud física y mental de los javerianos.  

 

Sin embargo, no todo puede ser color de rosa. El alcance y popularidad del CAPS dentro de la comunidad estudiantil de la universidad es baja, casi nula. La manera en que anuncian sus servicios es mediante una cadena de correos diaria que, al final del día, terminan siendo archivados o eliminados por su destinatario principal, es decir, el estudiante que seguramente necesita de sus servicios. En otras palabras, la forma en cómo se patrocina dicha prestación es ineficiente.  

 

No me malinterprete, CAPS es un servicio muy bueno y valioso que ofrece la universidad, pero bajo las circunstancias actuales, se debería replantear el mecanismo a través del cual estos servicios se ofrecen a la comunidad estudiantil. Definitivamente, la bien intencionada cadena de correos no lo es.  

 

Resulta claro que el alcance del CAPS bajo el esquema actual es limitado, la falta de participación por parte de los estudiantes en sus eventos y charlas es una evidencia de esto. Tampoco se puede extrapolar la anterior premisa con la necesidad de que toda la comunidad javeriana atienda a estos, sin embargo, si se ve la urgencia en que la ocurrencia en estos espacios se aumente con la finalidad de cumplir con su objetivo: velar por la salud de la comunidad.  

 

El propósito de este artículo no es señalar culpables, por el contrario, pretende reconocer una problemática que afecta a la mayoría de la comunidad estudiantil –incluyéndome– y así, enfrentarla. Empero, no se puede negar las consecuencias negativas que son derivadas de la falta de acompañamiento del CAPS en la mayoría de los estudiantes. Un ejemplo, y quizá el más extremo, fue el caso de Jhonnier David Coronado, quien combatía con problemas de salud mental y, tristemente, se suicidó en el campus de la universidad en septiembre de 2019. 

 

Reitero, no señalo a CAPS como responsable de este suceso, pero no resulta descabellado pensar que, si hubiera intervenido o interactuado, de alguna forma con Jhonnier David, la historia sería otra. Estaríamos contando otro desenlace. 

 

Tampoco se pretende dictaminar una solución definitiva y arbitraría por mi parte, la realidad es que no poseo dicha conclusión. Sin embargo, en lo que no hay duda es en la necesidad de un sistema que le permita al CAPS tener un alcance eficiente con la comunidad javeriana. En realidad, lo que se necesita es que los estudiantes usemos los servicios que ya ofrece el centro.  

 

No sobra decir que, entre nosotros, los javerianos, también recae la responsabilidad de cuidarnos mutuamente. Esta obligación no es exclusivamente de la institución educativa, porque si se fija bien, quienes la componen son humanos. Pregúntele a su amigo; a la persona que se sienta al lado suyo en clase; a su compañero de trabajo; cómo se han sentido hoy. De pronto, es lo único que esa persona necesita.