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ACTUALIDAD

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Tan vigente como olvidado

AL NAKBA

Más de siete décadas después, el conflicto palestino-israelí, no parece encontrar una salida. Un relato, un reencuentro histórico, una historia familiar marcada por el exilio.

Por:  Laura Dueri Sánchez 

En junio del año pasado, finalmente conocí Belén: la ciudad palestina en donde no sólo nació Jesús, sino también mis abuelos. La documentación indica que los Dueri se encontraban en esta tierra desde el siglo XVI, sin embargo, la tradición oral los ubica en este territorio hace mucho más tiempo, siendo uno de los primeros clanes cristianos de la zona. Siempre me ha causado mucha curiosidad saber entonces, ¿por qué nació mi papá en Bogotá, Colombia? La razón es simple: en el siglo XX ocurre una gran diaspora palestina hacia america latina, la cual se intensifica en los años 50’s y 60´s con la creación del Estado de Israel, la cual obliga a una gran cantidad de familias palestinas a huir de su tierra y empezar desde cero, ante la falta de oportunidades y la guerra.

 

Mi familia es una de las muchas afectadas por un conflicto que lleva vigente más de siete décadas. El conflicto palestino-israelí es uno de los conflictos mas largos y controversiales de la historia de la humanidad. Con sus antecedentes en el movimiento sionista y la Declaración Balfour de 1917, el gran inicio de este conflicto se da tras la partición de Palestina generada por la ONU en 1947, tras la Segunda Guerra Mundial, en donde se determinó que se dividiría la zona en dos estados, uno israelí y uno palestino. Desde este momento ambos pueblos se han visto enfrentados en dos guerras principales, en 1948 y 1967, las cuales le han abierto paso poco a poco a un Estado Israelí, ganador de ambas guerras, cada vez mas grande y poderoso y a vez, a un territorio palestino cada vez más reducido y débil. 

Estos enfrentamientos han ubicado al Estado de Palestina en dos territorios principales, La Margen Occidental y la Franja de Gaza, sin embargo, estos se han reducido significativamente durante las últimas décadas gracias los asentamientos y la ocupación militar permanente por parte de Israel. La Franja de Gaza se encuentra bloqueada desde el 2007 tanto por aire como martítimamente, siendo el 64% de sus dos millones de habitantes refugiados. La Margen Occidental tiene hoy entre 600,000 y 750,000 asentamientos israelies, los cuales son ilegales ante la ley internacional al violar el IV Convenio de Ginebra. 

Nuestro guia y nuestro conductor el año pasado eran palestinos como nosotros, sus nombres eran Ibrahim y Louay. El turismo es una de las poca áreas en las cuales el pueblo palestino puede ejercer su derecho al trabajo, con bastantes limitaciones. Entrando al muro de los lamentos en Jerusalén, nos encontramos ante fuertes controles de seguridad. Los guardias israelies inmediatamente detectaron que nuestro guia era sospechoso sólo con mirarlo. Es curiosa la habilidad de las autoridades de Israel para determinar sin error, quién proviene de su pueblo enemigo. 

Israel tiene ubicados más de 700 “checkpoints” alrededor de La Margen Occidental, los cuales limitan y controlan el movimiento palestino. Por estos tuvimos que atravesar cuidadosamente varias veces, una de ellas para conocer la ciudad natal de mis abuelos. Belén es una ciudad extremadamente pequeña y sencilla. Aparte de la Iglesia de la Natividad, los turistas no tienen mucho que ver. Sus habitantes viven principalmente del comercio religioso y de la venta de bienes, en mercados muy parecidos a los que estamos acostumbrados a ver en cualquier pueblo colombiano: llenos de ruido, gente, toda clase de frutas y veduras y un ambiente polvoriento, con olores de toda clase. Esta, a pesar de ser una de las pocas “ciudades” palestinas, no evidencia ningún tipo de desarrollo. Ir a Palestina es como viajar al pasado, se respira un aire de pobreza y necesidad en cualquier esquina. 

Fue impactante ver la bandera oleante de Israel en pleno Jerusalén del Este. Louay nos explicó cómo esto es una provocación al pueblo palestino, el cual es “dueño” de esta porción de Jerusalén, la ciudad más controversial del conflicto. Pero al ver la bandera, nos dimos cuenta de cómo hoy, los palestinos ya no caben en este lugar.  

Palestina es un Estado sin Dios ni ley, sin territorio, sin pasaporte. Los planes de Israel y Estados Unidos para anexar la márgen occidental este año han sonado internacionalmente, pero no han tenido la suficiente visibilidad. Este conflicto se encuentra más vigente que nunca y una solución de dos Estados, que le pueda dar paz a ambos pueblos, parece ser una realidad inalcanzable. Hoy los Dueri se encuentrán viviendo en paz en diferentes partes del mundo, pero la Nakba, es decir la catástrofe y el exilio, se ven todavía en los ojos de nuestros ancianos. 

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