QUERELLANDO
Me dijo que me amaba, pero intentó matarme
6.205 EN EL INFIERNO
¿Te has preguntado si es posible vivir en el infierno en la vida terrenal? Desafortunadamente para Daniela Lorente los primeros 6.205 días de su existencia, estuvieron permeados por el miedo, la desesperación y la falta de empatía provocados por su madre y comisarías de familia.
Fuente: Archivo personal de Daniela Lorente
Por: Geraldine Pardo
Porque el amor, no está dado por vínculos consanguíneos.
Año 1993, un ingeniero de nacionalidad española contrae matrimonio con una comunicadora social graduada de la Pontificia Universidad Javeriana. Seguramente, ese día aquel hombre no sabía lo que le esperaría con esta mujer a su lado. Año 1997, nace Daniela Lorente, la protagonista de aquel infierno creado por su madre. ¿Pero por qué infierno?, ¿cómo es el infierno en tu propia casa por 17 años?
Lorente fue víctima de maltrato por su madre, no obstante, ella no sabe en qué momento empezó a vivirlo, pues recuerda todos los días de su vida por 17 años como los que narraremos a continuación.
Su hermano y ella iban a estudiar, luego llegaban a casa entre a las 3:40 pm y después tenían 1 hora libre para a las 5:00 pm entrar a la habitación de su mamá. En ese lugar le tenían que hacer masajes en manos, antebrazos, piernas y pies, haciendo esto tardaban entre 3 horas. Luego iban con su mamá al baño, ella tenía un sauna en el baño y debían ponerle la ropa para que entrara, llenarle unas jarras con agua y ponerle fajas para sudar en el abdomen y cremas debajo de los ojos. Ingresaba al sauna por 30 minutos y en ese lapso de tiempo Lorente organizaba la cama; posteriormente ella salía del sauna y se acostaba ahí, su hermano debía seguir haciéndole masajes, mientras que ella estaba en la cocina haciendo la cena.
Desafortunadamente sus días no acaban ahí, debían poner a llenar el yacusi; luego de que su hermano le hacía el masaje, la madre iba al baño y los hermanos tenían que quitarle la ropa, se metía al yacusi a las 12:00 o 1:00 am y se quedaba ahí entre 1 y 2 horas, mientras su hermano y Lorente descansaban. Como acto seguido la ayudaban a salir del yacusi y le acercaban un vaso de agua a la boca para que hiciera buches al cepillarse los dientes. No siendo suficiente, Lorente le aplicaba unas cremas reductoras en el cuerpo, además de ponerle ungüentos reafirmantes en los senos y en el cuello. Para finalizar la madre se sentaba en la cama y le llevaban la cena y solo después de eso podían dormir -a las 2:00 o 3:00 am-, y a las 6:00 am se levantaban para ir a estudiar.
Para febrero del 2007, Lorente ya tenía 10 años y junto con su hermano de 6 años, intentaron escapar, pero por desgracia el intento fue fallido. Un día su mamá se enojó y arrancó el cable del televisor, lo doblo y la golpeó dos veces en la espalda; corrió como pudo, sin embargo, su hermano terminó tirado en el piso encima de bolsas de basura y empezó golpearlo a tal punto que le quedaron marcas en la espalda y el ojo morado.
Su abuela llevó a los niños a denunciar a su madre en una comisaría de familia, pero allí determinaron que solo fue un incidente, que solo había ocurrido una vez y los enviaron a psicología. La psicóloga que los atendió dijo que la mamá estaba en perfectas condiciones de salud mental y tildó a su padre de ‘loco’. No obstante en el año 2011, el padre de los niños papá abandona el hogar porque en un restaurante tuvieron una pelea, la madre golpeó a su marido dentro del carro, luego subieron a su apartamento y su madre le arrojo un florero de cristal en la cabeza.
El calvario terminó el 12 de febrero de 2015 porque ese día Lorente tuvo un enfrentamiento con su mamá y le puso un cuchillo en el cuello y le dijo que la iba a matar; logró soltarse de ella y se encerró en su habitación, acto seguido llamo a su papá y le dijo que llamara a la policía. Cuando la policía llegó en ese momento, la madre iba saliendo en la camioneta en y Lorente estaba mirando por la ventana de su baño y cuando vio que ella salía y entraba la policía, gritó “cójanla que se escapa”. Estos lograron escuchar los gritos hasta alcanzarla.
Ese día, luego de haber pasado 17 años y su hermano 14 años en el infierno, conocieron la felicidad al lado de su papá. Hoy Daniela tiene 22 años, es mamá de un niño de 2 años y los 6.205 días en el infierno fueron su inspiración para hoy cursar séptimo semestre de psicología.
Lo anteriormente relatado no es constancia de que sea la verdad procesal del caso.