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DE LAS DIRECTORAS

La importancia de ser elemental 

UNA JUSTICIA EN MANOS DE CIVILES

Si convencer a una persona es difícil, intentar persuadir a doce parece una tarea imposible. 

Fuente: Archivo personal

Por: Adriana Torres

El sistema legal de Estados Unidos intriga a más de uno; con la Constitución más corta y antigua del mundo, su regulación de las armas bastante debatible, su peculiar forma de elegir a algunos jueces por voto popular, pero sobre todo por su interesante forma de impartir justicia.   

 

Hace un par de semanas tuve la oportunidad de asistir a un “jury-trial” en la ciudad de Cincinnati en el Hamilton County Courthouse. En todo el corazón de Downtown Cincinnati, un cubo blanco inmenso se lleva todo el protagonismo. En su entrada principal en letras blancas se lee “La administración pura, sabia e igualitaria de las leyes constituye el primer fin y bendición de la unión social”. En la sala de audiencia 330, despacho del juez Christopher Wagner, pude presenciar una realidad antes desconocida para mi.  

 

El juicio al que asistí era de un proceso civil entre Patricia Sabol como demandante y Joseph McMillin de demandando. Se trataba de un accidente de carro en el cual por una imprudencia del demandando, los carros de ambas partes habían chocado, dejando gravemente herida a la señora Patricia, una mujer de edad avanzada.   

 

El juicio empezaba a las once de la mañana, pero alrededor de las diez y media, el juez Wagner citó a los abogados de ambas partes a su despacho. Para ese momento el jurado ya había llegado al edificio y se encontraban en una sala aparte, sin celulares ni nada que les permitiera tener contacto con lo que sucedía afuera. El juez, muy emocionado de que alguien extranjero viera tanta emoción en algo rutinario para él, me permitió estar en su despacho mientras las partes hablaban.  

 

Ese día había salido en un medio de comunicación el hijo de la señora Patricia (la demandante), quien actualmente estaba aspirando a un cargo público. Su hijo había dado una declaración pública mencionando a su madre y tocando el tema del proceso judicial. A pesar de que por ley, los jurados tienen prohibido leer y ver noticias del caso en medios de comunicación, los abogados de las partes tenían miedo de que el jurado estuviera al tanto de la entrevista que había dado el hijo de la demandante y, que eso pudiera de cierta forma afectar su imparcialidad. Por un lado, el abogado de la demandante excusó al hijo de su apoderada y reconoció que fue un error haber hablado del tema en un medio de comunicación. Además, le pidió al juez que le recordará a las partes la prohibición de ver noticias e informes del caso que fueran externos a la audiencia. Por su parte el abogado del demandando insistió en que la mejor opción era hacer caso omiso a esa entrevista, pues si le hacían el recordatorio al jurado eso despertaría una curiosidad en ellos y terminarían encontrando esa declaración pública. Al final el juez resolvió que lo mejor era no mencionar en lo absoluto esa declaración al jurado; el escenario perfecto para ejemplificar los problemas que genera tener una justicia manejada por civiles.  

A las once en punto empezó la audiencia, el jurado entró a la sala y todos (incluyendo el juez) nos paramos mientras el jurado entraba y se sentaba en el lado derecho. Normalmente los “jury-trials” están compuestos entre ocho y doce jurados. Para esta audiencia habían diez jurados de los cuales: cuatro eran mujeres blancas, únicamente dos eran hombres afroamericanos y los cuatro restantes eran hombres blancos. Los rangos de edad eran variados, juzgando por su apariencia el jurado más joven tenia alrededor de veinticinco años y el más viejo probablemente unos setenta años.  

 

La audiencia empezó y la palabra la tomó el demandante. En estas audiencias el juez parece pintado en la pared y la atención esta postrada en el jurado. Los abogados daban sus argumentos sin siquiera mirar al juez, pues acá todo se resume en convencer a las diez personas del común sentadas en el lado derecho. Aún sigue siendo un misterio quien ganó este caso, lastimosamente me tocó irme antes de escuchar el veredicto del jurado, pero juzgando desde mi inexpertica en el derecho americano, mis apuestas están en el demandante.  

 

Al final del día, este tipo de audiencias reflejan la importancia de estar bien representados. La participación de personas afroamericanas y de mujeres es crucial en cualquier caso, pero sobretodo en aquellos en los cuales las partes se identifique con alguno de estos grupos. Creo que en este caso falto participación femenina y negra. Por último, considero que tristemente estamos acostumbrados como abogados y estudiantes de derecho, a argumentar desde la técnica, las palabras complejas e incluso los latinajos; pero en estas audiencias gana el abogado más básico, el menos engorroso y el más elemental. Al final de nada sirve saber mucho de derecho si no se lo puedes explicar a diez personas que poco o nada saben de la ley.   

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