DE LAS DIRECTORAS
Hablemos de la transición energética
Todos hablan de eso, pero ¿qué es realmente?
Las personas cada vez están más conscientes del cuidado del medio ambiente y qué cambios podemos hacer en nuestra vida en defensa del medio ambiente.
Fuente: Pexels
Por: Alejandra Lucía Vélez y Carmen Botero
Para nadie es un secreto que hoy en pleno siglo XXI nos hemos vuelto más conscientes del daño ambiental, de como nuestra forma de vida consume una gran cantidad de recursos que a larga no es sostenible.
La Tierra se está sobrecalentando. De acuerdo con los datos de la Nasa, en 2020 la temperatura media fue de 1,02 ºC más elevada respecto al período 1950-1980. El calentamiento global, además de provocar la fusión de los glaciares y la subida del nivel del mar, provoca otros cambios climáticos como la desertificación y el aumento de fenómenos extremos como por ejemplo huracanes, inundaciones e incendios: la alteración del clima podría causar daños incalculables.
Los científicos coinciden en achacar la responsabilidad de este cambio a las emisiones antrópicas de gases de efecto invernadero en la atmósfera, en particular, a partir de la Revolución Industrial. El principal de estos gases, el dióxido de carbono, procede en gran parte del sector energético
El cuidado del medio ambiente es un monstruo con diez cabezas, una quimera que nunca deja de sorprendernos. Y si bien hay varias acciones que cada persona puede implementar en el día a día para crear un cambio necesario, los grandes impactos van más allá de lo cotidiano. Nos referimos a la implementación y estructura de una Colombia más sostenible y amigable, en términos de nuestra Ministra de Ambiente Irene Vélez, es necesaria la construcción de un Diálogo Social para definir la Hoja de Ruta de la Transición Energética Justa en Colombia.
La economía colombiana depende fuertemente de los hidrocarburos y el carbón; pero con las nuevas elecciones nuestro nuevo presidente ha auspiciado un concepto más verde declarando la guerra a estas dos fuentes energéticas. De hecho, Petro declaró en la ONU, foro internacional, que considera al petróleo y el carbón un veneno mucho más letal para la humanidad que la misma cocaína.
Con esta bandera en contra de los combustibles fósiles se ha desarrollado un concepto abstracto de transición energética. Pero honestamente, ¿quién entiende lo que este término abarca?
Los medios de comunicación se han empeñado en decirnos que esta es una política adoptada desde el inicio del periodo presidencial, una de las propuestas centrales en su periodo de campaña; pero nadie habla de en qué consiste, cómo se va a hacer y más importante aún cómo nos afecta.
Todos queremos un cambio, y si podemos añadir, agradeceríamos que sea uno rápido, aunque tenemos que sentarnos a reflexionar ¿es acaso eso posible?
La transición energética es un proceso de cambio de una forma de producción de energía a otra, e incluye fuentes de energía renovables y no renovables. Entre los cambios se encuentra el reemplazo de combustibles fósiles, como el carbón y el petróleo, por fuentes renovables, como la energía solar y la eólica.
Muchos hablan de cómo podemos pasar de utilizar los combustibles fósiles, que son altamente contaminantes, a energías renovables. Pero la transición energética es mucho más que solo pasar a una “fuente de energía más limpia.” El cambio se ve realmente en la matriz energética, que es representación cuantitativa del total de energía que se utiliza en un país. La matriz energética presenta la cantidad de energía que proviene de cada fuente.
Este cambio o transición busca reducir al máximo los sectores que utilizan energías no renovables, como lo son el sector de la industria o del transporte. Hay varias posiciones, acciones y personas que se deben tener en cuenta cuando un país o una organización ejecuta planes para la transición energética. Lo que más se debe tener en cuenta en ese proceso de pasar de combustibles fósiles a energías verdes es primordial tener en cuenta los sectores y las personas que se verán afectadas, especialmente a esas comunidades y personas vulnerables como los trabajadores de estas industrias.
La República publicó una noticia informativa de un análisis de febrero del 2023 por McKinsey & Company sobre las “cinco medidas necesarias para lograr la transición energética”. El artículo informa algunas medidas que se deben tener en consideración y se deben aplicar para llevar a cabo esa transición de una forma efectiva y positiva. La primera medida es “racionalizar, acelerar y aumentar la certidumbre” de los permisos para los proyectos para el trabajo público-privado. La segunda medida se enfoca en “mejorar y estabilizar” el mercado para reducir al máximo los riesgos este cambio. La siguiente medida mencionada es establecer “medidas del lado de la demanda” que incentiven la transición energética. Continuando, es necesario crear “mecanismos y mercados regulados” y estrategias que incentiven a las personas y a las organizaciones a participar en el cambio. La última medida mencionada es “promover la fabricación local de piezas y equipos, y exportar materias primas y productos de energía limpia.”
Queremos dedicar esta edición a esa transición, a ese cambio consciente que nos afectará en mayor o menor medida. Para poder analizar dicho conflicto nuestro especial trae personas cualificadas para inspeccionar el tema y dar su opinión según lo dictado por su experiencia.
Nuestro deber como medio de comunicación es dotarlo de la suficiente información para que respondan las dudas anteriormente planteadas, para que usted lector desentrañe las complejidades del asunto y tome una decisión sobre si las medidas que el Gobierno Nacional planea ejecutar, son una cura a un problema social pertinente para todos como lo es el medio ambiente, o si al contrario podría originar más inconvenientes.