EN EL SEXTO
Un intento de resumen de una semana para la eternidad
✋ La Red Nacional deArbitraje Comunitario 🤚
La historia de una semana entre el idilio, la grandeza y la esperanza. ¡Somos campeones del Concurso Internacional de Semilleros de Derecho Procesal!
Fuente: Archivo personal José Javier Osorio
Por: José Javier Osorio Quintero y David Alejandro Cáceres Guerrero
Nota de los autores: Después de escribir 5 artículos reconociendo las destacadas participaciones de compañeros Javerianos en concursos alrededor del mundo, el 6º artículo nos tendría a nosotros como parte de los homenajeados. En algún momento pensamos que lo mejor sería que un tercero escribiera el artículo, sin embargo, para no romper las tradiciones y conociendo de primera mano la experiencia optamos por redactarlo nosotros mismos.
Entre el 30 de septiembre y el 4 de octubre del presente 2024 se realizó en Bucaramanga, Santander, el XXV Concurso Internacional de Semilleros de Derecho Procesal en el marco del XLV Congreso Colombiano de Derecho Procesal organizado por el Instituto Colombiano de Derecho Procesal (ICDP). Uno de los cinco equipos Javerianos, conformado por David Alejandro Cáceres Guerrero, Antonia Zapata Londoño, José Javier Osorio Quintero, María José Durán Henao y Nicolás Pombo Sinisterra, se llevó a casa el trofeo que los coronó como campeones de este importante certamen después de una larga espera de más de una década. Para entender cómo pasó todo esto debemos remontarnos a casi un año atrás.
A finales del año 2023 iniciamos las reuniones con los directores del Semillero de Derecho Procesal: Eduardo José Pacheco de la Hoz y Juan Felipe Tejeiro Carrillo. Fue el viernes 9 de febrero de 2024 que todo comenzó a tomar forma: realizamos una lluvia de ideas a la luz del tema del concurso (“El futuro de la administración de justicia y los métodos de resolución de conflictos”) que nos permitió determinar los grupos y ponencias que soñábamos con realizar.
Cuando nos consolidamos como equipo y creamos nuestro grupo de WhatsApp lo nombramos: “JURISTEAM”. Acá nuestra historia.
El primer tema que elegimos para nuestra ponencia fue “Laudos arbitrales como precedente judicial” y después de una extensa investigación e incluso hacer una primera entrega empezaron nuestras dudas sobre la prosperidad de este tema para efectos del concurso. Tres semanas antes de la fecha límite para enviar la ponencia escrita, en una de tantas reuniones virtuales, David se empecinó con la necesidad de cambiar el tema. Luego de debatirlo ampliamente optamos por apostar por una idea que de verdad le aportara al futuro de la administración de justicia en Colombia. Desde ese momento fuimos conscientes de que más que una competencia teníamos una oportunidad como jóvenes para soñar y plantear una idea que fuera escuchada de cómo llevar la justicia a todos los rincones de Colombia.
El 13 de junio de 2024 (teniendo en cuenta que debíamos enviar el escrito el 30 del mismo mes) nos reunimos para decidir cuál sería nuestro nuevo tema luego de dejarnos como tarea pensar a profundidad y llegar a proponer. Fue un momento muy bonito porque la estructuración de la propuesta fue conjunta, en un momento de grandeza colectiva: David llegó con la idea de una “Red Nacional”, Nico con el “arbitraje en equidad” y Majo y Anto con el sentido “Comunitario”. Podría decirse que fuimos iluminados por una fuerza superior y casi al unísono dijimos: ✋LA RED NACIONAL DE ARBITRAJE COMUNITARIO 🤚.
Jota no pudo asistir a dicha reunión pues, como buen foráneo en vacaciones, se encontraba en otras latitudes. Apenas terminó el encuentro, David le escribió: “Jots, finalmente cambiamos el tema… y sé que te va a gustar”. Tenía tal convicción al escribirle porque, desde los inicios de la preparación, Jota había propendido por temas encaminados hacia la construcción de un mejor sistema de administración de justicia en las comunidades más alejadas del centro del país. Ahora teníamos una propuesta que respondía directamente a ese propósito y, aunque el tiempo restante fuera poco, nos enfocamos de lleno en estructura una proposición técnica con unos intensos dotes reflexivos sobre la justicia en nuestro país.
El trabajo que se nos avecinaba era arduo y contrarreloj. Nos asignamos tareas y establecimos fechas de entrega. Fueron determinantes tanto los consejos como las observaciones recibidas por nuestros “mentores”, los Dres. Tejeiro y Pacheco, quienes desde el primer día nos acompañaron en cada paso y dirección que asumimos.
Queremos destacar la reunión que tuvimos el 25 de julio de 2024 en las oficinas de “M&P Abogados”, en la cual definimos quiénes serían los oradores de cada equipo. En nuestro caso no pudimos contar con un mejor expositor: David. En la preparación oral nos correspondió reunirnos con el Dr. Tejeiro y por ello las reuniones fueron en las oficinas de “TDB Abogados”. EL entrenamiento consistió en que David expusiera una y otra vez como si ya estuviéramos en Bucaramanga y todos le hiciéramos retroalimentaciones y preguntas de fondo. Para “hacerlo más serio” simulamos un atril usando varios de los libros más gruesos que encontramos en su biblioteca (la mayoría memorias de anteriores Congresos del ICDP).
La agenda de preparaciones estaba tan apretada que incluso nos reunimos el día del cumpleaños de David (5 de agosto). Lo que no faltó fue una buena torta de tres leches para acompañar el rato.
El 13 de septiembre de 2024 tuvimos, nuevamente en “M&P Abogados”, la reunión más fuerte de todas. Contamos con la compañía de la Dra. Eugenia Barraquer Sourdis y el Dr. Andrés Felipe Padilla Isaza. Ambos leyeron nuestra ponencia escrita y recibieron la instrucción de ser ácidos en las preguntas. Sus preguntas y observaciones fueron fuertes, pero nos ayudaron a complementar y fortalecer la exposición.
El 26 de septiembre de 2024 fue la última reunión previa a la ida a Bucaramanga. Fue un encuentro muy sentido; practicamos una última vez la ponencia, el Dr. Pacheco nos hizo un recorrido por las oficinas donde tantas veces habíamos estado y nos mostró varios objetos que tienen un valor especial para él. Ahí nos reafirmamos lo especial que iba a ser la estadía en la capital santandereana pues, al fin y al cabo, íbamos a compartir una semana con personas llenas de Javerianidad y calidez humana. Nos conectamos a una videoconferencia con el ICDP en la que recibimos las instrucciones logísticas de cómo se iba a desarrollar el concurso y tuvimos un primer contacto con los demás participantes de la competencia. Nos fuimos a las casas sabiendo que solo restaba empacar maleta y ser cuidadosos con que no se nos quedara la loratadina (chiste interno).
Confiados en lo determinante que es tener espíritu de equipo y ser uno solo para poder tener una buena participación en el concurso, fuimos el único equipo que decidió irse en carro. Salimos de Bogotá a las 4:30am creyendo que sería un tranquilo viaje de 9 horas. El inicio del viaje fue muy tranquilo (los tres de atrás iban dormidos) y contamos con la vía despejada. Paramos a desayunar en un restaurante llamado “Parador Azul” en Saboyá, Boyacá. De ahí seguimos nuestra travesía sin saber que ese fue nuestro primer y último alimento antes de llegar a Bucaramanga.
Atravesamos Cundinamarca y Boyacá sin ningún contratiempo, pero saliendo de San Gil, habiendo atravesado casi medio Cañón del Chicamocha, llegamos a un trancón que, según nos contaron, estaba desde las 2:00am debido al volcamiento de una tractomula. La alternativa que nos dieron fue devolvernos y llegar por Zapatoca, eso sí, nos tomaría 6 horas más. Decidimos quedarnos y confiar en que podríamos avanzar rápido. Luego de más de 1 hora y llegando al borde del colapso a Nicolás se le ocurrió poner el Himno Nacional de Colombia. Como pudimos nos medio paramos en el carro y, con la mano en el corazón, lo cantamos a grito herido. ¿El resultado? En el mismo instante en que lo terminamos de entonar los carros empezaron a avanzar y, en un abrir y cerrar de ojos, con las barrigas crujiendo, llegamos a Bucaramanga. Vimos el Centro Comercial Caracolí como “El Jardín del Edén”. Entramos y almorzamos a las 6:00pm. Salimos y después de cometer cuanta infracción vial exista llegamos a nuestro hogar durante esa semana: “Centro Vacacional Asturias”, en Floridablanca, Santander.
Lo primero que hicimos en “Asturias” fue descargar y ponernos la indumentaria para destilar magia en la cancha de fútbol 5 del lugar. Jugamos junto a otro equipo que se quedó allí y el Dr. Tejeiro, quien para nuestra sorpresa es un buen jugador y gran capitán.
Tanto el Congreso como el Concurso se realizaron en el “Centro de Eventos y Convenciones Neomundo”. El primero era en el día y el segundo en la noche. Pudimos disfrutar y atender diversas conferencias, pero nuestro objetivo de ganar el Concurso estaba tan claro que priorizamos las reuniones y preparaciones previas a cada fase. El lunes tuvimos nuestra primera ronda, en un salón algo grande y cuya acústica no era la mejor. Si bien sabíamos que iban a haber grandes competidores, nos sorprendió el nivel de todos los participantes. Ahí surgió una de las estrategias para el manejo del tiempo. Anto, que como suplente de David se sentaba con David en la parte de adelante, se encargaría de estornudar fuertemente cuando faltara un minuto para acabar. No sabíamos que cada salón contaría con un cronometro grande y eso, antes de tranquilizarnos nos generaba más angustia porque a nuestro orador le gustaba terminar de hablar en el último segundo.
Algo transversal a la experiencia en el Concurso, fueron las “cábalas” que tuvimos. Entiéndase “cábala” como toda señal que nos hacía pensar que las cosas iban a salir a nuestro favor o que, de un modo u otro, nos indicaba el camino hacia la suerte ganadora. Por ejemplo, en el carro, Nico y David encontraron que tenían la misma canción favorita: Viva La Vida de Coldplay; canción que, junto con el Himno Nacional de la República de Colombia, marcaría la experiencia. Volviendo a la primera ronda, y siguiendo con todo aquello que nos mostró el camino a la victoria, Jota le puso a David, en el bolsillo izquierdo del traje, ubicado en su corazón, un pin con la bandera de Colombia. De la misma forma, Mariana Hernández, de otro grupo, le dio una piedra de cuarzo para las buenas energías y el Dr. Tejeiro le prestó sus zapatos negros. Cada uno le daba su agüero. Hicimos una sentida charla de equipo y el resto ya era tarea de los jurados.
Es curioso que en ningún anuncio de los resultados estuvimos juntos los 5. Siempre, por alguna razón, estábamos separados. El martes en la mañana, por las redes del ICDP se publicaron los 24 equipos que avanzaron a la segunda ronda. En efecto, ahí estábamos. La felicidad fue inmensa.
De la segunda ronda avanzaban 10 equipos. La dinámica fue la misma y hasta repetimos auditorio, ahora con una audiencia más cuantiosa. De seguro que el apoyo de los demás equipos de la Javeriana fue esencial para nuestro buen desempeño. Los resultados los dieron en el auditorio general y de nuevo avanzamos a la siguiente ronda. Majo y David recibieron los resultados bajándose del carro para ir el auditorio. Y adivinen que… acaban de oír Viva La Vida.
Ya estábamos entre los 10 mejores equipos en una competencia que había iniciado con más de 150. Aquí es pertinente hacer un paréntesis para agradecer a todos los equipos que fueron de la Javeriana; una vez sólo quedamos nosotros en la competencia, fue mágico ver cómo se sumaron al apoyo. Al fin y al cabo, todos siempre fuimos un mismo equipo y la victoria es un trabajo donde hubo muchos granitos de arena aportados.
Al margen de lo anterior, la experiencia en Bucaramanga estaba siendo una nota. Salimos prácticamente todos los días a disfrutar de las bondades de la capital santandereana. Recordamos con inmenso cariño la forma en como nuestros maestros también hicieron parte de las celebraciones y se creó un espíritu de Javerianidad inigualable.
El jueves fue la semifinal. Los nervios se sentían en el ambiente y pasó algo que terminaría de acabar con las uñas de todos: A pesar de que David había practicado la ponencia más de 80 veces en toda la preparación sin haberse bloqueado, a dos horas de tener que presentar no podía hilar sus ideas. Las caras de todos eran un poema: muchos preferían no mirar, otros se echaban las manos a la cabeza. El Dr. Tejeiro demostró su capacidad para ser más que un entrenador, un coach y se llevó a David a que hablara de otros temas y se desconectara. ¿El resultado? Para muchos ese día fue su mejor presentación.
Las ponencias de la semifinal fueron muy buenas e interesantes, pero lo que más nos llamó la atención fue el espíritu de equipo que tenemos los Javerianos. Era muy particular ver cómo nos reuníamos todos los Javerianos afuera del auditorio donde presentábamos, como concentrados previos a la final de un mundial de fútbol, tanto los participantes como aquellos con los que solo nos unía nuestra alma mater, pero eso ya era más que suficiente. Entrabamos juntos y salíamos juntos.
El día no acabó con nuestra presentación. Todos los Javerianos fuimos invitados a un cóctel en el Club del Comercio de Bucaramanga, en donde fue mágico sentir tanta Javerianidad vibrando en un mismo espacio físico. Muchos de los profesores que hemos tenido en distintas clases del pregrado estaban allí, prestos a estar con nosotros y a contarnos cuantas anécdotas pudieron. Uno de los momentos más icónicos fue que organizamos una foto de los Javerianos que terminó con todos cantando el hermoso himno de nuestra casa de estudios. La energía para una eventual final estaba a niveles inimaginables.
Llegó el viernes; de esos días que desde que uno abre los ojos, sabe que quedará marcado por siempre en la memoria y corazón de quienes vivimos la experiencia. Sin saber si habíamos pasado a la final, ya se sentía un aura de que algo grande iba a pasar. Fue una mañana y tarde muy tranquila, cada uno la vivió a su manera. Nosotros cinco almorzamos como equipo y nos dirigimos hacia Neomundo. Caminando del Centro Comercial “El Cacique” al Centro de Convenciones, mientras veíamos un hermoso paisaje Bumangués, David pronunció unas palabras que dotaron de una vibra única el momento: estamos caminando hacia la gloria. ¿El resto? El resto fue historia.
El ambiente en el auditorio era muy tenso. El Dr. Pacheco y el Dr. Tejeiro acompañaron a David hacia las primeras filas. Fue un momento único pues los ánimos previos, los abrazos y las palabras de aliento no hicieron falta. El ICDP procedió a invitar a los 10 oradores de los equipos semifinalistas a pasar a la tarima con el escenario en pleno. Les dieron una medalla reconociendo la instancia a la que habían llegado y procedieron a mencionar quienes habían pasado a la final del certamen. “Pontificia Universidad Javeriana” … lo habíamos logrado, estábamos a un solo paso de convertir nuestro sueño de un año atrás en una realidad inolvidable.
La final tenía un componente añadido diferencial: la presentación era frente al auditorio general del Congreso. Más de 2.000 personas oyendo una idea que construimos 5 jóvenes que no superan los 23 años. Era el momento de que el mundo jurídico de nuestro país oyera lo que teníamos por decir y aportar al futuro de la administración de justicia. Mentiríamos si dijéramos que teníamos claro que ya éramos ganadores por el simple hecho de estar ahí, uno siempre quiere más y viendo la instancia a la que habíamos llegado nos vimos obligados a conquistar la cereza del pastel. Sin duda estábamos que nos moríamos de los nervios. Fue una presentación mágica pues, de un modo u otro todos hicimos parte. David nos cuenta que cuando estaba presentando, vio como todos hicieron el gesto característico de abrir las manos para pronunciar el título de nuestra ponencia. Luego de que los cuatro finalistas presentaron, llegó el momento más anhelado: la lectura de resultados.
“Y en primer lugar… la PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA”. Nos coronamos como campeones del Concurso Internacional de Semilleros en Derecho Procesal. Nuestra Facultad no lo ganaba hace más de 10 años. Nuestros celulares no demoraron en estar al borde del colapso, las manos no nos alcanzaban para agradecer las felicitaciones. Tocamos la gloria, pero nos dimos cuenta de algo: es un sentimiento que no dura más de un minuto.
Podrá sonar cliché, porque lo es, pero no por eso deja de ser cierto. La victoria no está en el trofeo, sino en los amigos que hicimos en el camino. La victoria está en la Javerianidad que respiramos. Por eso había mucho que celebrar, pero eso sería tema para un artículo de Foro Javeriano. Podríamos decir que Bucaramanga estuvo cerca de no resistir.
Luego de la correspondiente celebración, haciendo honor a los valores más Javerianos de todos, nos despertamos el sábado llegando al medio día. Seguimos viviendo la miel de la victoria y fuimos a comer en la noche a una hamburguesería cuyo nombre Jota no quiere recordar. Devolviéndonos, ya con el sentimiento de vacío en el cuerpo pues teníamos las horas contadas en Bucaramanga, se dio, por azares del destino, que la ruta nos dirigiera a pasar al frente de Neomundo. Nos detuvimos a reflexionar, y, cogidos los cinco de las manos, tuvimos un momento especial de equipo, recordando, agradeciendo y sobre todo… soñando. Todo se resume a esto último, todos desde el día uno soñamos, nos la creímos y lo hicimos. No por nosotros, sino por la sincera oportunidad de hablarle al país, de hablarle a los abogados y decirles que la universalidad de la administración de justicia es uno de los deberes constitucionales del Estado más importantes. Más allá de eso, es lo que alguna vez decía Nico, con el ánimo de ajustar el discurso oral: háblale a Florentino, a ese campesino que quizá no entienda lo que es el arbitraje pero que podrá ver en ello una luz de justicia...
Gracias Bucaramanga, Gracias Neomundo, Gracias Asturias, Gracias a todos por absolutamente todo. ¡Gracias Javeriana!
El jueves 10 de octubre de 2024 todos los participantes del concurso fuimos recibidos por el Consejo de la Facultad de Ciencias Jurídicas. Hicimos entrega del trofeo, dimos nuestras correspondientes palabras y recibimos la noticia de nuestro nuevo nombre: Semillero de Derecho Procesal “Rafael H. Gamboa”, maestro de nuestros maestros.