PERFILES
2018-IV
NICOLÁS ESGUERRA MIRANDA
Nicolás Esguerra es un abogado javeriano de 27 años, con especialización en derecho público del Externado, que trabaja actualmente en la Corte Constitucional. Ganó el concurso mundial de Derecho de la Organización Mundial del Comercio en Ginebra donde fue reconocido como el mejor orador. Es un abogado íntegro capaz de desenvolverse en cualquier espacio menos bajo la sombra de su papá. Esta ya es pequeña para él.
Por: Adriana Torres y Sofía Garcia-Reyes
Nació un 22 de diciembre en Bogotá dentro de una familia jurídica: es hijo de abogados, sobrino de abogados y nieto de abogados. Sin embargo, con dos hermanos mayores de los cuales ninguno fue abogado, Nicolás parecía ser la única posibilidad de ‘herencia jurídica’ para sus papás. Se graduó del Colegio Andino en Bogotá. Dice que nunca fue bueno en matemáticas y que las ciencias sociales siempre fueron su fuerte.
Desde niño tuvo una afinidad por el derecho. Sin embargo, en la incertidumbre que es ese último año de colegio, contempló también la posibilidad de estudiar periodismo deportivo. Esa posibilidad fue, sin embargo, muy efímera. Al final, las discusiones jurídicas que se daban en su casa desde cuando su papá llegaba de la Asamblea Nacional Constituyente fueron imposibles de ignorar. Se le pegó el amor por el derecho y de paso, por la Javeriana.
Escoger la misma Facultad por la que pasaron éxitosamente sus abuelos, tíos y padres venía con una enorme carga de responsabilidad y de presión. Él, sin embargo, nunca se sintió presionado por sus papás. Nicolás sintió que él era la persona que más presión se ponía pues quiso siempre demostrar que llegaría muy lejos no por su apellido sino por su nombre. Así fue como la gente empezó a valorar su esfuerzo y a reconocerlo por sus aptitudes, cualidades y por su constante determinación por alcanzar la excelencia.
En primero y segundo semestre no fue muy juicioso (aún hay esperanza primíparos). Pero en tercer semestre las cosas cambiaron pues vería clase con su papá y se terminó de convencer de quién quería ser y de qué tenía que hacer para serlo. Recuerda los nervios que sentía cada vez que tenía Constitucional Colombiano. Nos contó que se pegaba unas preparadas y unas estudiadas absolutamente exhaustivas, y al día siguiente temblaba de arriba a abajo antes de cada participación. Cada pequeño esfuerzo valió la pena. Fue, sin lugar a dudas, la materia para la que más estudió en toda su carrera.
De todos sus sorprendentes logros en el campo académico, para él, el más importante fue en séptimo semestre cuando decidió formar parte del grupo que participaría en el concurso de derecho internacional “ELSA Moot Court”. Junto a su mejor amigo Miguel Torres y Daniel Orduz, tuvieron una ardua preparación durante dos semestres. Su principal meta era ganar la competencia regional. Al fin y al cabo, la mundial se pintaba como un sueño imposible. Pero perdieron la final contra la Universidad de los Andes. Ellos dicen que eso los impulsó a ir con una mayor determinación a competir en Ginebra con las mejores universidades del mundo.
Para Nicolás todo estaba listo, las maletas estaban hechas y la preparación diaria durante seis meses eran signo de estar a un paso de conquistar Ginebra. Sin embargo, al poner un pie en Europa sus sueños se desplomaron. En la escala en Frankfurt le negaron la entrada porque su visa estaba vencida. Estuvo 12 horas en el aeropuerto de Frankfurt esperando volver a Colombia. Sin embargo, a medianoche, un policía revisó nuevamente su caso, consideró que todo estaba en orden y permitió que Nicolás siguiera su travesía hacia Ginebra.
“Ya no es solo llegar a concursar, tienes que ganar” le dijo su papá luego del incidente. Eso fue justamente lo que hizo. Quedaron ni más ni menos que en primer lugar en el mundial de Derecho Internacional, primer logro de esta categoría para la Universidad Javeriana. Adicionalmente Nicolás fue reconocido como mejor orador del campeonato. De vuelta al país con el premio en mano, le confirmaron que su visa efectivamente estaba vencida, por lo que la decisión del policía había sido errada. Según él, esa decisión fue determinante para su futuro pues la participación en el ELSA Moot Court Competition marcó el camino de su carrera hasta el día de hoy. Fue su primera oportunidad de triunfar en un lugar donde su apellido era desconocido. Hoy en día sigue siendo una incógnita para Nicolás lo que pasó aquella noche en Frankfurt. Nos confesó que le encantaría reencontrarse con aquel policía y darle las gracias, pues participar en ese torneo marcó un antes y un después en su vida.
La participación en el ELSA Moot Court Competition le abrió muchas puertas. Apenas regresó de Ginebra lo llamarón para que trabajara en la firma Gómez-Pinzón Zuleta. Nos confesó que no quería que su primer trabajo fuera en la firma de su papá, pues siempre quiso sentir que se estaba ganando las cosas por sí mismo y no por su apellido. Allí trabajó sus últimos tres semestres de universidad. Dice que fue un esfuerzo que valió la pena pues allí aprendió mucho y tuvo grandes mentores. Mientras trabajaba tuvo que sacar los preparatorios en un un tiempo récord de 20 días. En el 2015 se graduó de Derecho y siguió trabajando en esa firma hasta el 2016. Luego se fue a trabajar con su papá a Esguerra Asesores Jurídicos, el lugar al que él llama su casa.
Dictar clase es y será siempre para Nicolás una de sus más grandes pasiones. Empezó a acompañar a su papá a clase cuando todavía no se había graduado de abogado. Le gustaba ir y escuchar a su papá mientras reforzaba sus apuntes. Un día, de manera no oficial su papá le pidió que dictara el tema del preámbulo a los estudiantes. Todavía recuerda lo nervioso que estaba cuando dictó su primera clase hace ya cuatro años; decidió hacer una presentación en powerpoint porque el pensamiento de estar en frente de los estudiantes y olvidarse de lo que debía decir le aterraba. Quedó completamente sorprendido cuando notó que en siete minutos ya había dicho lo que preparó para una clase de dos horas. Pero al final, le fluyó y dictó una muy buena clase. Se sintió natural desde el primer momento. Hoy en día Nicolás disfruta dictar clase y, a pesar de que nos confesó que siente un poco de nervios cada vez que entra al salón, reconoce que ser profesor es lo mejor que hay. Cuando le preguntamos cómo se veía proyectado en diez años nos respondió que de lo único que tenía certeza era que, sin duda, estaría dictando clase. Le gusta recoger las críticas constructivas que tiene a la formación de los abogados javerianos y convertirlas en propuestas para sus clases. Se esfuerza por adentrar a sus estudiantes en pensar y resolver los problemas de la actualidad. No se limita a dictarles conceptos sino a retarlos para que, de manera innovadora, sean ellos los que resuelvan las constroversias constitucionales. Nos contó también una de sus anécdotas siendo profesor. Hace dos años le tocó darle clase a su novia (quien para ese entonces era su exnovia). Es la vez que su papá a más clases ha faltado y que tuvo que dictar más clases que nunca. Si para algunos es difícil ver clase con la ex, imagínense ser su profesor.
Hoy en día Nicolás trabaja en la Corte Constitucional en el despacho del magistrado Carlos Bernal. Dejar de trabajar en la firma de su papá fue muy duro ya que los dos estaban muy felices de estar trabajando juntos. Sin embargo, trabajar en el templo del derecho constitucional al lado del doctor Bernal es para él un sueño hecho realidad. Como profesor de la Javeriana dicta la materia de Constitucional Colombiano de la mano de su padre Juan Carlos Esguerra, Controversias Constitucionales con Carlos Lasprilla y el módulo de Acciones Constitucionales en la Especialización de Derecho Administrativo. Actualmente Nicolás también está dedicado a COLVYAP - Colombia Very Young Arbitration Practitioners - un proyecto que creó con unos amigos, que busca que los jóvenes tengan un puente directo con los árbitros, para así afianzar a los estudiantes a persistir en la disciplina del arbitraje, asistiendo a concursos y creando foros académicos entre árbitros y estudiantes. Por último, también nos manifestó su interés en aplicar a una maestría en la Universidad de Harvard, sin embargo, este es un proyecto que ha decidió posponer pues quiere seguir trabajando y aprovechando de su experiencia en la Corte Constitucional.
Nos describió al abogado javeriano como un abogado íntegro que debía destacarse por sus valores, su moral y una constante búsqueda por alcanzar la excelencia. Por último, quiso enviar un mensaje para los estudiantes de Derecho: “Trabajen muy fuerte, siempre dando una milla extra; busquen destacarse y persigan continuamente la excelencia. Los abogados tienen un gran compromiso con la sociedad, no solo jurídico sino ético. Los jóvenes debemos asumir este compromiso con responsabilidad. Piensen, cuestionen e innoven para que puedan aportarle al país. En 20 años la Corte Constitucional serán ustedes. Conviertan sus críticas en acciones. Si algo les disgusta de su Facultad, de la profesión o del país, no se limiten a criticarlo. Cuestionen, propongan, actúen y cámbienlo".