PERFILES
Madre y académica
PRIMERO, SEGUNDO Y TERCERO:MAMÁ
Laura Bernal Bermúdez nos contó de su vida, sus estudios y su familia.

Fuente: Archivo personal
Por: Camila Solano, Nicolás Castellanos y Paula Tavera
Laura Bernal Bermúdez es una persona curiosa e interesada por conocer al otro. Observar a los demás le llamó la atención desde pequeña, tanto que cuando iba a restaurantes con su familia se perdía mirando otras mesas, lo que terminaba en un llamado de atención.
-¿Quién es Laura Bernal?, le preguntamos.
-Primero, mamá; segundo, mamá; tercero, mamá y cuarto, académica. Ser mamá me guía, me inspira y me ilumina.
Tiene dos hermana mayores, lo que le hizo enterarse de muchas cosas antes de tiempo. Su casa siempre estuvo llena de libros; su hermana mayor estudió artes plásticas y la llenó de literatura siempre. Su otra hermana estudió derecho y le pagaba a Laura para grabarse leyendo sus libros de derecho penal, para que su hermana pudiera oír los cassettes en el carro. Tuvo viajes enriquecedores con su familia y es una de las cosas que más disfruta “si me ganara la lotería, viajaría y ya”, comenta. Su familia nunca la presionó para escoger una carrera y por cosas de la vida, terminó estudiando derecho en la Javeriana.
Llegó, pasó y le gustó. Su papá se dedicaba al derecho comercial y su hermana estaba en el sector de seguros, entonces, para ella, poder ver el derecho desde distintas perspectivas fue lo que más le agradeció a sus profesores. “Algunos profesores, como Roberto Vidal y Paola Tinoco me hablaron de género, de indígenas, me hicieron preguntarme de dónde sale el derecho y qué es”.
Su primer cero le dio durísimo. En el colegio siempre fue muy nerd. A Laura le encantaba la clase que dictaba Gustavo Zafra; se leía todas las sentencias y lecturas y en un control de lectura de un libro sacó 0. Llegó a la conclusión que la forma de aprender en el colegio era muy distinta y se tendría que adaptar a lo que buscan la mayoría de los profesores: formar un criterio jurídico. Un cero no la hacía menos inteligente. Zafra no quería que sus estudiantes repitieran el libro, quería un análisis.
La conversación nos llevó a su experiencia en Inglaterra, donde tuvo la oportunidad de hacer una maestría en derechos humanos en el London School of Economics y un doctorado en Oxford. Fue muy enriquecedor porque allá le enseñaron a pensar. De LSE destaca la interdisciplinariedad, pues nos contó que allí no solo le enseñaban derecho, sino una mezcla de diferentes disciplinas, como filosofía, política y antropología, lo que expandió su mente y su forma de ver las cosas. “Me enseñaron derechos humanos desde la filosofía y no desde Las Cortes. Un abogado que no logre entender otras disciplinas está muy limitado”, nos comenta Laura. Claire Moon y Margot Salomon fueron algunas de las profesoras que más le inculcaron el amor al conocimiento.
En paralelo, su esposo ya había comenzado su doctorado, cuando ella aún seguía en la maestría y, además, cuidaba a su primer hijo, Arturo. Esta situación en la que se encontraba, la desmotivó un poco porque no podía conseguir un empleo bien pago y se tenía que quedar casi todo el día en casa con su bebé. Una noche en una convención en el Latin American Centre, en Oxford, conoció a la mujer que le daría un giro completo a su vida, Leigh Payne. Tras comentarle su frustración, ella le ofreció un empleo como asistente de investigación, iniciando con la actualización de artículos de justicia transicional, lo cual sumaría exponencialmente para ser aceptada para una investigación doctoral en la Universidad de Oxford, tras la insistencia de su amiga Leigh. Más adelante, obtuvo el galardón en Colciencias e inició su trabajo doctoral en sociología.
Laura constantemente destaca y agradece todo el aprendizaje que ella y su familia recibieron, siempre recalcando la entrada a un mundo global interdisciplinario, lo cual le dio un conocimiento en diferentes áreas que hoy en día valora mucho. El núcleo familiar de Laura está compuesto por su esposo, Julián López, y sus dos hijos, Arturo y Emma de cinco y tres años. Las experiencias personales de su esposo y ella, como estudiantes en el exterior, les dieron las herramientas para una educación plural para sus dos hijos, pues recalca que es vital tener sensibilidad frente a la realidad, con el fin de abordar con mayor sensatez cada una de las situaciones. Sus hijos lo interiorizaron tanto que cuando volvieron a Colombia, a Laura y a Julián les llegaron varias llamadas del colegio Los Nogales, donde actualmente estudian sus hijos. “Arturo empezó a decir que él era musulmán y que no podía comer ciertas cosas y que no iba a ir a la liturgia”. También los llamaron a contarles que Arturo estaba escandalizando a sus amigos porque quería jugar a la Revolución Francesa y cortar cabezas con la guillotina. Para Laura y Julián, lo más importante ha sido inculcarles a Arturo y a Emma el respeto por el conocimiento y por la diversidad y también, un compromiso con Colombia.
Laura aconseja a los estudiantes a que pierdan el miedo de salir de su zona de confort e intenten adentrarse en diferentes áreas para lograr nuevos paradigmas. Resalta que la mayoría de los alumnos no se arriesgan a meter electivas de carreras diferentes ni tampoco a hacer doble titulación. Por ello, plantea la importancia de aplicar dichos conocimientos en el exterior y ampliar esa visión del mundo, pues como ella misma lo sustenta, “el impacto social se puede hacer desde el conocimiento”.
Desde el nacimiento de Arturo en Inglaterra, Laura trabajó en paralelo para sacar sus estudios adelante y hacer de su rol de madre, el mejor de todos y su principal inspiración. Balancear la academia con la maternidad ha tenido grandes retos en su vida, pero ser mamá nunca pasa a ser un segundo plano, pues recalca mucho ese amor y gran responsabilidad por la crianza de sus hijos, los cuales sin duda, aprenden emotivamente de diferentes culturas y visiones. Ha tenido que sacrificar tanto investigaciones como momentos con sus hijos. “Tuve que viajar al Urabá mientras estaba lactando. Viajé con Arturo y mi mamá se quedó con él en Medellín. Todo el día pensaba en mi bebé. Uno de mis temas favoritos es el conflicto armado y la violencia, pero no me voy a poner en riesgo. Con hijos, la cosa cambia”. Ha encontrado apoyo en este sentido con otras mujeres que pasan por lo mismo, como por ejemplo, con la actual Decana, la Doctora Carolina Olarte y también en un grupo en Facebook: mamás en la academia.
Ahora bien, la maternidad en estos últimos meses de confinamiento, ha destapado más responsabilidades, pero una mayor unión de familia. Las rutinas cambiaron por completo y enfrenta nuevamente el reto de un espacio y tiempo muy limitado para dedicarse a sus escritos y la academia en general. En la mitad de nuestra entrevista, llegó su hija Emma a decirle que por favor le hiciera un milo y Laura le dijo: “claro, es que como la mamá es la única que sabe hacer el milo, jaja. Mi amor, dile a tu papá”. En la pandemia Laura ha visto una diferencia muy marcada con sus colegas hombres. “Competimos con los hombres por igual, pero es diferente. En la pandemia no he tenido tiempo de escribir una sola palabra y veo que mis colegas hombres están en un nivel de producción altísimo y yo no he podido ni aceptar invitaciones a eventos académicos por falta de tiempo. Ellos están teniendo todos los ascensos”. No obstante, ha tenido mayor aprovecho de ver el desarrollo de sus hijos, siempre en pro de la curiosidad por nuevos conceptos y temas, pues como ella misma lo afirma, la curiosidad es punto de partida para fortalecer el aprendizaje de la vida.
Un día normal para Laura, en estos tiempos de pandemia, inicia a las 4:30 o 5 de la mañana con su espacio para escritos, lecturas y pasión por la academia, -es el único tiempo que tengo para mi-; empieza la rutina de colegio de sus hijos con tareas y desayuno; organiza sus esquemas para sus clases y finalmente, pasa el día de reunión en reunión con sus estudiantes, la facultad y colegas. Laura enfatiza que estos tiempos han sido retadores, especialmente para los niños y estudiantes, los cuales están en toda la libertad de levantar la mano por ayuda y un aire fresco fuera de las pantallas.
A lo largo de la entrevista, Laura recalcó la disciplina y objetividad de su esposo en sus planes de vida y con risas nos contó que él desearía ser presidente de Colombia. Ante la respuesta y lo segura que está del plan de su esposo, le preguntamos cómo se vería como Primera Dama de Colombia. Responde entre risas que su esposo la ocultaría pues le quitaría los votos y de seguro sería por su gran conocimiento e increíble curiosidad por reparar al país y el mundo entero desde acciones concretas en reconocimiento del otro, como un igual en derechos y siempre desde la sensibilidad, pues como ella ya lo mencionaba, es un pilar de vida. Así mismo, cuenta que no es fanática del vallenato y por ello, su esposo tampoco la llevaría a los diferentes eventos y viajes por el país.
Laura Bernal fue estudiante javeriana, es profesora de la Facultad de Derecho y una amante por la vida, extiende una gran y puntual invitación a los estudiantes y es la pasión por el conocimiento desde la curiosidad, integridad y sensibilización social, pues ello construye un paradigma sólido respecto a las problemáticas globales y evalúa en cómo desde la academia nacional e internacional, el impacto social sería de gran recordación.