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INTERNACIONAL

¿Adiós querido tapabocas?

El gobierno colombiano consideró que es momento de dejar de lado el tapabocas y volver a nuestras vidas de antes. Pero ¿realmente estamos listos para esto?

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Fuente: Pexels. 

Por: Natalia Gilchrist

Hace dos años, la pandemia de COVID-19 llegó para poner al mundo de cabeza. Vivimos por un año entero la experiencia distópica e irreal de no poder salir de nuestras casas por el riesgo de contagiarnos de una enfermedad totalmente desconocida y que parecía estar llevándose a cualquiera que tocaba. Sin embargo, lo que más me llamó la atención en su momento era la rapidez en que los tapabocas se agotaban en todas las farmacias. Salir de nuestras casas sin tapabocas era considerado una sentencia a muerte, y estoy segura que más de uno que esté leyendo este artículo habrá discutido con sus padres con respecto al uso de tapabocas a la hora de verse con personas dentro de la casa, sé que yo lo hice. Ahora estamos en el 2022, ya estamos casi del otro lado del túnel y los líderes mundiales están conscientes de ello; de manera que, muchas han decidido que ya es hora de despedirnos de nuestro querido compañero el tapabocas.

La tendencia de eliminar el tapabocas empezó en países europeos que poco a poco fueron disminuyendo sus restricciones de acuerdo a como se desenvolvía la situación en sus respectivos países. Dinamarca fue el primer país del planeta en levantar todas las medidas sanitarias para contener la pandemia debido a que, en ese momento, el 82% de la población se encontraba vacunada. Poco a poco, otras naciones fueron siguiendo este ejemplo de disminuir sus restricciones–como por ejemplo Colombia–, hasta llegar al mismo punto de decirle adiós al tapaboca. Fernando Ruíz, el Ministro de Salud de Colombia, confirmó que a partir del domingo 15 de mayo se eliminará el uso obligatorio de tapabocas en entornos escolares; su uso en espacios cerrados será eliminado a partir del primero de mayo; y su uso obligatorio en espacios abiertos fue eliminado desde el primero de marzo. Como verán, vamos a un ritmo veloz, parece como si estuviéramos desesperados por deshacernos de esa mascarilla que por mucho tiempo fue nuestra salvación pero a la vez un gran inconveniente.

En momentos como este, no puedo evitar preguntarme si estamos yendo demasiado rápido. Muchos estarán de acuerdo que usar el tapaboca en todo momento, en todas partes, era realmente incomodo. Otros argumentaran que ya fue suficiente, que ya después de dos años de no poder pisar la calle sin tener la mascarilla puesta les urge poder volver a “respirar libremente”. Estas opiniones las considero validas, pero hay una realidad que estamos ignorando: la pandemia no se ha terminado. Nuevas variantes y subvariantes empiezan a salir a la luz y eso es preocupante. Si algo aprendimos la primera vez es que en cualquier momento las cosas pueden dar un giro de 360 grados y toca enfrentarse y adaptarse a estos cambios.

Me tranquiliza el hecho de que la forma en que se empleará la eliminación del tapaboca en Colombia irá de acuerdo con el porcentaje de vacunaciones, incluyendo las de refuerzo. Las medidas solo se aplicaran en los municipios del país que tengan el 70% de la población con dos dosis y que hayan alcanzado por lo menos el 40% de la dos de refuerzo. En nuestro país, el 69,47% del país cuentan con el esquema completo de vacunación, pero el porcentaje de refuerzos es del 22,43%. No parece un factor relevante, pero igual demuestra que es muy poca la población que cuenta con las vacunas de refuerzo.

Si queremos que la eliminación de las mascarillas traigan más beneficios que consecuencias deberíamos considerar un factor importante: ¿quiénes son los que menos se verán afectados por esta nueva medida? Saber cuál es la población que menos riegos tendrá es importante para identificar cuál sería la que podría sufrir más. De esta manera, se invierte tiempo y dinero para velar por su protección. Para finalizar, la especialista en enfermedades infecciosas y asesora de la Dirección Seccional de Salud, Maria Angélica Maya, plantea la idea de que es mejor ir retirando el tapabocas para ciertos públicos en vez de todos al mismo tiempo. Esto lo plantea teniendo en cuenta que así se podría reforzar las medidas de seguridad para las personas más vulnerables como los no vacunados o los que tengan comorbilidades. Todos estamos ansiosos por poder volver del todo a la normalidad, pero también es importante entender que no se pueden apresurar las cosas. Poco a poco volveremos a la vida que tenemos, pero sí hay que tener paciencia. 

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