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PERFIL

“Soy muy afortunado por la carrera y la vida que he tenido”

Es un orgullo para el Consejo Editorial de FORO JAVERIANO presentar en esta edición el perfil del Dr. Juan Carlos Esguerra, uno de los más importantes profesores de nuestra Facultad.  

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Fuente: Archivo El Universal

Por: Juan Manuel Suárez Murillo 

Juan Carlos Esguerra Portocarrero nació en Bogotá y realizó sus estudios en el Colegio Andino de la misma ciudad. Estudió en ese colegio debido a que su papá había estudiado en el Colegio Alemán y tanto para su padre como para su abuelo era muy importante iniciarlo en la educación alemana, ya que ambos eran muy afectos de la cultura y filosofía de aquel país. Después de tantos años, el Dr. Esguerra recuerda con emoción y cariño a su colegio, aunque como él mismo indica entre risas, “es un colegio que hace esfuerzos enormes para que uno no lo quiera tanto por lo duro, exigente y estricto que siempre ha sido.”. 

 

En cuanto a su elección por el Derecho, nos contó que cuando pequeño tuvo una cierta inclinación hacia la arquitectura, la cual descartó prontamente. Posteriormente empezó a tener ciertas dudas entre si estudiar Derecho o medicina, las cuales tuvo incluso hasta quinto de bachillerato. Afirma que en su familia existían más médicos que abogados y que finalmente se inclinó por el Derecho con muchas dudas respecto a su decisión. Relata el Dr. Esguerra que cuando presentó el primer parcial de Introducción al Derecho -y sobretodo el día en que recibió la nota y escuchó los comentarios del mismo- llegó a la irrevocable conclusión de que el Derecho era lo suyo, lo cual lleva reafirmándose desde hace 50 años cuando inició sus estudios.  

 

Ante nuestra clásica pregunta de por qué decidió estudiar en la Javeriana, nos respondió que por diversas razones, entre ellas podemos destacar la tradición de la Universidad, su importancia como institución, su cercanía a la misma gracias al hecho de que su papá era Javeriano y dictaba clases en la Facultad. Conoció al Padre Gabriel Giraldo y el manejo que hacía de la Facultad, lo cual le llamaba mucho la atención y le parecía que era una institución y una Facultad a la que valía la pena vincularse.  

 

Recuerda su paso por la vida universitaria con mucha alegría y nostalgia y la define como una época maravillosa, la cual “debe ser ordeñada tanto como le resulte a uno posible”. Menciona con orgullo la amistad que forjó con su grupo de amigos del curso, amistad que conserva hoy en día. Cuenta con agrado que era un grupo de amigos con el que se entendía a la perfección, con los cuales estudiaba muchas veces y con los que mantenía una relación muy fuerte y cercana. Riéndose nos cuenta que aunque muchos pensarán hoy en día que él siempre ha sido un “ñoñazo”, esa no es la realidad porque en su época también experimentó las fiestas, los noviazgos y las irresponsabilidades que cualquier estudiante en sus veinte (20) años ha vivido.  

 

En sus palabras, su vida en la Universidad fue muy afortunada, ya que tuvo la posibilidad de experimentarla en una época profundamente romántica, en la cual se desarrolló globalmente el movimiento del “hippismo”, ejemplo característico de esta época. Donde la gente se preocupaba por los demás y los estudiantes eran muy inquietos respecto a la universidad y la sociedad. Nos contó de una ocasión en la que decidieron organizar una marcha en la que participaron estudiantes de la Javeriana y de todas las universidades, con el fin de demostrar su solidaridad con los estudiantes de la Universidad Nacional por una decisión política del gobierno de turno que pretendía cerrarla. Vivió una época sumamente política en la Universidad, donde todos los estudiantes tenían algún tipo de filiación partidista. Contrasta su época como estudiante de la Facultad con lo que para él es la frialdad frente a la política que exhibimos nosotros como estudiantes. Añora esos momentos en los que un estudiante se paraba en medio de la cafetería a dar discursos sobre algún tema coyuntural de la política nacional.  

 

Su primer trabajo lo tuvo en segundo año de Derecho, tras pedirle a su padre que le ayudara a encontrar un puesto, quien le dijo que con gusto le ayudaría a conseguir el único que le conseguiría en su vida. Inició como sustanciador supernumerario y ad honorem en un juzgado, donde en un año que estuvo aprendió muchísimo. Posteriormente se inició como “patinador” –mensajero jurídico en su época- en la oficina del Dr. Rafael H. Gamboa. Cuenta finalmente que su amor por el Derecho Administrativo empezó después de ingresar a trabajar medio tiempo en una fiscalía del Consejo de Estado.   

 

Nuestro entrevistado siempre ha demostrado su admiración por la labor judicial, razón por la cual decidimos preguntarle por qué nunca tomó la decisión de ser Juez de la República. A lo que nos respondió que aunque hubiera sido una labor que le hubiera encantado ejercer, no podía realizarla porque al graduarse su padre era Magistrado de la Corte Suprema de Justicia y su tío era Consejero de Estado, lo cual generaba una incompatibilidad para ejercer la función judicial tanto en la jurisdicción ordinaria como en la jurisdicción de lo contencioso administrativo. Es un “sueño que me quedó enmochilado”, afirma.  

 

Su relación con la Universidad y la Facultad no terminó después de su grado, sino que por el contrario su vida como profesor en la Javeriana inició poco después de terminar y regresar de su posgrado en Estados Unidos en 1973. El Padre Giraldo lo contactó para nombrarlo como profesor, llegando a dictar su primera clase el 22 de enero de 1974 en el curso de Derecho Administrativo General.  

 

El Dr. Juan Carlos Esguerra fue miembro de la Asamblea Nacional Constituyente, descrita por él como la experiencia profesional que más lo ha marcado, que más feliz lo ha hecho y que más satisfacciones le ha producido. Los cinco (5) meses de trabajo en la Constituyente, junto con los meses que le antecedieron como preparación fueron una maravilla a su parecer.  

 

Después de preguntarle cómo había sido ese momento previo a la ANC, nos contó sobre el momento en que lo llamó el Dr. Álvaro Gómez para invitarlo a hacer parte del grupo de liberales que estarían en el Movimiento de Salvación Nacional, invitación que no dudo ni un segundo en aceptar. “Por supuesto que había que hacer muchos sacrificios como dejar la profesión a un lado mientras tanto, pero que más grande que ser uno abogado y estar en el grupo de los que se iban a encargar de redactar la Constitución de su país”. Fue la primera y única vez en su vida en que hizo campaña política, donde tuvo que dar discursos en plaza pública en diversas ciudades y municipios del país. Para él fue una época donde estudió tanta historia y derecho constitucional como nunca antes en su vida con el fin de prepararse para tan alto ministerio.  

 

Con emoción habla sobre sus días en la ANC. Para él, los debates con otros miembros de la Asamblea eran además de muy interesantes profundamente enriquecedores, donde afirma que ese cambio de ideas lo hizo aprender muchísimo no solo de Derecho Constitucional, sino también de una serie de enseñanzas para su vida. Menciona además la presencia de catorce (14) javerianos en la Constituyente, de los cuales algunos eran abogados y otros de diversas profesiones. Dentro de su experiencia como Constituyente, rememora su trabajo en una subcomisión con el Rector de la Universidad Libre de Pereira y el ex Comandante del EPL en el Urabá Antioqueño. Nos comentó las dificultades iniciales para ponerse de acuerdo; pero todo cambio desde un día en que tras haberse presentado mutuamente a sus hijos en esa época pequeños, coincidieron en que lo único que querían era lo mejor para sus propios hijos, los consensos y acuerdos vendrían después por añadidura.  

 

Finalmente expresó lo afortunado que se sentía con su carrera profesional y con su vida. Generan para el Dr. Esguerra un inmenso orgullo hechos como haber tenido en su equipo de trabajo en la ANC al Dr. Luis Guillermo Guerrero, quien fuera su estudiante y quien es hoy en día Presidente de la Corte Constitucional. Además, menciona como un hecho irreemplazable el haber tenido la oportunidad de recibir clase de su padre y el tener la posibilidad de dictarle clase a su hijo.  

 

No podíamos despedirnos del doctor Esguerra sin antes pedirle un consejo para nosotros los estudiantes, por supuesto. A lo cual respondió, con un poco de congoja por los recientes escándalos de corrupción que se han destapado en la Rama Judicial: “Que no dejen de querer el Derecho, no importa que vean, no importa que tengan que padecer. Si algo de eso que ven, no les gusta y no pueden aceptarlo, busquen cambiarlo. Sueñen con eso, sueñen con ser jueces o con ser abogados en cualquier rama de la profesión para buscar caminos hacia un mundo mejor, más justo y equitativo. Sueñen con obtener una sonrisa de satisfacción y gratitud de parte de aquellos por quiénes ustedes hicieron algo, lo demás viene por añadidura.”  

 

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