INTERNACIONAL
La réplica de Auschwitz en China
ABC DEL GENOCIDIO DEL SIGLO XXI
Varios medios de comunicación nacionales e internacionales y bastantes jefes de Estado han insistido que en Xinjiang, China, se está cometiendo un genocidio contra los uigures, una minoría étnica musulmana. Aquí le explicamos brevemente lo que está pasando y lo que varios organismos internacionales pueden hacer al respecto.
Fuente: DW español
Por: Geraldine Pardo e Isabela Blanco
¿Cuándo se comete un genocidio?
Se comete genocidio cuando, intencionalmente, se pretende destruir total o parcialmente un grupo específico de personas por sus características, ya sean étnicas, raciales o religiosas. Esta intención de destruir se materializa bien sea asesinando a los miembros del grupo, lesionando gravemente su integridad física o mental, sometiéndolos a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, impidiendo el nacimiento de individuos dentro del grupo o trasladando forzosamente a sus niños por fuera del mismo.
Este delito está tipificado en casi todas las legislaciones del mundo. A nivel internacional se encuentra consagrado en el artículo 6 del Estatuto de Roma y la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio de 1951.
Ejemplos de este delito son la matanza de los pueblos Herero y Namaqua en Namibia (1907-1915), el genocidio Armenio (1915-1923), El Holodomor (1932-1934), El Holocausto (1941-1945), el genocidio camboyano (1975-1979), la barbarie de Ruanda (1994), la masacre de Srebrenica (1995), entre otros.
¿Quiénes son los uigures?
Son una minoría étnica musulmana que se concentra principalmente en una región autónoma de China, llamada Región Autónoma Uigur de Xinjiang. También se encuentran presentes en Kirguistán, Uzbekistán y Kazajistán.
¿Qué les están haciendo a los uigures?
En septiembre de 2020 manifestantes denunciaron, a través de una carta, las violaciones sistemáticas de derechos humanos y el genocidio que está ocurriendo en Xinjiang, China. Los uigures o incluso personas que puedan tener características propias de esta comunidad, están siendo perseguidos por pertenecer a la religión musulmana.
Los uigures son trasladados a unos “campos de reeducación” (que son realmente campos de concentración) donde son uniformados y retenidos en contra de su voluntad. Allí se comenten torturas sistemáticas, esterilizaciones, abortos forzados, desapariciones, violaciones sistemáticas y sentencias de muerte selectivas. También, como lo afirma la denuncia de Uighur Human Rights Project y Genocide Watch, los miembros de esta etnia realizan trabajos forzosos (por ejemplo, en plantaciones de algodón con jornadas hasta catorce horas) y son sometidos a un extenso programa de adoctrinamiento político.
No obstante, parece que a estos campos de concentración no solo llegan uigures, sino cualquiera que no encaje en su régimen comunista. Por ejemplo, una mujer que fue entrevistada por BBC News confesó que fue víctima de tortura solo por descargar WhatsApp en su celular, pero que luego logró escapar y asilarse Kazajistán. Narró que, en múltiples ocasiones, fue golpeada con bastones de electricidad. Además, contó que cuando los periodistas visitan el lugar donde se encuentran recluidos, les advierten de antemano que deben mostrarse felices y no revelar cosas no deben saberse.
Como lo muestran las imágenes satelitales, la arquitectura de los “campos de reeducación” es igual a la de las cárceles: tienen doble muro, alambrado eléctrico de púas, torres de control y algunos miembros de las fuerzas militares alrededor. Asimismo, se observa que, días antes de cualquier visita de personas extranjeras, el Gobierno derriba todo aquello que haga a ese lugar parecer un centro de reclusión y una vez los visitantes se han ido, reconstruyen todo otra vez. Tales infraestructuras son casi idénticas al Auschwitz del Führer, como se muestra a continuación:
¿Cuándo empezó esto?
En su último día de gobierno, el expresidente Donald Trump acusó a China de cometer “genocidio y crímenes contra la humanidad” y afirmó haber encontrado evidencia de estas prácticas desde marzo de 2017. De igual forma, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas se ha pronunciado al respecto desde el 2018. No obstante, se estima que los “campos de reeducación” fueron creados en el 2014 y se multiplicaron a partir del 2017.
¿Cuántas personas han muerto allí?
A la fecha no ha sido posible encontrar cifras oficiales de la cantidad de muertos que ha dejado el genocidio. Sin embargo, según la Organización de Naciones Unidas y Newlines Institute for Strategy and Policy de Estados Unidos, se estima que más de un millón personas se encuentran recluidas en contra de su voluntad.
¿Qué ha dicho China?
China sostiene que estas prácticas de “educación vocacional y capacitación” son un mecanismo contra la radicalización y el terrorismo.
En una rueda de prensa, el Ministro de Relaciones Exteriores de China Wang Yi afirmó que las acusaciones de la comunidad internacional sobre la supuesta comisión de un genocidio eran absurdas y que solo se trataba de una gran mentira.
Nos adentramos a profundidad en la página web del Gobierno chino y es paradójico encontrar registros sobre todas sus actuaciones (conversaciones con otros presidentes, ruedas de prensa, discursos hasta de otros jefes de estado, entre otros), pero ningún tipo información sobre la comunidad uigur.
¿Qué ha dicho la comunidad internacional?
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden declaró que por sus acciones, el presidente de China, Xi Jinping era un mafioso. El centro Raoul Wallenberg de Derechos Humanos, el Congreso de los Países Bajos, el Reino Unido, la Unión Europa y el Newlines Institute for Strategy and Policy y hasta Mike Pompeo han afirmado que se trata de un genocidio porque su fin es destruir el grupo de uigures. Por el contrario Rusia, gran aliado del gigante asiático, ha expresado su total apoyo al gobierno chino.
Por su parte, Amnistía Internacional informó que se había filtrado un documento oficial del gobierno chino que incluía los datos personales, entre ellos sus hábitos religiosos y relaciones personales, de todas las personas que se encuentran residiendo en la Región Autónoma Uigur de Xinjiang para determinar si debían ser internados en estos campos. Informó, además, que si las personas allí recluidas lograban escapar, el gobierno chino sabe cómo localizarlos e intimidarlos y, finalmente, intenta llevarlos a los campos.
¿Qué dijo la Corte Penal Internacional?
La Corte Penal Internacional reconoció que carece de competencia para juzgar este asunto, puesto que China no ha ratificado el Estatuto de Roma, el instrumento internacional que crea el Tribunal. Si bien esta instancia judicial representa un gran avance para la humanidad, esta fue creada por los Estados y por lo tanto, no puede exceder su consentimiento. Hasta ahí, todo está claro.
Ahora bien, para saber más del tema entrevistamos a Rafael Arturo Prieto Sanjuán, abogado de la Universidad Libre, profesor de Derecho Internacional y Litigio Internacional de la Pontificia Universidad Javeriana, Doctor en Derecho Penal Internacional por la Universidad Panthéon – Assas París II, donde también obtuvo el título de Especialista y Magíster en Derecho Internacional Público. En esta medida, el doctor Prieto afirma que algunos uigures que llegan a estos “campos de reeducación” son personas que han sido deportadas desde Camboya y Tayikistán, países que sí son miembros de la Corte Penal Internacional. Entonces, en dado caso de que la Corte encuentre que el delito inició en alguna de estas dos Repúblicas (lo que parece suceder), la Corte tendría competencia territorial para juzgar la situación.
¿Qué puede hacer el Consejo de Seguridad?
Básicamente, nada. China, al ser uno de los cinco países permanentes en la organización, tiene poder de veto. Es decir, China, al igual que los otros cuatro países que tienen este poder, pueden bloquear cualquier resolución jurídicamente vinculante que no les guste o no les convenga. Entonces, si el Consejo de Seguridad toma la decisión de intervenir o hacer algo respecto de lo que está sucediendo en China, este país podría oponerse y vetar la resolución, a pesar de que los catorce miembros restantes estén a favor.
¿Y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU?
Tampoco puede hacer mucho, porque no tiene los poderes propios de un órgano judicial. Como órgano político, adopta resoluciones no vinculantes que son tenidas en cuenta para, por ejemplo, temas de cooperación internacional. Estas resoluciones no versan sobre individuos específicos, sino sobre el Estado en su totalidad. El Doctor Prieto comenta que no estuviéramos hablando de China sino de un país menos poderoso, tal vez estas resoluciones podrían impactar positivamente la situación.
¿Y la Corte Internacional de Justicia?
Es una buena alternativa. La Corte Internacional de Justicia, a diferencia de la Corte Penal Internacional, no establece la responsabilidad penal individual de las personas que cometen los delitos más graves, sino que establece si un Estado, en su conjunto, es internacionalmente responsable por hechos internacionalmente ilícitos que le sean atribuibles.
Casos de genocidio han sido invocados en esta instancia. Por ejemplo, en 1993, la República de Bosnia y Herzegovina demandó a la República Federativa de Yugoslavia por una controversia relativa a presuntas violaciones de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio. En su sentencia del 2007 la Corte Internacional de Justicia decidió que la masacre de Srebrenica era, en efecto, un genocidio y que Serbia, a pesar de no ser directamente responsable ni cómplice de dicho genocidio, era internacionalmente responsable por no haber evitado este que ocurriera y por no haber cooperado con el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia en el castigo a los autores del mismo (Ratko Mladić, por ejemplo).
Ahora bien, este caso, de igual forma, podría llegar a la Corte Internacional de Justicia, ya que China hace parte de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio desde 1983. Pero esto no es tan sencillo, pues es necesario que un Estado presente una demanda ante este Tribunal. ¿Qué Estado se atrevería a hacerlo? Posiblemente muy pocos, precisamente porque el poder económico y político de China podría afectar al país demandante.
¿Y entonces? ¿Que puede hacer la comunidad internacional?
El panorama es desalentador, eso es cierto. No obstante, el Doctor Prieto reconoce que el valor de la sociedad civil es fundamental. Organizaciones como Human Rights Watch y Amnistía Internacional, así como la capacidad de presión que puede ser ejercida por parte de la población civil y otros jefes de Estado pueden incidir en el rumbo de los uigures.